La confianza empresarial de Brasil cayó en marzo a su nivel más bajo desde que el presidente Jair Bolsonaro ganase la elecciones el año pasado con promesas de que reanimaría la economía. Bolsonaro y su equipo económico han prometido reducir el tamaño del Estado, simplificar los impuestos, desregular y mejorar la facilidad para hacer negocios. Pero la prioridad del Gobierno es la negociación de una reforma del sistema de pensiones con el Congreso que tuvo un comienzo difícil. Las previsiones de crecimiento para este año se han recortado durante cinco semanas seguidas, a poco menos del 2 por ciento.
"Después de las elecciones, hubo un reajuste de las expectativas y una ola de optimismo con el nuevo Gobierno", dijo Aloisio Campelo, responsable de estadísticas públicas del instituto de economía de FGV, en un comentario que acompaña a su índice de confianza empresarial. "Este nuevo cambio parece estar relacionado con una decepción sobre el lento ritmo de la economía y los altos niveles de incertidumbre que siguen existiendo".