Después de las críticas por su actitud laxa hacia el coronavirus, el presidente Andrés Manuel López Obrador parece estar cambiando su tono y el jueves hizo un llamado a las compañías a enviar a sus trabajadores a casa.
México anunció formalmente esta semana que se dirige a la llamada fase 2, o transmisión comunitaria del virus, y el miércoles por la noche dijo que todos los empleados gubernamentales no esenciales tendrían que trabajar desde casa.
“Si usted es una empresa que no tiene una función social básica, los empresarios deberían ayudarnos, al menos este mes, hasta el 19 de abril, enviando a sus trabajadores a sus hogares con beneficios”, dijo López Obrador en su conferencia de prensa matutina.
El presidente también pidió a los mexicanos en Estados Unidos no viajar a menos que sea vital. Sin embargo, todavía mantiene todos los vuelos a México abiertos.
Algunos expertos médicos han llamado la atención al presidente –y el jueves se unió Human Rights Watch– por recomendar que las personas realicen sus rutinas diarias para evitar un cierre económico, lo que repitió incluso el domingo. La actitud relativamente relajada de su gobierno hacia el virus contrasta con la de EE.UU., donde se presentan cierres en varias ciudades grandes, al igual que en otras naciones latinoamericanas.
Todavía no está claro cuán extenso será su cambio de actitud, después de que el presidente fuese visto abrazando y besando a sus seguidores a mediados de marzo. El miércoles prometió que dejaría de hacerlo.
La forma en que realice sus frecuentes viajes a varios estados mexicanos en los próximos días podría mostrar cuán en serio está tomando su propio consejo.
“El presidente Andrés Manuel López Obrador está poniendo al pueblo de México en grave peligro con su desdén imprudente respecto a proporcionar información precisa sobre la pandemia de Covid-19”, dijo Human Rights Watch en un comunicado.
México tenía 475 casos confirmados de coronavirus y seis muertes al miércoles por la noche.