El mercado debe aprender a tomar decisiones con un Congreso activo
“Cada vez más importará el rol de los presidentes de bloques del Congreso y vuelve a tener peso la visión de ministros o jefe de gabinete para alcanzar acuerdos políticos”, sostiene el autor y subraya el peso de las instituciones para oordenar todas las decisiones de la sociedad.
Los vetos y las leyes de insistencia aprobadas por el Congreso para mantener o solicitar la ampliación de fondos en políticas específicas son, junto al resultado de la elección del 7 de septiembre, los hechos políticos más trascendentales hasta aquí para la política.
Ambos fenómenos tienen vasos comunicantes y ya hoy se reconoce la retroalimentación en el Congreso de la Nación y en la liga de gobernadores de la oposición racional, o más dialoguista.
Por lo pronto, la novedad es que el mercado -todos los actores sin importar la dimensión que intervienen en el escenario de incentivos, demandas, resoluciones, compras, ventas, ahorro, inversiones y finanzas, etc- deben aprender a tomar decisiones coordinadas en contextos de incertidumbre, decididamente, en tanto es claro que los próximos dos años no habrá un único tomador de decisiones.
Lo anterior, es clave entenderlo, en tanto la cultura corporativista y clientelar acostumbró a amplios sectores mirar siempre al Poder Ejecutivo para avanzar o detener sus acciones económicas entendidas en un sentido amplio. Desde el trader financiero hasta el kiosco de la esquina de casa.
Conglomerados, insiders, candidaturas flotantes y dique legislativo
Por ende, no hay en el ideal ni en este contexto real, que ya anticipamos en una columna anterior en perfil.com en donde cada vez más importará el rol de los presidentes de bloques del Congreso y vuelve a tener peso la visión de ministros o jefe de gabinete para alcanzar acuerdos políticos con sentido político institucional, un sólo decisor que ordene todas las decisiones de la sociedad. Incluso, el Poder Judicial puede comenzar a tomar más relevancia sobre decisiones que quizás hasta ahora no eran judiciables.
Si esto ocurriera, el mercado (todos nosotros en cada acción diaria) ya no tiene y difícilmente tendría por los potenciales resultados de octubre un ejecutivo hegemónico y un congreso en formato de escribanía.
El mercado debe aprender a invertir, desarrollar, crecer e interactuar por un sentido de supervivencia mirando las decisiones políticas sin esperar sólo la legitimidad de un actor para después actuar. Ahora, sólo deberá mirar la legalidad de los procesos y actuar en consecuencia porque no habrá, como es usual escuchar: a alguien que tenga la sartén por el mango o la última palabra en materia de políticas públicas.
Bienvenidos al régimen republicano de control recíproco, constante, que exigen siempre explicaciones simples y debates públicos para que la sociedad conozca las decisiones políticas dando publicidad a los actos de gobierno. Bienvenidos todos al republicanismo económico deliberativo en donde el agregado que conforma el mercado debe superar el principio: política y luego comercio, para imponer la fortaleza virtuosa de la sociedad por sobre una mano visible que la dirija.
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