El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, criticó una ley de Texas que prohíbe la mayoría de los abortos después de la sexta semana de embarazo y que entró en vigencia este miércoles en un comunicado que no mencionó a la Corte Suprema, que no ha actuado en una impugnación legal de última hora a la medida.
“Esta ley extrema de Texas viola descaradamente el derecho constitucional establecido en Roe v. Wade y que ha actuado como precedente durante casi medio siglo”, dijo Biden en un comunicado. Sin embargo, no pidió directamente al tribunal superior que detuviera la implementación de la ley o la revocara.
La inacción del tribunal antes de que la ley entrara en vigor desató la alarma entre los defensores del aborto, quienes lo interpretaron como una señal de que la mayoría nombrada por los republicanos está lista para mantener más restricciones sobre el tema.
Aún se espera que la Corte Suprema actúe sobre la ley de Texas, aunque no hay un cronograma firme. La decisión de permitir la prohibición podría indicar que los jueces están dispuestos a cumplir un sueño conservador de décadas y revocar el fallo Roe v. Wade de 1973, que legalizó el aborto en todo el país.
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Actualmente hay seis nombramientos republicanos en la corte, incluidos tres elegidos por Donald Trump, y tres jueces seleccionados por presidentes demócratas. “Mi Administración está profundamente comprometida con el derecho constitucional establecido en Roe v. Wade hace casi cinco décadas y protegerá y defenderá ese derecho”, indicó Biden.
Los jueces están listos para escuchar una apelación de Misisipi que busca revocar a Roe y el fallo de 1992 Planned Parenthood v.Casey que decía que el derecho constitucional de una mujer está protegido hasta que el feto sea viable, en algún momento después de la vigésima semana de embarazo.
Un grupo de proveedores de servicios de aborto en Texas presentó el lunes una solicitud de emergencia ante el tribunal pidiéndole que bloquee la entrada en vigor de la nueva ley. Las clínicas y los médicos que desafían la ley dicen que prohibiría los abortos para al menos un 85% de las mujeres que buscan este procedimiento en Texas.
La ley de Texas prohíbe el aborto después de que se puede detectar un latido fetal y pone a las clínicas en riesgo de ser cerradas si se descubre la violan. El mecanismo de aplicación de la ley está en el centro del desafío legal, pues permite a las partes privadas demandar a cualquiera que ayude a una mujer a abortar y cobrar un mínimo de US$10.000 en daños por procedimiento, pero no autoriza a los funcionarios del Gobierno a demandar a los presuntos infractores.