Argentina es un país históricamente productor de materias primas agrícolas y carne vacuna. En los últimos años ha tenido un fuerte crecimiento de la producción avícola y en menor medida la producción porcina y tiene la posibilidad de desarrollar otras carnes como la ovina y caprina.
La producción de carnes equivalente media res del año 2020 supero los 6.256.000 ton. Si tenemos en cuenta la población del país, da un resultado de 137,9 kilos per capita producidos. Del total de la producción, se exportaron 1.119.000 ton que equivalen a 26,3 kilos per capita, dejando para el consumo interno 111,6 kilos per capita.
Pocos países en el mundo consumen esta cantidad de carne. Como se trata de un promedio, hay personas que consumen más y muchas que consumen menos carne per capita por año. Un dato que es muy triste es la pobreza en Argentina.
El consumo de carne de cerdo creció 100% en 10 años.
Los índices han subido en los últimos años y en el 2020 según INDEC la pobreza llego al 42% y la indigencia al 10,5% de la población. Los datos actuales son peores y cuando nos enfocamos en los menores de 14 años los porcentajes superan el 63% y llegan a la cifra de 7 millones de chicos en la pobreza o aun peor, en la indigencia.
Demanda de consumo de carne para los chicos
Tomando datos de FAO y otras instituciones, un chico entre 0 y 14 años debe consumir en promedio 50 gramos por día de proteína cárnica de calidad. Cuando ésta cantidad la transformamos en su equivalente a media res, nos da un consumo de 60 g/dia.
En un mes, los 7 millones de chicos tendrían un consumo total de 12.600 ton, y en un año 151.200 ton, que equivale al 2,4% del total producido.
El consumo interno de carne de pollo es el más alto de los últimos 5 años.
Surge una contradicción cuando vemos que Argentina tiene una de las producciones más altas del mundo de carnes por habitante y existe una parte de la población que no alcanza a consumir las necesidades mínimas. Solucionarlo es el desafío.
¿Cómo llegar al consumo directo de los chicos?
La difícil situación social por la que atravesamos, está marcando que muchos de estos chicos tienen una comida diaria en la escuela y ahí es donde podría empezar la primera línea de llegada con proteína cárnica de “calidad” para empezar a cubrir los requerimientos.
Otra forma de llegar serían los comedores populares, donde la gran mayoría de los que participan son chicos con sus madres.
La última a través de la tarjeta “Alimentar” que contemple la posibilidad de adquirir, sin costo, 60 gramos diarios por cada chico del grupo familiar. La distribución debería ser en todo el territorio nacional y todos los menores de 14 años deben tener garantizado el consumo de proteína cárnica.
¿Cómo financiarlo?
Una propuesta para enriquecer sería que las 12.600 toneladas necesarias mensuales se puedan financiar en un 70%, con lo que el Estado cobra de derechos de exportación de las carnes y el 30% restante, con el aporte compartido entre los productores y la industria faenadora (0,37% de los kilos de las entregas de animales a faena, para cada una de las partes).
El siguiente cuadro expresa las toneladas requeridas de carnes anuales y mensuales para abastecer las necesidades de los chicos pobres hasta los 14 años. El porcentaje de las retenciones está calculado teniendo en cuenta la cantidad exportada en el 2020 y las diferencias de retenciones para la carne vacuna y aviar (9%) y para la porcina y ovina (5%).
Finalmente, el aporte tanto de la producción, como de la industria, está calculado en la diferencia que queda después de descontar las retenciones. Para una mejor interpretación, los valores se expresan en toneladas equivalente media res.
Conclusión
Vivimos en un país con desigualdades sociales, pero la falta de alimentación de proteína cárnica de 7.000.000 de chicos hasta 14 años es una deuda urgente a resolver y tendríamos la posibilidad de solucionarlo de forma rápida.
En este tema no debe existir la grieta política que todo lo desgasta y nada aporta. El Sector de las Carnes en Argentina sabe producir, está fuertemente comprometido con el país y lo seguirá haciendo, pero hay un nuevo reto que se debe asumir.
Sería interesante tener una mirada similar en otros sectores, como la producción láctea, la producción pesquera, la producción de huevos y la de frutas y verduras, ya que una alimentación saludable es la combinación correcta y adecuada de los diferentes nutrientes.
Juan Luis Uccelli es Ingeniero Zootecnista y titular de JLU Consultora
LM