Cono Sur

Destinos inteligentes serán los que usen la tecnología como generadora de bienestar

Mientras compiten por atraer turistas, Uruguay, Argentina y Brasil coinciden en “mantener el equilibrio entre crecimiento y sostenibilidad. “El gran desafío del turismo contemporáneo no es tecnológico, sino cultural: compartir bienestar”, sostiene el autor.

Punta del Este Foto: CEDOC

En los últimos años, el concepto de turismo inteligente comenzó a ocupar un lugar central en las políticas públicas del sector. La digitalización, la gestión de datos, la conectividad y la automatización pasaron a formar parte del vocabulario cotidiano de quienes planifican o gestionan destinos. 

Como todo lo nuevo, quizá, llevó a una exageración de las soluciones digitales sobre la inteligencia en sí. 

La metodología de los destinos turísticos inteligentes es un muy buen marco para ordenar la planificación de los destinos, y es lo suficientemente flexible para permitir adaptaciones a distintas realidades regionales como lo están demostrando Uruguay, Brasil y Argentina, y varios otros países de América Latina. 

Incorpora las dimensiones de innovación, accesibilidad, sostenibilidad, tecnología y gobernanza. El fin último, como siempre, debe ser mejorar la calidad de vida de las personas que habitan los territorios donde ocurre la actividad turística.

Cómo es el impacto del turismo argentino y brasileño en Uruguay

La inteligencia en turismo requiere de marcos teóricos y de personas formadas para saber qué datos y qué tecnología se necesita, qué hacer con esa información y cómo actuar en consecuencia. Y sobre todo, para qué.

El turismo inteligente incorpora las dimensiones de innovación, accesibilidad, sostenibilidad, tecnología y gobernanza"

El gran desafío del turismo contemporáneo no es tecnológico, sino cultural tanto en el sector público como privado, trabajadores, empresas y gobiernos. La revolución digital avanza más rápido que nuestra capacidad para integrarla. Hoy los destinos compiten por atraer turistas, pero también por mantener el equilibrio entre crecimiento y sostenibilidad. 

Las herramientas digitales pueden ayudarnos a gestionar mejor los recursos, anticipar la demanda o distribuir los flujos, pero tenemos que tener claro para qué. ¿Alcanza con la sostenibilidad o debemos arriesgar en otras utopías? El turismo regenerativo, como una actitud más proactiva hacia la transformación positiva de los paisajes, territorios y personas parece ser una alternativa a considerar, siempre que no se convierta en una nueva etiqueta sin contenido. 

El futuro del turismo no debería medirse solo por la cantidad de visitantes ni por los niveles de conectividad digital, sino por su capacidad de generar bienestar compartido"

Hoy seguimos concentrados en aumentar el número de visitantes e ingresos de divisas, y es entendible, es la visión de la urgencia. Los países y las empresas buscamos aumentar la demanda, que se produzcan ingresos que requieran empleo y generen riqueza. 

Pero el reto está en traducir esos datos en bienestar. Los números deben convertirse en políticas que favorezcan la inclusión, la cohesión social y la preservación y mejora del entorno. Los destinos inteligentes serán aquellos capaces de usar la tecnología como herramienta, no como fin. En ellos, la innovación no se limitará a la infraestructura, sino que estará presente en la manera de pensar la relación entre turistas y residentes, y fundamentalmente entre residentes (trabajadores, empresas, academia, residentes y gobierno).

Desde el punto de vista del turista, la pandemia aceleró transformaciones que ya estaban en marcha. El turismo incorporó herramientas digitales que hoy parecen que siempre estuvieron: reservas en línea, experiencias inmersivas, gestión remota. 

Pero esa misma crisis también nos recordó algo esencial: Los viajes se viven con los sentidos. Ninguna app puede reemplazar la textura del viento, el olor de la tierra húmeda o el intercambio humano. La tecnología puede acompañar la experiencia, pero no sustituirla, quien brinda la experiencia es la gente y el paisaje, por eso personas preparadas y territorios donde principalmente los residentes vivan bien, son la base para el éxito turístico. 

Por eso, el futuro del turismo no debería medirse solo por la cantidad de visitantes ni por los niveles de conectividad digital, sino por su capacidad de generar bienestar compartido. La innovación que importa es la que acerca, no la que distancia; la que amplía el acceso, no la que segmenta. En un mundo donde la inteligencia artificial aprende cada día más sobre nosotros, los destinos inteligentes serán los que aprendan a cuidar mejor de todos.

Quienes trabajamos en turismo, podemos proponer nuevos modelos de gestión, y es bueno que así lo hagamos, pero en la base de todos estos modelos siempre están personas que necesitan vivir bien, quienes viajan y quienes no. Quien logre hacerlo en su destino, lo habrá hecho inteligente. Porque al final, viajar sigue siendo, y siempre será, un acto profundamente humano.

*Director Nacional del Ministerio de Turismo de Uruguay