INTERNACIONAL
Escalada en el Caribe

A contrarreloj, Maduro activó su ofensiva diplomática para contener a Trump

El gobierno de Venezuela desplegó en pocas horas una ofensiva diplomática ante la ONU y sus aliados estratégicos para frenar una escalada que combina sanciones, presión militar y disputa geopolítica en el Caribe.

Centro militar Fuerte Tiuna en Caracas Venezuela 07122025
Centro militar Fuerte Tiuna en Caracas Venezuela | AFP

La escalada entre Estados Unidos y Venezuela entró esta semana en una fase más peligrosa. A las sanciones petroleras y al bloqueo anunciado por el Donald Trump se sumaron movimientos navales en el Caribe, escoltas militares a buques venezolanos y, en cuestión de horas, una intensa ofensiva diplomática de Nicolás Maduro para intentar frenar un escenario de confrontación abierta. La denuncia formal ante el Consejo de Seguridad de la ONU, presentada el miércoles por la noche, fue el último eslabón de una secuencia vertiginosa.

Cronología de la escalada entre Venezuela y Trump

El conflicto dejó de limitarse a la presión económica luego de que Caracas denunciara "ejecuciones extrajudiciales" durante los bombardeos en aguas venezolanas. El martes pasado Trump calificó a Maduro y su cúpula como una "organización internacional terrorista" y ordenó un bloqueo total contra los buques petroleros sancionados que entren o salgan de Venezuela. Horas después, Estados Unidos incautó un barco con casi dos millones de barriles de crudo con destino a Asia.

La respuesta fue inmediata. Entre la noche del martes y este miércoles 17 de diciembre, la Armada venezolana comenzó a escoltar embarcaciones que zarpaban del puerto de José con derivados de petróleo rumbo a mercados asiáticos, principalmente China. Según reconstruyó el New York Times, los buques no figuraban en la lista actual de sancionados, pero Washington seguía de cerca los movimientos y evaluaba "varios cursos de acción". Desde ese momento, el riesgo de un accionar bélico en el Caribe dejó de ser una hipótesis abstracta, e incluso voces como la de el presentador Tucker Carlson amplificaron el rumor de que una intervención militar directa de EE.UU. en territorio venezolano era inminente.

Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite

El periodista ultraconservador Tucker Carlson aseguró que Donald Trump anunciará esta noche la guerra con Venezuela

La ofensiva diplomática de Maduro

En paralelo, el gobierno de Maduro activó su frente diplomático a lo largo de la jornada. El presidente venezolano habló por teléfono con el secretario general de la ONU, António Guterres, para alertar sobre "la escalada de amenazas" y sus implicancias para la paz regional. Por su parte, el canciller venezolano Iván Gil Pinto mantuvo una conversación con su par chino, Wang Yi, y transmitió un mensaje directo a Xi Jinping, según indicó en su canal de Telegram. Beijing, por su lado, expresó su "solidaridad y apoyo firme" a Venezuela en la defensa de su soberanía y del derecho internacional. Mientras que la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, llamó a evitar "un derramamiento de sangre".

Recién después de esos contactos, Caracas dio el salto institucional: a las 21.40 del miércoles denunció a Estados Unidos ante el Consejo de Seguridad de la ONU por una "agresión abierta y criminal" y pidió una reunión urgente del organismo. En el texto, acusó a Washington de violar la Carta de las Naciones Unidas y de buscar apropiarse de los recursos petroleros venezolanos mediante una pretensión "colonial". La jugada, en tanto, no apuntó a una condena inmediata —Estados Unidos tiene poder de veto— sino a internacionalizar el conflicto, ganar tiempo y elevar el costo político de cualquier acción directa.

17122025 Nicolas Maduro
Nicolás Maduro. Participó del homenaje a Simón Bolivar este miércoles en plena escalada en el Caribe.

El "corolario Trump" y su nueva estrategia de seguridad

El momento no es casual. El viernes pasado, el Departamento de Estado publicó la nueva Estrategia de Seguridad Nacional de Estados Unidos, que vuelve a colocar a Iberoamérica en el centro del tablero geopolítico. Definida en Washington como el "corolario Trump de la doctrina Monroe" —ya bautizada informalmente como doctrina Donroe por la letra inicial del nombre del mandatario—, el documento presenta a la región como origen de algunas de las principales amenazas para Estados Unidos: migración, narcotráfico, crimen transnacional y la expansión de China.

