La presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, dijo que, después de diez años de lucha contra la crisis, los responsables políticos tienen pocas opciones para un mayor estímulo monetario, justo cuando emergen nuevas preocupaciones como el brote de coronavirus.
Lagarde dijo que, aunque la economía de la zona euro sigue mostrando fortaleza, las amenazas globales persistentes podrían socavar la reciente estabilización de la actividad, y las incertidumbres siguen siendo elevadas. La advertencia se produjo solo unas horas después de que los datos mostraran una gran caída en los pedidos de fábrica de Alemania, lo que indica que la recesión manufacturera en la mayor economía de Europa está lejos de terminar.
Las tendencias económicas fundamentales y “el legado de la crisis financiera han reducido las tasas de interés”, dijo Lagarde al Parlamento Europeo el jueves. “Este entorno de tasa de interés bajas y baja inflación ha reducido notablemente el alcance del BCE y otros bancos centrales de todo el mundo para una relajación de la política monetaria frente a una recesión económica”.
La referencia a la reducción “notable” del alcance fue más fuerte que la declaración del BCE a fines del mes pasado, cuando anunció una revisión estratégica sobre las causas de la baja inflación y cómo abordarla. Esa podría ser otra forma con la que Lagarde está instando a los gobiernos a intervenir con medidas fiscales para aumentar el impulso de las tasas de interés negativas del BCE y las compras de bonos.
También es un reconocimiento a la creciente preocupación de que la política flexible amenaza la estabilidad financiera al reducir la rentabilidad bancaria y elevar los precios de los activos, como las acciones y los bienes raíces, a niveles insostenibles. El vicepresidente Luis De Guindos dijo en un evento distinto en Madrid que esos efectos secundarios se están volviendo “más tangibles”.
Lagarde dijo que, debido a los cambios estructurales en la economía mundial (envejecimiento de la población y una tendencia a la baja del crecimiento), es el momento adecuado para que el BCE se embarque en su revisión. El objetivo de inflación de “debajo, pero cerca del 2%” será el enfoque principal, pero la presidenta también dijo que el cambio climático, la tecnología y las finanzas afectarán los precios.
El brote de coronavirus se ha convertido en la preocupación más inmediata para algunos bancos centrales. El Banco de Tailandia redujo el miércoles su tasa de interés de referencia a un mínimo histórico, y el gobernador de Filipinas insinuó que una medida similar era inminente en su país. La Autoridad Monetaria de Singapur dijo que hay “suficiente margen” para un alivio de su moneda si el virus debilita la economía.
Lagarde mencionó un día antes que el brote ha agravado la incertidumbre económica, al igual que el economista jefe del BCE, Philip Lane. El predecesor de Lane, Peter Praet, dijo a Bloomberg Television el jueves que el BCE no debería apresurarse demasiado.
“Lo que probablemente me preocupa más es esa expectativa, especialmente en los mercados financieros, de que los bancos centrales siempre tienen que reaccionar”, dijo. “Cada vez que hay una conmoción del sistema, hay grandes expectativas de una respuesta del banco central que se incorporan rápidamente en las expectativas del mercado. Pero hay límites en lo que un banco central puede hacer”.