Sánchez acorralado

La presión interna en el socialismo profundiza la crisis del gobierno español

La actual crisis con indiscutibles puntos de contacto con el caso de los cuadernos pone en jaque al gobierno de Pedro Sánchez, quien ya había tenido que afrontar otros casos que lo rozaban. En esta oportunidad, el cuestionado es una de sus manos derechas, el ministro Santos Cerdán. Ayer, el presidente se disculpó por la situación y dijo que no adelantaría las elecciones. Sin embargo, desde su propio partido se alzaron voces para reclamar nuevos comicios.

Acorralado. Dirigentes del PSOE llaman a una renovación que afectaría al propio Sánchez. Foto: cedoc

La corrupción es un mal que se va tornando endémico en la política española. Algo que parece ir a contramano de una gestión que tiene al menos dos indudables éxitos: el freno del avance de la ultraderecha y buenos datos económicos que sostienen a uno de los pocos gobiernos de la centroizquierda continental que tiene logros para mostrar en los últimos años. 

Las crisis anteriores que rozaron al presidente Pedro Sánchez llegaron incluso hasta su propia familia, dado que inculpaban a su propia esposa, Begoña Gómez. Pero nunca fue tan complejo como en el actual caso.

La crisis estalló con la implicación de Santos Cerdán, hasta ahora secretario de Organización del PSOE, en un presunto caso de corrupción. Un informe policial señala que Cerdán podría haber gestionado comisiones en adjudicaciones de obras públicas en favor del exministro socialista José Luis Ábalos y un exasesor de este. 

“Quiero pedir perdón porque hasta esta misma mañana yo estaba convencido de la integridad de Santos Cerdán”, dijo Sánchez en rueda de prensa. Agregó que, aunque “no conocía absolutamente nada” sobre las presuntas irregularidades hasta este mismo jueves, nunca debió “confiar” en Cerdán.

Según el informe de la UCO, la unidad de la Policía Nacional que investigó el hecho, Cerdán se encargó de “gestionar los presuntos pagos” que recibieron José Luis Ábalos, exministro de Transportes, y Koldo García, asesor del mismo, de la empresa Acciona, a quien le otorgaron varias obras, y que ascenderían a 620 mil euros.

Al conocer este informe de la Guardia Civil, Pedro Sánchez exigió la renuncia de Cerdán, quien dimitió de su cargo y anunció que renunciará a su banca de diputado.

Los audios suponen un antes y un después y exigen una respuesta mucho más rápida y contundente. Este es un pedido que manifestaron a la prensa española distintos miembros del propio PSOE, barones, alcaldes, diputados y senadores. Lo que Sánchez planteó por ahora es una reestructuración de la dirección del PSOE y una autoría externa de las cuentas socialistas, para disipar las sospechas de financiación ilegal. Muchos de sus propios compañeros consideran que se trata de una reforma a todas luces insuficiente.

En sus discupas públicas, Sánchez dijo: “Pido disculpas a toda la ciudadanía, a los militantes y simpatizantes del PSOE.

No existe la corrupción cero. Pero sí debe existir la tolerancia cero cuando esta se produce.

Seguiré trabajando por lo que siempre he defendido: la política limpia y la regeneración democrática”.

Informe policial. El informe que desató la crisis describe el funcionamiento de una organización criminal en la cúpula del PSOE. El líder socialista se ampara en su desconocimiento y circunscribe al partido a su reacción pese a que las obras fueron adjudicadas por el gobierno.

Contra Sánchez empiezan a alzarse algunas voces en el PSOE. El alcalde socialista de Mérida reclama un congreso extraordinario y que el actual líder no se presente. El de León fue en la misma línea, llamando a una renovación profunda. Reclama “un nuevo tiempo” y se pregunta con quién llegaron a la cúpula del partido los políticos señalados por la UCO. “Alguien tendrá algo que ver”, ha afirmado José Antonio Díez.

El presidente del gobierno llamó a una auditoría interna, pero su anuncio aparece como insuficiente aún para los camaradas de su fuerza política. El secretario general del PSOE de Castilla y León, Carlos Martínez, ha admitido este viernes que el informe de la UCO que ha supuesto la dimisión del exsecretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, por el supuesto cobro de comisiones ilegales, afecta a la “credibilidad” del partido y de la política.

No obstante, ha defendido que el PSOE, como partido con “unos reglamentos claros en los que se garantiza total y absolutamente la transparencia en cada uno de los procesos orgánicos”, ha actuado de manera “ejemplar”.

“Hemos pasado desde la incredulidad, a la decepción, a la indignación y el enojo”.

El mismo Pedro Sánchez estaba convencido que el próximo ciclo electoral sería en 2027. Sin embargo, la actual crisis promete crecer en os próximos días y puede terminar con el final menos deseado por el oficialismo y màs deseado por la oposición.

 

Vox se manifestó en la sede del PSOE

La noche del viernes y la madrugada de ayer fueron convulsionadas en Madrid, a medida que se iban sabiendo las novedades de la crisis que afecta al gobierno de Pedro Sánchez.

La bandera negra con la leyenda “Todos a la cárcel” fue el centro de una manifestación  que tuvo a la cabeza a Santiago Abascal, el líder de Vox.

Entre banderas de España constitucionales, preconstitucionales y de la Cruz Roja de Borgoña, bajo consignas como “Pedro Sánchez a prisión”, “o “no es un presidente, es un delincuente”, los manifestantes han pedido la dimisión del jefe del Ejecutivo español.

A la concentración, además de Abascal, han acudido la portavoz de Vox en el Congreso, Pepa Millán; el secretario general del Grupo Parlamentario Vox en el Congreso y portavoz de Economía, José María Figaredo; el eurodiputado de Vox, Jorge Buxadé; el portavoz nacional de Vox, José Antonio Fúster; y el senador de Vox, Ángel Pelayo Gordillo Moreno.

La ultraderecha española no consiguió en estos años sumar o sumarse al centroderecha para constituirse como una alternativa real de poder. Sin embargo, las sucesivas crisis en el entorno del presidente del gobierno le abrieron una oportunidad que ya está en marcha. Aun así el nivel violencia expresado consigue muchas veces un efecto boomerang: la sociedad sigue percibiendo sus propuestas como demasiado extremas.

La concentración terminó con enfrentamientos entre la policía y manifestantes. Los disturbios se han producido justo cuando la policía, posicionada como cordón en la Calle Ferraz, ha intentado desalojar la concentración después de que los manifestantes gritaran “a la Moncloa”.

En el momento de la desconcetración, hubo destrozos de mobiliario urbano y lanzamiento de objetos contra los efectivos policiales, que han tenido que cargar y usar material antidisturbios para contener a los manifestantes. Se han producido algunos enfrentamientos físicos, así como lanzamientos de objetos, gases lacrimógenos, gases pimienta y petardos.