"Queremos garantizar que el Hemisferio Occidental permanezca suficientemente bien gobernado y razonablemente estable para impedir y desalentar la migración masiva a Estados Unidos; queremos un hemisferio que coopere contra los narcoterroristas y que se mantenga libre de incursiones hostiles extranjeras", reza el texto. El mensaje es claro: cooperación mediante incentivos económicos o presión —incluida la militar— si esa cooperación no llega.

En tanto, Venezuela aparece como el objetivo prioritario de esa redefinición estratégica. En el país confluyen todos los factores de interés estadounidense: las mayores reservas de petróleo del mundo, flujos migratorios masivos, vínculos con redes de delincuencia transnacional, cercanía con China y Rusia; y un gobierno que Washington considera ilegítimo, especialmente tras la negativa de Maduro de publicar las actas electorales tras las presidenciales de julio de 2024.

Estados Unidos refuerza su presencia militar en Ecuador con el envío de aviones y equipamiento a la base de Manta

La opinión de Tokatlian, Sanahuja y Malamud

Para el internacionalista Juan Gabriel Tokatlian, este giro marca el pasaje de una lógica de hegemonía a una de disciplinamiento donde América Latina vuelve a ser pensada como zona de control estratégico. "Ya no se trata de hegemonía o influencia, sino de disciplinamiento y dominación. ‘Este es nuestro hemisferio’, dicen. No sabía que nos poseían; somos una zona de influencia, no parte de Estados Unidos, y sin embargo eso ya no causa ni siquiera perplejidad", sostuvo este miércoles durante la presentación de la revista Global Affairs, del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI), de la que participó PERFIL.

En paralelo, el "silencio europeo" frente a la escalada en el Caribe —según declaró el canciller ruso Segrei Lavrov— refuerza esa lectura. Mientras Rusia expresó su preocupación por las "acciones belicosas" de Estados Unidos en el Caribe pero juega sus cartas con Trump en Ucrania, China quedó directamente involucrada: recibe alrededor del 80% del crudo venezolano y sería el actor más afectado por una caída abrupta de las exportaciones.

Para el reconocido internacionalista español, José Antonio Sanahuja, el episodio encaja en lo que define como un "interregno" del orden internacional. "Vivimos una ‘guerra de interregno’ y en ese período emergen fenómenos mórbidos. Está marcada por el uso ilegal de la fuerza, guerras de agresión y una creciente securitización a escala global", sumó como parte de su disertación virtual.

Sanahuja advirtió además que la crisis actual combina inestabilidad sistémica, erosión de la legitimidad del orden liberal (enmarcado en la desconfianza a instituciones internacionales y cuestionamientos de países emergentes) y una policrisis que incluye desigualdad, crisis climática y desafección ciudadana, un terreno fértil para el ascenso de las derechas y nuevas formas de autoritarismo. "Trump es uno de los monstruos de ese interregno", agregó en el encuentro moderado por el presidente del CARI, Francisco de Santibañes.

Marco Rubio
Donald Trump y el jefe de la diplomacia estadounidense, Marco Rubio.

Por otro lado, la ofensiva sobre Venezuela también se inscribe en la lógica político-electoral interna de Estados Unidos, de cara al rearmado estratégico del trumpismo de cara a la sucesión de Trump (que no podrá ir por la reelección excepto que cambie la carta magna). Como señaló el politólogo Andrés Malamud, la presión sobre Caracas forma parte de una ecuación mayor en el Caribe: si cae Venezuela, el siguiente objetivo sería Cuba, y quien logre "democratizar" la isla se quedaría con los laureles políticos en Estados Unidos.

En ese esquema, el secretario de Estado Marco Rubio encarna la línea dura hemisférica del nuevo gobierno de Donald Trump y que se contradice con otros sectores del MAGA y del America First que, en cambio, abogan por la no intervención extranjera. Mientras que otros sectores del Partido Republicano, como el que representa el vicepresidente J.D. Vance, advierten sobre el riesgo de una intervención prolongada que derive en una guerra interminable, al estilo de un "Irak 2".

En ese tablero inestable, Maduro juega una partida defensiva. La combinación de escoltas de la Armada venezolana y la diplomacia acelerada no busca ganar la pulseada con la primera potencia militar global, sino evitar una derrota inmediata. E incluso contener una escalada que podría desbordarse. Trump, en cambio, pisó el acelerador en la redefinición de la relación con una región estratégica, que volvió a convertirse en menos de un año en el centro de la política exterior estadounidense.