Giro estratégico de los dos principales candidatos presidenciales en Chile
Jeannette Jara, la representante de la izquierda y el oficialismo, hizo un cambio pragmático e incorporó los polémicos temas de la seguridad y los inmigrantes a su campaña con vistas a las elecciones del 16 de noviembre. El líder de la derecha chilena, José Antonio Kast, se muestra más moderado en sus discursos y recurre a temas sociales. Ambos buscan desprenderse de las etiquetas partidarias para así poder captar a los sectores de centro, que van a definir los próximos comicios.
Las nuevas demandas del electorado y el escenario político del país, que replica lo que ocurre en gran parte de Latinoamérica, llevó a los dos candidatos que encabezan las encuestas para las elecciones presidenciales del domingo 16 de noviembre en Chile a dar un drástico giro en sus estrategias de campaña.
Jeannette Jara, del Partido Comunista, y José Antonio Kast, de la derecha conservadora chilena, fueron rotando en sus propuestas, buscando más empatía con el electorado joven y desprendiéndose de las etiquetas partidarias.
Jara comenzó a darle relevancia al tema de la inseguridad y la inmigración, asuntos que hasta ahora no figuraban como temas fuertes de su agenda. Incluso llegó a decir que dejaría el Partido Comunista si ganaba las elecciones, ya que su deseo era gobernar para todos los chilenos y no para cuestiones partidarias.
Kast, que siempre remarcó el tema de mano dura contra la delincuencia y la inmigración descontrolada, se fue moderando y recuperando algunas cuestiones sociales, un punto esencial para captar a los electores del centro.
Izquierda. Jara, la candidata del Partido Comunista y exministra del Trabajo de Gabriel Boric, el actual presidente, ha realizado un giro pragmático al poner la seguridad pública como eje central de su campaña, buscando diferenciar su propuesta de la percibida lentitud o ambigüedad del actual gobierno de izquierda en este tema.
La exministra, que ahora sostiene “seguridad prioritaria desde el día uno”, propone el combate a la delincuencia y el fortalecimiento de la seguridad pública, un reconocimiento del tema más demandado por la ciudadanía.
En su programa final, Jara se comprometió a realizar un gasto adicional de aproximadamente un 0,2% del Producto Bruto Interno (PBI), estimado entre 650 y 800 millones de dólares anuales, destinado exclusivamente a seguridad y prevención.
La propuesta que más ha marcado su distanciamiento del discurso tradicional es de entregar armas no letales (como tasers o gas pimienta) a los guardias de seguridad municipales, reconociendo que actualmente están “desprotegidos”. Esto representa un cambio sustancial para una candidata de la izquierda chilena.
Además, proclama la “seguridad inteligente” para poner el acento en el levantamiento del secreto bancario y así seguir el rastro del dinero y desarticular las redes financieras del narcotráfico y el crimen organizado.
También ha endurecido su discurso sobre la migración irregular, comprometiéndose a realizar expulsiones efectivas y a normalizar las relaciones diplomáticas con países como Venezuela para asegurar los retornos, reconociendo públicamente que existían “prejuicios” en su sector que dificultaban la adopción de medidas más drásticas.
Derecha. Kast ha intentado activamente moderar su discurso original y sus propuestas más extremas para consolidar el apoyo del electorado de derecha tradicional (que en este ciclo se inclinó hacia Evelyn Matthei) y evitar el rechazo que le impidió ganar en 2021.
El dirigente adoptó un lenguaje menos estridente, diferenciándose de figuras más rupturistas. Su mensaje se centra en la eficiencia, la recuperación del orden y la “fuerza del cambio”, buscando una conexión más amplia que el nicho ultraconservador.
Consciente de que los temas tradicionales de la derecha le restaron apoyo en 2021, el candidato busca enfocarse en la urgencia social y económica. Una frase clave en este cambio fue su afirmación de que “jamás me metería en la cama de alguien” (al discutir temas como el aborto), buscando bajar la intensidad de su conservadurismo personal.
En lugar de centrar su ataque solo en la izquierda, Kast puso énfasis en la eliminación de la burocracia, la reducción de los “apitutados” (personas designadas sin mérito) y la fiscalización del Estado, un mensaje que resuena con un electorado de centro-derecha cansado de la ineficiencia.
Aunque mantiene sus ejes de seguridad y rebajas tributarias, su programa es ahora menos “ensayístico” (como se criticó el anterior) y más estructurado en torno a emergencias (seguridad y economía). La moderación busca ser un puente hacia el electorado que no comulga con la ultraderecha, pero que está frustrado con el actual gobierno.
De esta manera, ambos candidatos se están deslizando hacia el centro: Jara lo hace con la agenda de seguridad, un tema que históricamente ha sido dominado por la derecha, y Kast con el tono y el énfasis pragmático de su programa, intentando ser percibido como la opción seria y ejecutable de la oposición.
Balotaje, con un libertario en ascenso
A una semana de las elecciones presidenciales en Chile, los sondeos proyectan un escenario de alta fragmentación y una contienda electoral que parece inevitablemente destinada a una segunda vuelta.
La polarización se mantiene entre la candidata de la izquierda, Jeannette Jara, y el aspirante de la derecha, José Antonio Kast, mientras que el candidato libertario, Johannes Kaiser, emerge como la sorpresa de la recta final.
Jara se consolida como la candidata con mayor intención de voto en primera vuelta, liderando algunos sondeos con cifras del 26% al 33%. Kast se mantiene como el principal opositor, aunque su apoyo ha mostrado una ligera tendencia a la baja en las últimas semanas, fluctuando entre el 21% y 23%.
Kaiser, del Partido Libertario, extrema derecha, es la gran sorpresa, mostrando un alza sostenida que lo ubica en el tercer lugar con el 15% de intención de voto, superando a la candidata de la derecha tradicional, Evelyn Matthei, que está en el 14%.
Los demás candidatos están bastante más alejados. Franco Parisi (8%), Harold Mayne-Nicholls (5%), Eduardo Artés (1%) y Marco Enríquez-Ominami (1%).
El que llama la atención es Kaiser, y lo hace con propuestas extremistas. Ayer defendió el uso de la fuerza letal contra criminales y aseguró que enviaría a las cárceles de Nayib Bukele, en El Salvador, a los inmigrantes indocumentados con antecedentes penales.
Su programa combina la mano dura para combatir la delincuencia y la migración irregular, con medidas económicas ultraliberales y un discurso conservador en lo social.
Kaiser saltó a la fama en Chile hace unos años por polémicos comentarios en YouTube, donde cuestionó el derecho al voto de las mujeres e ironizó sobre casos de violación y víctimas de la dictadura de Augusto Pinochet.
El candidato, de 49 años, defiende la dictadura de Pinochet, pero ahora se niega a hablar de él: “Estoy cansado del temita”, dice molesto. Propone eliminar los ministerios de Educación, Mujer y Medio Ambiente.
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