La luna de miel de Andrés Manuel López Obrador con los inversionistas se frenó en seco 33 días antes de que asuma la presidencia mexicana.
Su decisión de descartar un proyecto aeroportuario de US$13.000 millones cuando asuma el cargo en diciembre hizo que los mercados cayeran en picada. El peso se hundió un 3,5 por ciento para llegar a 20 por dólar, el mercado de acciones perdió más de US$17.000 millones en valor y JPMorgan Chase & Co. recortó su proyección de crecimiento económico para 2019, señalando que es probable que ahora el banco central tenga que elevar las tasas de interés para reducir la fuga de capitales.
No es que a los inversionistas les encantara el proyecto del aeropuerto, estaba lejos de ser perfecto; sin embargo, el problema es que exigir su finalización –solo un día después de que un caótico referéndum indicara que la mayoría de los mexicanos no estaba de acuerdo con el proyecto– envió un mensaje más amplio a los inversionistas: los contratos existentes pueden cancelarse en cualquier momento. Hoy es la construcción del aeropuerto y mañana, quizás, los contratos de petróleo, y los de minería al día siguiente. Para una comunidad de inversionistas que siempre fue recelosa de AMLO, como se conoce al izquierdista, es un mensaje desconcertante.
El referéndum "envía un mensaje grave de incertidumbre a los mercados internacionales, a los inversionistas y a todos los ciudadanos al incumplir compromisos del Estado mexicano", dijo el lunes en una conferencia de prensa el presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), Juan Pablo Castañón, cuyo apretón de mano con López Obrador en julio ayudó a calmar los mercados.
Si bien López Obrador hizo de la cancelación del aeropuerto una de sus promesas de campaña, los activos mexicanos subieron luego de su elección cuando se reunió con empresarios y prometió una transición ordenada. La calma se acabó con la decisión del lunes, que hizo que la moneda, las acciones y los bonos del país registraran sus peores liquidaciones desde que la sorpresiva elección de Donald Trump en 2016 hiciera surgir el fantasma de que México se vería obligado a pagar un muro fronterizo y el fin del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). Eurasia Group dijo que el resultado muestra que la influencia de asesores más favorables al mercado, como el futuro jefe de gabinete Alfonso Romo, quien había sido el principal enviado del próximo presidente para atraer a los inversionistas, será limitada.
López Obrador dijo que la decisión sobre el proyecto de infraestructura más importante en décadas fue tomada por los mexicanos, pero la votación –organizada y administrada por su partido Morena– contó con la participación de solo 1,07 millones de votantes, en comparación con los más de 45 millones de las elecciones presidenciales de julio. El referendo estuvo plagado de acusaciones de votos múltiples, y videos en las redes sociales mostraban a personas, incluidos aparentes voluntarios en las mesas de votación, que sufragaban varias veces.
El proceso también se vio empañado por la percepción de que el propio López Obrador favorecía la alternativa que él mismo propuso, la conversión de una base militar en Santa Lucía, y que la pregunta del referéndum estaba diseñada para inclinar la balanza hacia ese resultado, según Eurasia Group. Esa opción fue elegida por el 70 por ciento de los participantes. Si bien López Obrador dice que su plan es más barato que el proyecto actual en la ciudad de Texcoco, que cuenta con un terminal diseñado por Norman Foster, los costos de cancelación podrían eliminar los posibles ahorros, dicen los analistas.
El lunes, López Obrador dobló su apuesta relacionada con el proceso de referéndum y dijo que apoya el cambio de la constitución para que sea más fácil su organización.
La decisión de López Obrador de cancelar el aeropuerto recuerda al presidente Trump, ya que muestra un compromiso de cumplir las promesas de la campaña sin importar las consecuencias y la protesta pública o empresarial, dijo Duncan Wood, director del Instituto México en el Centro Internacional para Académicos Woodrow Wilson, en Washington.
"Establece un terrible precedente sobre cómo va a gobernar y la relación con los mercados internacionales", dijo Wood sobre el referéndum. "Si realmente se quiere poner a prueba la voluntad de la gente, debe hacerse de una manera totalmente legítima".