Precisión

El Agro 4.0

En un sector que antes tomaba las decisiones observando el cielo y al ganado, “la verdadera revolución tecnológica en el campo no fue la llegada de los drones ni las plataformas digitales, sino el cambio cultural” que significó regirse a partir de datos, sin corazonadas.

La siembra de trigo alcanzaría un récord histórico. Foto: reperfilar

En el agro argentino, la intuición siempre fue una brújula. Durante generaciones, las decisiones se tomaron observando el cielo, leyendo la tierra, escuchando al ganado. Ese saber empírico sigue siendo invaluable, pero hoy convive —y, en muchos casos, compite— con una nueva lógica: la de los datos. En un escenario económico inestable, con presión cambiaria, márgenes ajustados y una demanda internacional cada vez más exigente, ya no alcanza con reaccionar. La competitividad pasa por anticiparse.

La verdadera revolución tecnológica en el campo no fue la llegada de los drones ni las plataformas digitales, sino el cambio cultural que implicó admitir que planificar con información precisa puede ser más eficaz que decidir por corazonadas. 

Según estimaciones sectoriales, siete de cada diez productores utilizan actualmente alguna herramienta tecnológica para gestionar su negocio. Esa cifra, impensada una década atrás, muestra que la digitalización dejó de ser una opción para convertirse en un requisito. Lo que antes se interpretaba como una ventaja accesoria, hoy define quién sobrevive y quién queda relegado.

Y el punto crítico es la planificación. Las soluciones digitales permiten monitorear precios, tendencias de demanda, logística y condiciones comerciales en tiempo real. Allí está la diferencia entre actuar ante un problema o tomar decisiones para evitarlo. Para algunos, la tecnología representa agilidad y eficiencia; para otros, es el nuevo territorio donde se disputa el poder competitivo. En un mercado que castiga el error y premia la rapidez, quien maneja información confiable toma mejores decisiones y lo hace antes.

El avance impacta especialmente en la ganadería, sector históricamente más conservador. Hoy, quienes gestionan rodeos con trazabilidad digital pueden prever rendimientos, ajustar dietas o detectar riesgos sanitarios con semanas de anticipación. La inteligencia artificial se aplica en genética para optimizar la producción, mientras drones y sensores permiten un seguimiento que excede lo que puede observarse a simple vista. No se trata de reemplazar el conocimiento del productor, sino de amplificarlo.

Quienes gestionan rodeos con trazabilidad digital pueden prever rendimientos, ajustar dietas o detectar riesgos sanitarios con semanas de anticipación"

La compra online de hacienda es otro ejemplo de esta transformación. El modelo digital elimina barreras geográficas y acelera tiempos: permite acceder a más oferta en el momento, reducir costos logísticos e intermediarios, y contar con información detallada de cada lote antes de tomar una decisión. 

Más que un cambio de canal, implica un cambio de lógica: pasar de negociar en función de la urgencia a operar sobre la base de datos verificables, planes comerciales flexibles y estrategias que contemplan escenarios futuros.

La tecnología, una vez integrada en la práctica cotidiana, deja de ser una herramienta para convertirse en una forma de pensar. Esta transición no está exenta de resistencias: quienes la adoptan lo hacen, muchas veces, empujados por la necesidad más que por la convicción. Pero la historia del sector demuestra que la adaptabilidad es uno de sus rasgos más fuertes. Lo fue ante crisis climáticas, políticas o sanitarias, y vuelve a serlo ante esta transición digital.

No hay innovación posible si no se desafía la manera en que se tomaron decisiones hasta ahora. Tampoco hay liderazgo sin capacidad de anticiparse. El agro argentino tiene la experiencia, el capital humano y la escala productiva para mantenerse como referente global. Pero necesitará más que tradición: deberá apoyarse en información, automatizar procesos, explorar nuevos mercados y, sobre todo, planificar con tiempo y datos.

El futuro del campo no reside solo en lo que produce, sino en cómo lo hace. La tecnología no sustituye el vínculo con la tierra, lo revaloriza. Ocuparse de lo que viene antes de que ocurra será, de ahora en adelante, la ganancia más estratégica.

* CEO de de Campo a Campo