En el mes de septiembre se cumplieron 100 años de la inauguración del majestuoso Palacio Errázuriz Alvear, el edificio ubicado en la esquina de la Av. del Libertador y Pereyra Lucena y que desde 1937 es la sede del Museo Nacional de Arte Decorativo.
La construcción del edificio fue encargada por el matrimonio compuesto por Matías de Errázuriz Ortúzar y Josefina de Alvear al arquitecto René Sergent, quien a pesar de no haber visitado jamás la Argentina fue autor de varios de los palacios privados más significativos de Buenos Aires que fueran construidos en la época en que las familias aristocráticas del país poblaban la zona norte de la ciudad con sus mansiones.
En ese entonces el matrimonio residía en París a donde se había trasladado merced a las obligaciones diplomáticas de Errázuriz quien ya se había desempeñado como Encargado de Negocios de Chile en Buenos Aires durante la segunda presidencia de Julio Argentino Roca.
Durante aquellos años habían vivido en una casa de la calle Chacabuco en el barrio porteño de Montserrat en la que habían nacido sus dos hijos, Matías (Mato) y Josefina (Pepita).
La intención de la pareja era ahora contar con una nueva casa ubicada en "el camino de Palermo" donde vivir y preservar una importante colección de arte europeo y oriental que adquirió durante los años de su estadía en el viejo continente y que en su mayor parte integran hoy el patrimonio del Museo Nacional de Arte Decorativo.
“No se arrepienta de su 'folie' –me decía el gran arquitecto Sergent, cuando mi imaginación creaba la realidad que él más adelante debía llevar a cabo-, la que en aquel entonces dieron en llamar “locura” de reyes y de magnates, nos dejó esos tesoros inagotables de arte, que son refugio de belleza en la mediocridad del momento. Y agregaba: Andando el tiempo usted verá su ideal realizado; Buenos Aires poseerá algo así como la Wallace Collection de Londres, un Museo de Artes Decorativas, un solaz en las horas de descanso, donde los obreros inteligentes puedan ir buscando en el pasado orientación para el presente.”
(Recordando, de Matías Erázuriz, 1937)
René Sergent trabajaba con un grupo de paisajistas y decoradores especialistas en interiores y para el palacio de los Errázuriz Alvear contó con la colaboración a George Nelson, George Hoentschel, Josep Luis Sert, André Carlhian y Achille Duchêne.
La construcción se le encargó al estudio local constituido por Eduardo Lanús y Pablo Hary y la mayoría de los materiales fueron traídos desde Francia, aunque por la escasez de materiales impuesta por la Primera Guerra Mundial las obras se prolongaron durante varios años.
La modernidad del edificio se apreciaba en detalles como las instalaciones de confort, los sistemas de calefacción y aspiración centralizados y el ascensor.
La casa fue inaugurada como "grand hôtel particulier", un tipo de residencia señorial urbana que era habitual en la aristocracia del siglo XIX (la palabra hotel no se relaciona con el sentido que se le da hoy en castellano, sino con la idea de alojamiento) con una fiesta pomposa el 18 de septiembre de 1918 y desde entonces se convirtió en centro de una vida social y artística intensa durante los años '20.
Durante esa década el palacio funciona también como sede de la embajada de Chile en la Argentina, en tanto que los integrantes del matrimonio oficiaban de embajadores.
Josefina Alvear era nieta del General Carlos María de Alvear, militar y diplomático que había participado en las luchas por la independencia en el Regimiento de Granaderos a Caballo, prima de Marcelo Torcuato de Alvear, presidente de la Nación desde 1922 hasta 1928 y sobrina de Torcuato de Alvear, el primer intendente de la ciudad de Buenos Aires.
Tras su muerte en 1935, Matías Errázuriz y sus hijos no quisieron seguir viviendo en el palacio y ofrecieron al estado la posibilidad de comprar el edificio junto a la colección de obras de arte con la condición de que fuera destinado a un museo.
Desde 1937 el edificio pasó a dominio público junto con la colección permanente que incluye espejos, porcelanas, vidrios, pinturas y tapices europeos y orientales de los siglos XIV al XX; obras de El Greco, Corot, Fragonard, Manet, Boudin y Fatin Latour, además de los dormitorios completos, jardines, cúpulas y esculturas.
El Museo Nacional de Arte Decorativo está en Av. del Libertador 1902, CABA, y abre sus puertas al público de martes a domingos de 14.00 a 19.00.