La reforma de pensiones de Brasil podría finalmente comenzar a avanzar en el Congreso el martes 23 de abril, superando el primero de varios obstáculos legislativos que debe sortear antes de convertirse en ley.
Se espera que un comité de la Cámara Baja decida si el proyecto de ley cumple con la Constitución del país en la primera de siete votaciones requeridas para su aprobación definitiva. Un intento similar fracasó la semana pasada ya que parlamentarios exigieron cambios a la propuesta, lo que obligó al gobierno a quemar capital político para asegurar su respaldo.
Bolsonaro argentino ¿estás ahí?
El presidente Jair Bolsonaro ha tenido problemas para obtener apoyo a la reforma, que es la piedra angular de su política económica y el mayor deseo de los inversionistas. El fuego amigo, las negociaciones infructuosas con parlamentarios y la comunicación poco clara le han costado tiempo al gobierno en lo que se espera sea un proceso de debate turbulento. Lo que está en juego es una medida de austeridad clave que los inversionistas consideran crucial para reducir la deuda y encarrilar a la mayor economía de América Latina.
Conseguir la aprobación del comité "no sería una victoria, sino un avance que tardó demasiado en ocurrir", comentó André Perfeito, economista jefe de la corredora Necton. "Cuanto más tiempo pase, más difícil será para el gobierno aprobar la reforma".
"Cuanto más tiempo pase, más difícil será para el gobierno aprobar la reforma", comentó André Perfeito, economista jefe de la corredora Necton.
Perdiendo forma
La ley de pensiones busca que el gobierno ahorre más de 1 billón de reales (US$254.000 millones) en 10 años al establecer una edad mínima de jubilación y restringir el acceso a ciertos programas de seguridad social. Puede ayudar a recuperar el grado de inversión que perdió Brasil en 2015 debido al rápido deterioro de las cuentas fiscales.
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Sin embargo, una serie de escándalos locales han socavado los esfuerzos para avanzar con la propuesta emblemática. El presidente de la Cámara de Diputados, Rodrigo Maia, abandonó su papel de interlocutor de la reforma después de pelearse con uno de los hijos de Bolsonaro, mientras que el ministro de Economía, Paulo Guedes, sorprendió este mes a los inversionistas al intercambiar insultos con parlamentarios durante una audiencia sobre el proyecto de ley.
"El gobierno fracasó en las negociaciones desde el principio y la tensa relación con Maia y el Congreso hizo que sea más difícil gobernar", planteó Marco Antonio Teixeira, profesor de ciencias políticas de la Fundación Getulio Vargas. "La forma final de la reforma no es lo que querían".
"El gobierno fracasó en las negociaciones desde el principio y la tensa relación con Maia y el Congreso hizo que sea más difícil gobernar", planteó Marco Antonio Teixeira, profesor de ciencias políticas de la Fundación Getulio Vargas.
Se espera que hasta 48 de los 66 miembros del comité apoyen la reforma, según una estimación de Bloomberg. Una mayoría simple permitiría que el proyecto de ley proceda a otro organismo de la Cámara Baja donde se debatirán puntos centrales como la edad mínima de jubilación, indicó el diputado Celso Maldaner.
"Estamos lejos de decir que los problemas han terminado", afirmó Maldaner, quien también es miembro del comité de constitución y justicia.