“Puede pasar que tengas un día programado y de golpe te llaman y te dicen ‘me mordió al perro una yarará’ y tenés que cancelar todo e irte a donde está porque tenés horas”, cuenta Leila Peluso, la primera veterinaria en lancha. Hace 5 años viaja por el Delta para atender a los animales de la zona.
Leila tiene 29 años, es graduada de La Universidad del Salvador y comenzó con su proyecto de veterinaria a domicilio en el Delta viajando en lancha colectiva. Con el tiempo logró comprarse un pequeño gomón para trasladarse. Sin embargo, ese medio de transporte le generaba muchas dificultades, sobre todo en invierno, con el frío intenso acompañado muchas veces de lluvia.
La complejidad para trasladar todo el equipo médico necesario y a los animales, sobre todo los de gran porte, hacían que la actividad fuera muchas veces cuesta arriba.
Fue entonces que después de mucho esfuerzo y cuatro años de trabajo intenso que pudo adquirir una lancha cabinada, especialmente equipada como ambulancia para la intervención de los diversos animales del Delta. Así nació su consultorio veterinario flotante, desde donde atiende a clientes diseminados en una amplia región del Delta: desde Tigre hasta la isla Martín García.
Abandonó a su perra con una mochila llena de juguetes, comida y una nota que se volvió viral
La lancha veterinaria flotante es la primera en la isla y resulta fundamental porque los animales se estresan mucho al ser trasladados en el agua o incluso hay muchas personas que no cuentan con los medios para movilizarse.
En general atiende a perros y gatos, pero a veces le toca asistir a animales de granja como gallinas, cabras, ovejas, caballos, vacas. También puede llegar alguna consulta por animales exóticos propios del Delta como biguás lastimados por anzuelos, carpinchos, nutrias.
“Desde que tengo uso de razón que me encantan los animales”, enfatizó Leila en diálogo con Perfil. Mucha gente se sorprende al verla capitanear su embarcación, pero ella está vinculada a mundo acuático desde siempre. Su familia tiene un comercio de indumentaria para deportes náuticos y desde allí fue forjándose su amor al río.
En un principio su amor por los animales la hizo dudar entre estudiar biología marina o veterinaria, pero como no quería alejarse de su familia, optó por dedicarse a la medicina veterinaria. “Me alegra que la gente esté contenta con mi forma de actuar, con mi forma de tratar a los animales, todos los días agradezco eso y me llena mucho el alma”, destacó.
“Los días que hay sol y estoy navegando en la lancha y voy hacia mi siguiente paciente soy inmensamente feliz”, sostuvo con emoción. “Quiero brindarle los mayores servicios que pueda a la gente del Delta y poder facilitarle la vida con los animales, quisiera poder ofrecer un quirófano en la isla o lograr brindar en un futuro un lugar de atención las 24 horas”, concluyó.
RB / MCP
