Apenas unos días antes de su juramento como próximo canciller de Alemania, Olaf Scholz acudió a un reconocido programa de televisión para instar a la gente a abrir los ojos y arremangarse.
Sentado solo en un estudio a oscuras, con música sombría de fondo, el hombre de 63 años pidió el tipo de acción colectiva que podría sacar al país de su peor crisis de la pandemia de coronavirus hasta ahora.
“La línea entre un episodio leve o grave de Covid ya no se trata de viejos y jóvenes, sino de vacunados y no vacunados”, declaró la semana pasada. “Asumo la responsabilidad de finalmente tomar medidas”.
Alemania endurece las restricciones a los no vacunados para frenar covid
El plan de Scholz exige administrar 30 millones de dosis para fines de este mes, lo que marcaría una aceleración considerable de una campaña que fracasó durante la mayor parte del verano y el otoño, a pesar del aumento de los niveles de infección. Solo alrededor del 69% de los alemanes están totalmente vacunados, muy por detrás de los niveles de Francia, Italia y España. Casi 17 millones de personas mayores de 12 años no han recibido sus vacunas contra el covid, incluidos 3,3 millones que tienen al menos 60 años y un mayor riesgo.
Políticos alemanes, incluido Scholz, que sustituirá a Angela Merkel esta semana, han acordado las restricciones para los no vacunados, como el acceso a eventos deportivos, restaurantes y a la mayoría de las tiendas. El ex vicecanciller apoya un mandato de vacuna que, insiste, obtendrá fácilmente la aprobación en el Parlamento.
Hasta cierto punto, este impulso es demasiado débil y llega demasiado tarde. Incluso si Alemania alcanza el objetivo de 30 millones, el impacto en términos de reducción de infecciones no se notará hasta principios del próximo año. Mientras tanto, las personas que ya contrajeron el virus, o que pronto se infectarán, presionarán aún más a los ya desgastados hospitales del país. Alemania soporta alrededor de 400 muertes de Covid al día últimamente, al igual que en febrero pasado, y esa tasa solo empeorará a medida que se acerque la Navidad.
Sin embargo, a largo plazo, el impulso de las vacunas es crucial para que los alemanes lleguen a un punto en el que haya poco riesgo del virus que abrume el sistema de atención médica, según expresó Beate Kampmann, directora del Centro de Vacunas de la London School of Hygiene & Tropical Medicine.
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Si bien será particularmente difícil convencer al 10% o el 15% de los alemanes sobre las vacunas, todavía se puede convencer a millones más, especialmente frente a la variante Ómicron que puede cambiar la forma en que las personas evalúan su riesgo, señaló la especialista.
Y añadió que, más allá de eso, los funcionarios deben concentrarse en los ancianos que no están vacunados.
