VACACIONES EN TIEMPOS DE AJUSTE

Una semana en las sierras, prueba de fuego para la economía familiar

Datos de hoteles y complejos de cabañas muestran que seis noches de alojamiento para una familia de cuatro integrantes, en temporada alta, pueden demandar entre el 30% y el 100% de sus ingresos mensuales. El costo del combustible es el factor clave para que ir en auto a Brasil no sea más barato que quedarse en nuestras montañas.

Seis noches de alojamiento para una familia tipo, en temporada alta, pueden demandar entre el 30% y el 100% de sus ingresos mensuales. Foto: CEDOC PERFIL

Salir de vacaciones dejó de ser una pregunta logística —¿a dónde vamos?, ¿cuántos días?— para convertirse en una ecuación íntima y, muchas veces, incómoda: ¿alcanza?, ¿vale la pena?, ¿nos endeudamos? La pregunta no surgió de una hipótesis previa ni de un informe técnico, sino de una experiencia personal: buscar precios para una semana de descanso familiar y descubrir que, aun con dos ingresos, el número final resultaba difícil de asimilar.

Ese ejercicio doméstico —abrir páginas web, comparar hoteles, simular fechas— terminó convirtiéndose en una investigación. Lo que parecía una búsqueda puntual reveló una tendencia más amplia: en Córdoba, vacacionar se volvió una decisión cada vez más restrictiva para familias que, al menos en los papeles, forman parte de la clase media. El descanso anual se transformó en un cálculo fino, atravesado por el ingreso disponible y la resignación.

Para poner números a esa sensación, Perfil Córdoba realizó un relevamiento de precios de alojamiento para enero de 2026 en los principales corredores turísticos de la provincia. El criterio fue deliberadamente sencillo y comparable: una semana de vacaciones (seis noches), para una familia tipo —dos adultos y dos niños—, en alojamientos de nivel medio, con desayuno incluido y precios publicados online, sin consultas privadas ni promociones especiales.

Se descartaron las opciones más económicas —como campings, hosterías y hostels— y también las de alta gama que no hacen públicos los precios. El resultado es elocuente: vacacionar en las sierras cuesta hoy desde unos 750 mil pesos hasta valores que duplican esa cifra, según el destino y la demanda.

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En localidades como Villa Carlos Paz, Villa General Belgrano, La Cumbre o Mina Clavero, los promedios se ubican por encima del millón de pesos sólo en alojamiento. Incluso en plazas consideradas históricamente más accesibles, como algunos puntos de Sierras Chicas, difícilmente se baja de los 750 mil pesos.

No alcanza

Esos números adquieren otra dimensión cuando se los cruza con los ingresos reales. A partir de datos oficiales de salarios del sector privado registrado y del sector público provincial —ponderados según el peso que cada uno tiene en el mercado laboral cordobés— el ingreso mensual promedio por trabajador ronda los 1,34 millones de pesos. En un hogar donde ambos integrantes del matrimonio trabajan, el ingreso familiar se ubica así cerca de los 2,7 millones mensuales.

Traducido a términos cotidianos: una semana de vacaciones en Córdoba puede insumir el 30% del ingreso mensual de una familia tipo. Pero, en casos algo más costosos (no lujosos), el costo del alojamiento se acerca peligrosamente al equivalente de un sueldo completo. Y, si a eso le sumamos transporte, comidas y actividades, un rubro cada vez más difícil de estimar en un contexto de precios volátiles, pueden ser dos los salarios que se pueden evaporar en esos días de descanso.

No es extraño, entonces, que la planificación vacacional haya dejado de ser una rutina para convertirse en una decisión estratégica, tomada con meses de anticipación y calculadora en mano.

Brasil, lejos

La comparación inevitable aparece cada verano. Florianópolis, Camboriú, Ingleses o Torres siguen figurando entre las principales alternativas para los cordobeses, más en un contexto en el que el valor del dólar está depreciado y relativamente estable. El mismo ejercicio metodológico muestra que el costo de seis noches de alojamiento de nivel medio en el sur brasileño oscila entre 1,2 y 1,7 millones de pesos.

La diferencia existe, pero no es tan amplia. Brasil no resulta más barato cuando se suman todos los costos reales: sólo en combustible, hay que pensar en un gasto de $ 375.000 (considerando el consumo promedio de un vehículo naftero, abastecido con nafta súper y los 2.600 kilómetros que, en ida y vuelta, hay que hacer para visitar Florianópolis). Y también habría que sumar peajes, seguro obligatorio para circular y, para ser prudentes, dos noches de hotel en ruta.

