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Opinión

Bolsonaro muestra tono más equilibrado en Davos

El presidente de Brasil se refirió en el Foro Económico Mundial a su decisión de nombrar cuadros tecnocráticos y no políticos y a su decisión de llevar a cabo una simplificación tributaria.

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Bolsonaro Davos | AFP

Cuando el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, subió al podio en Davos esta semana en el Foro Económico Mundial, se sentía el vacío que se visualiza desde lo más alto de la montaña Pan de Azúcar. No obstante, aquellos que esperaban un fuerte enfrentamiento entre el hombre que ha sido descrito por la prensa internacional como el "Trump tropical" y los globalistas de la élite que respiran aire alpino exclusivo, se fueron decepcionados.

Está claro que Bolsonaro y algunos de sus altos funcionarios han tenido controvertidas declaraciones: su ministra de la Mujer, Familia y Derechos Humanos comentó que "los niños se deben vestir de azul y las niñas de rosado", y el propio Bolsonaro dijo que la "basura marxista" se eliminaría del plan de estudios de los colegios.

Los comentarios cortos y sobrios de Bolsonaro en Davos contrarrestaron las historias ciberanzuelo que han oscurecido su importante mensaje sobre la reforma y la renovación. Resaltó que una parte significativa de su gobierno estaba compuesta por candidatos tecnocráticos y no políticos -a saber Paulo Guedes, antiguo economista / banquero / administrador de fondos, que se convirtió en ministro de Economía, y Sérgio Moro, el firme juez anti-corrupción que ahora es ministro de Justicia. Lo que no es tan conocido es que, contrariamente a otras administraciones, estos tecnócratas se extienden a niveles más bajos: el zar de la privatización de Paulo Guedes, por ejemplo, es un exitoso emprendedor que fundó la empresa brasileña de alquiler de automóviles Localiza.

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Igualmente importante es el compromiso de Bolsonaro frente a la simplificación tributaria. Según el Banco Mundial, las empresas brasileñas dedican en promedio 1.958 horas al año en cumplimiento tributario, es decir más de 10 veces el promedio de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos. Las empresas más pequeñas y las startup más afectadas por esta carga también se alegran de que Bolsonaro haya reiterado su objetivo de "simplificación empresarial". Actualmente puede tomar más de 100 días abrir una compañía e iniciar una empresa solo representa el inicio de una interminable pelea contra una burocracia obstinada y laberíntica. En resumen, los compromisos establecidos por el presidente son: privatizaciones, cumplimiento contractual, apertura de la economía relativamente cerrada de Brasil, inversión en seguridad, equilibrio del crecimiento económico y protección de la biodiversidad. Una ambiciosa medida de Bolsonaro que actualmente no tiene valor es su deseo por convertir a Brasil en uno de los 50 países donde es más fácil hacer negocios. En este momento ni siquiera se ubica entre los 100 primeros países del mundo.

Sin embargo, por lo menos para algunos brasileños, el mensaje más importante de Bolsonaro el martes tal vez no fue su discurso sino un sencillo gesto. En fotografías y grabaciones publicadas en YouTube y Twitter (y recuperadas por los medios brasileños) se le observa almorzando solo en el restaurante bajo costo de un supermercado cerca al centro de convenciones. Para un país donde la confianza en los políticos es muy baja, este buen ejemplo no fue un paso en falso (en Brasil usualmente denigran a los políticos, donde se les refiere como "farinha do mesmo saco", literalmente, harina de la misma bolsa).

Por supuesto, la teatralidad tiene su límite. Si bien su comportamiento contenido y enfoque en los desafíos económicos permitirían corregir la narrativa sensacionalista de los medios, Bolsonaro perdió la oportunidad de ofrecer más detalles sobre sus planes y compromisos tanto a inversionistas como a votantes. Tras el discurso, Klaus Schwab, fundador del foro, insistió gentilmente pero se reveló poco detalle.

La atención de los medios y el escrutinio público deben enfocarse en los pasos tangibles que da su gobierno para cumplir con los objetivos establecidos, como por ejemplo la urgencia de la reforma pensional. Si Bolsonaro cumple sus promesas, Brasil será merecedor de una estilosa casa en la céntrica avenida Promenade en Davos 2020.