Los trucos de la “flota fantasma” para burlar las sanciones
En un juego de alto riesgo que mezcla sofisticadas maniobras marítimas y redes financieras opacas, Venezuela está logrando exportar una parte significativa de su petróleo a pesar de las severas sanciones impuestas por Estados Unidos.
El principal protagonista de esta operación clandestina es la denominada “flota fantasma”, un conjunto de buques que utiliza métodos furtivos para ocultar el origen del crudo y su destino final. A este grupo pertenecía el carguero capturado por Estados Unidos durante la semana.
Medios internacionales, entre ellos la BBC, y análisis de organizaciones como Transparencia Venezuela, han detallado cómo opera este engranaje que no solo involucra a la petrolera estatal Pdvsa, sino también a intermediarios internacionales, empresas fachadas y centros financieros en el exterior.
Camuflaje marítimo. La operación de la flota fantasma se basa en una serie de “trucos” para evadir el rastreo y la identificación, dificultando la acción de las autoridades estadounidenses.
La táctica más común es la desconexión del Sistema de Identificación Automática (AIS), el equivalente marítimo al GPS, lo que hace que los buques “desaparezcan” de los sistemas de rastreo por períodos extensos. Aún más audaz es la manipulación de los transpondedores para transmitir datos falsos sobre la ubicación, el rumbo o la identidad de la nave, una práctica conocida como “spoofing”.
Algunos buques operan con la identidad de otras naves que ya han sido desguazadas. Según informes económicos, también es habitual que cambien su nombre y registro de manera frecuente para evitar ser vinculados a la lista de embarcaciones sancionadas.
Una práctica clave en la evasión de sanciones es la transferencia de petróleo en alta mar. El buque que carga el crudo venezolano se acopla a otro tanquero en aguas internacionales, lejos de la supervisión portuaria. Esto permite que el crudo, una vez transferido, se mezcle con otros cargamentos o se oculte su procedencia, camuflando su origen venezolano.
Los buques sancionados o que participan en estas operaciones suelen registrarse bajo las llamadas “banderas de conveniencia” o “banderas de oportunidad” en países con regulaciones marítimas laxas o con menor capacidad de aplicación de sanciones, como Gabón, Comoras, Palau o Vietnam.
La mayor parte del crudo venezolano, transportado por esta flota oscura, tiene como destino China, el comprador más importante.
La logística no es directa. La evasión se sustenta en una compleja red de intermediarios, a menudo operando a través de empresas pantalla (shellcompanies) y sociedades fantasma establecidas en jurisdicciones como Emiratos Árabes (EAU) y Malsia.
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