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Sin embargo, también se puede concluir que no es mucho más caro que vacacionar en los destinos serranos más demandados. La brecha, en muchos casos, es menor a la que indican los prejuicios. Ahí aparece una segunda lectura, quizás la más reveladora: cuando el esfuerzo económico es alto de cualquier manera, la elección deja de ser puramente monetaria y pasa a ser aspiracional. Por una diferencia que no siempre resulta decisiva, muchas familias optan por playas amplias, un mar de aguas cálidas, infraestructura turística consolidada y la sensación —no menor— de estar “saliendo del país”.

Ni con el aguinaldo

El dato más contundente surge al mirar el aguinaldo. Incluso destinando íntegramente los dos medios sueldos anuales, una familia promedio no logra cubrir el costo total de un viaje a Brasil. Y para quedarse en las Sierras, en muchos casos, apenas alcanza. El descanso, paradójicamente, ya no se paga con tiempo libre sino con ahorro previo, endeudamiento o, directamente, con la decisión de no salir.

En ese contexto, el turismo interno enfrenta una tensión estructural. Córdoba sigue siendo uno de los principales destinos del país, pero ya no tan accesible para una parte de sus propios habitantes. Los precios acompañaron la inflación general, pero los ingresos reales corrieron detrás. El resultado es una provincia turística que muchos cordobeses miran desde afuera.

No se trata sólo de elegir entre río o mar. Se trata de qué lugar ocupa hoy el derecho al descanso en la vida cotidiana. Para una porción creciente de la clase media, vacacionar dejó de ser un hábito anual y pasó a ser una excepción. Y en esa comparación silenciosa entre quedarse o cruzar la frontera se juega algo más que una temporada turística: se juega la posibilidad de que una semana de descanso fuera de casa siga siendo parte de la vida común y no un privilegio cada vez más selectivo.

Cómo se hizo el relevamiento

El criterio fue uniforme: seis noches de estadía (del 17 al 23 de enero de 2026) para cuatro personas —dos adultos y dos niños— en alojamientos de nivel medio, con desayuno incluido. Se priorizaron hoteles y complejos de cabañas que publican tarifas finales y claras en sus sitios oficiales. Sólo en casos excepcionales se recurrió a plataformas de reservas cuando la web del establecimiento no informaba precios.

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En Córdoba se relevaron 31 alojamientos representativos de los principales corredores turísticos e incluyó a Villa Carlos Paz, Cosquín, La Falda, Villa Giardino, Valle Hermoso, Capilla del Monte y La Cumbre (Punilla); Villa General Belgrano, Santa Rosa, Villa Rumipal y Embalse (Calamuchita); Mina Clavero, Villa Cura Brochero, San Javier y Villa Las Rosas (Traslasierra); Río Ceballos y Salsipuedes (Sierras Chicas); y Miramar de Ansenuza. Para cada ciudad se seleccionó una cantidad de establecimientos proporcional a su oferta turística.

La comparación con Brasil se realizó sobre destinos frecuentemente elegidos por turistas cordobeses —Florianópolis, Ingleses, Camboriú y Torres— bajo el mismo criterio de alojamiento (se relevaron siete establecimientos), con un tipo de cambio de referencia de 1.440 pesos por dólar. A esos costos se sumó una estimación del viaje en auto desde Córdoba capital (valor de referencia del litro de nafta súper: $1.730).

Los ingresos familiares utilizados para el análisis surgen de datos oficiales de salarios del sector privado registrado y del sector público provincial, ponderados según el peso relativo de cada sector en el mercado laboral cordobés. El relevamiento no pretende fijar precios definitivos ni agotar la oferta turística disponible, sino ofrecer una fotografía consistente y comparable del costo real que enfrenta hoy una familia cordobesa promedio al momento de planificar sus vacaciones.

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Tomando siempre como referencia seis noches de alojamiento en temporada alta (enero de 2026) para una familia tipo, en establecimientos de nivel medio con desayuno, los promedios de los precios publicados online muestran que el costo de vacacionar en la provincia se mueve dentro de un rango alto y relativamente homogéneo.

Calamuchita (Villa General Belgrano, Santa Rosa de Calamuchita, Villa Rumipal, Embalse): rango de $850.000 a $1.300.000 en promedio, liderado por Villa General Belgrano.

Punilla (Villa Carlos Paz, Cosquín, La Falda, Villa Giardino, Valle Hermoso, Capilla del Monte, La Cumbre): promedios entre $800.000 y $1.200.000, con los valores más altos concentrados en Carlos Paz y La Cumbre.

Traslasierra (Mina Clavero, Villa Cura Brochero, San Javier, Villa Las Rosas): valores promedio entre $750.000 y $1.100.000, con mayor dispersión según localidad.

Sierras Chicas (Río Ceballos, Salsipuedes): promedios entre $750.000 y $850.000, con oferta más acotada.

Por fuera de los cordones montañosos, Miramar de Ansenuza sigue creciendo en oferta y demanda. Allí, el promedio es de $1.000.000, en línea con destinos serranos consolidados.

En todos los casos, los montos no incluyen transporte, comidas ni actividades.