Emotiva despedida

Una multitud siguió en Roma el adiós a Raffaella Carrà

La popular artista murió a los 78 años. La misa se transmitió en pantallas gigantes. Ella había dejado detallado qué quería para su funeral.

Raffaella Carrà fue una estrella en Italia, España y Argentina, además de América Latina. Ayer, sus fans y mucho público siguieron la misa de despedida desde la calle. Foto: europapress/ansa

Una multitud acompañó por las calles de Roma el funeral de Raffaella Carrà. La popular cantante, actriz y conductora murió el lunes a los 78 años. Si bien había información respecto de su enfermedad, el devenir de la misma lo transitó con la discreción que siempre cuidó mantener cuando no estaba delante de las cámaras. Por eso, no solo en Italia la noticia de su muerte fue sorpresiva. En España, donde ella tuvo una exitosa carrera, y en Argentina, donde fue igual de popular, el impacto se manifestó en los registros que la tecnología ofrece. Hubo un aumento sorpresivo de búsquedas, se dispararon los videos en YouTube, los posteos en redes y hasta en Spotify se ubicó en el séptimo puesto de favoritos de Argentina. 

Mientras tanto, en Roma, el miércoles se habilitó la sede de gobierno de la ciudad para que el público se despida de Raffaella Carrà. Ese día, el cortejo recorrió lugares que la representaban, y por supuesto la RAI –televisión pública italiana–, donde ella desarrolló gran parte de su carrera. Y allí hubo incluso personajes de la escena italiana. Y ayer, el fervor de sus seguidores se volvió a manifestar fuera la basílica Santa María de Ara Coeli, donde se realizaron las exequias, que fueron transmitidas por pantallas gigantes. Y hasta hubo aplausos cuando uno de sus familiares dijo: “Qué gran mujer, qué gran artista, qué gran persona. Fue un personaje símbolo que atravesó un siglo y un milenio. Ahora tal vez vemos lo que fue, un regalo”.

Dentro de la basílica se realizó la misa y el altar mismo se lo “decoró” con una imagen de Carrà con bebés. Una paradoja de los tiempos, en noviembre de 1971, el Vaticano y los conservadores que integraban el directorio de la RAI se escandalizaron por el video de la canción Tuca tuca, y cincuenta años después, una iglesia habilita que las exequias se adornen con una foto de ella en versión Afrodita del siglo XX.

La capacidad de Raffaella Carrà “de suscitar sentimientos profundos de afecto y amor surgen sobre todo de su humanidad. (…)Todos los que la conocieron y fueron sus amigos se sentían comprendidos y aceptados en sus valores, opiniones, elecciones”, dijo el padre Francesco DiLeo, quien dio la homilía ante solamente 200 asistentes. Ese fue el número de personas habilitadas, dada la pandemia. Entre los presentes estuvieron sus familiares, colaboradores, amigos, funcionarios nacionales y figuras de la televisión y del espectáculo italiano. Como sucedió en la municipalidad, en la basílica también las ofrendas  florales fueron en su mayoría de color amarillo, el favorito de Carrà.    

Su último deseo. La muerte de Raffaella Carrà se produjo el lunes 5 de julio, a las 16.20. “Su fuerza imparable, que la impuso en la cima de la música mundial, una voluntad de hierro que nunca la abandonó hasta el final, hicieron que nada de su profundo sufrimiento se filtrara. Enésimo gesto de amor hacia su público y hacia quienes compartían su afecto, para que su calvario personal no perturbara la brillantez de su recuerdo”, dijo a ANSA Sergio Japino, quien fuera su compañero de vida durante años. Una característica que destacaron en los días que siguieron a su muerte fue su sencillez. Sí tenía carácter para defender su posición como “producto artístico” pero no se le conocen escándalos con colegas. Hasta se animó a decir que en Italia siempre votaba al comunismo sabiendo que fuera de su país eso pudo haberle traído inconvenientes.No tenía hijos, pero sí –siempre repetía– tenía miles, como los 150 mil “adoptados” a distancia gracias a Amore, un programa suyo. Esa sencillez que la definió también la aplicó para su funeral. Carrà estipuló un ataúd simple de madera “sin terminar” y una urna para sus cenizas. Y así se hizo.