Se prevé que el crecimiento económico mundial repunte este año, pero las alarmas por el impacto del proteccionismo comercial suenan cada vez más altas. Éste es el escenario que espera a los banqueros centrales y ministros de Finanzas de los países del G20, que se reunirán el 21 y 22 de julio en Buenos Aires. Es la primera reunión del grupo, que abarca el 85 por ciento de la economía mundial, desde que el presidente estadounidense, Donald Trump, impuso nuevos aranceles a productos de China y la Unión Europea, provocando represalias del país asiático, en las primeras señales de una guerra comercial mundial.
Líderes financieros y empresariales de países del G20 se anticiparon a la reunión de este fin de semana, y alertado sobre el impacto de un creciente proteccionismo. El presidente de la Reserva Federal estadounidense, Jerome Powell, dijo el martes que las barreras comerciales ponen en riesgo la productividad y los salarios; mientras el jefe de Blackrock Inc., Larry Fink, advirtió que las crecientes tensiones podrían generar una desaceleración generalizada del mercado.
“El crecimiento mundial alcanzó un punto de inflexión, con señales de que la creciente guerra comercial entre Estados Unidos y China está comenzando a afectar los negocios y la inversión”, dijo Chua Hak Bin, economista sénior en Maybank Kim Eng Research Pte en Singapur. Por ahora no hubo un impacto en el crecimiento global, el cual se espera que repunte a 3,9 por ciento en 2018, su mayor ritmo de expansión en siete años, según las proyecciones del Fondo Monetario Internacional, publicadas este mes.
El mayor temor es que las tarifas en represalia entre Estados Unidos y sus socios comerciales afecten la confianza y eventualmente reduzcan la inversión y el consumo. Para el máximo responsable de JPMorgan & Chase, Jamie Dimon, hasta ahora la tensión “está afectando más el ánimo que la economía”, lo que puede tener “consecuencias impredecibles”.
Estados Unidos golpeó a China con tarifas a sus productos por US$34.000 millones, con nuevos aranceles a importaciones por US$16.000 millones probablemente en camino, y una medida similar a bienes por US$200.000 millones en estudio. Pekín respondió con tarifas a importaciones estadounidenses por US$34.000 millones, y advirtió que responderá en igual magnitud a cualquier imposición tarifaria. Además, Estados Unidos y la UE están en una batalla por las tarifas a los metales, mientras Donald Trump amenazó con imponer barreras contra los autos europeos.
Las medidas de EE.UU. están afectando las cadenas de suministro y elevando los precios, precisamente cuando algunas economías importantes están dando señales de desaceleración.
Señal de alerta
Corea del Sur, considerada un reflejo de la salud del comercio mundial, está mostrando señales de tensión. Sus exportaciones cayeron 0,1 por ciento en junio frente al mismo mes del año pasado. La cifra estuvo por debajo del alza de 2,2 por ciento previsto en una encuesta realizada por Bloomberg. Además, tanto el Banco de Corea como el Ministerio de Finanzas recortaron este mes su proyección de crecimiento para el país.
La desaceleración en las exportaciones asiáticas es una clara señal de advertencia, dijo Robert Subbaraman, jefe de análisis económico para mercados emergentes en Nomura Holdings Inc., basado en Singapur. Mientras tanto, las economías de América Latina podrían concentrarse cada vez más en sus mercados locales, a medida que nuevos gobiernos en México y Brasil dan prioridad a temas domésticos en lugar de la integración regional, dijo el martes Alejandro Werner, director para el Hemisferio Occidental del FMI.