A medida que el resurgimiento de los casos de covid-19 lleva a más empleadores estadounidenses a exigir la vacunación, los trabajadores que se oponen enfrentan una respuesta común: vacúnese o busque otro empleo.
Solo en las últimas seis semanas, un juez federal en Texas desestimó una demanda de un grupo de empleados que entablaron una querella contra una orden del Hospital Metodista de Houston, y otro en Indiana bloqueó una impugnación de la política de la Universidad de Indiana para sus estudiantes y su personal. Al mismo tiempo, un número cada vez mayor de empleadores públicos y privados —incluyendo, el lunes, California y la ciudad de Nueva York— están diciendo a sus trabajadores que deben vacunarse o someterse a pruebas obligatorias.
La alternativa es seguir el camino de más de 150 empleados del hospital de Houston que fueron despedidos o renunciaron a fines de junio después de negarse a vacunarse.
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“Existe un precedente de larga data para establecer normas en el lugar de trabajo”, dijo Dorit Reiss, profesora que estudia la política de vacunas en la Facultad de Derecho Hastings de la Universidad de California. “Un lugar de trabajo seguro es importante no solo para el empleador, sino también para los empleados y los consumidores”.
A medida que las empresas y los Gobiernos reincorporan a los trabajadores a las oficinas —además de enfrentar una escasez de mano de obra en todo el país—, los gerentes están promulgando políticas de vacunación más estrictas. La desaceleración del ritmo de inoculación en Estados Unidos ha dejado a los residentes no vacunados vulnerables a la altamente contagiosa variante delta; los casos, las hospitalizaciones y las muertes por covid-19 nuevamente están en alza.
El alcalde de la ciudad de Nueva York, Bill de Blasio, está instando a los empleadores privados a comenzar a exigir las vacunas, mientras que los funcionarios de salud en el área de San Francisco han hecho recomendaciones similares. La Asociación Médica Estadounidense, en un comunicado emitido el lunes y firmado por más de 50 grupos de enfermería, farmacia, cirugía, pediatría y otros, instó a que las vacunas sean obligatorias para todos estos trabajadores, salvo para “una pequeña minoría” que tenga razones de salud para no vacunarse.
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“La vacunación es la principal forma de dejar atrás la pandemia y evitar que vuelvan las estrictas medidas de salud pública”, escribió el grupo médico con sede en Chicago. “Es especialmente necesaria para proteger a las personas más vulnerables, incluidos los niños no vacunados y los inmunodeprimidos“.
Hasta el 26 de julio, se habían administrado dosis de la vacuna contra el covid-19 al 53% de la población estadounidense, por detrás de países como China continental, Alemania, Francia, Reino Unido, España y Canadá. El promedio de siete días de dosis administradas en EE.UU. era de 291.565 al 22 de julio, un 35,2% menos que la semana anterior, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés). En abril, EE.UU. administraba más de 3 millones de vacunas al día.
Normas complejas
A medida que los empleadores públicos y privados obligan a los empleados a vacunarse contra el covid-19, navegan por una red de normas estatales y federales. En mayo, la Comisión por la Igualdad de Oportunidades en el Empleo de EE.UU. emitió unas directrices en las que afirmaba que las leyes federales “no impiden que un empleador exija a todos los empleados que entren físicamente al lugar de trabajo que estén vacunados contra el covid-19”, siempre que la política no entre en conflicto con leyes sobre derechos civiles y discapacidades.
Sin embargo, algunos estados se han puesto del lado de los empleados en cuestiones relacionadas con la pandemia. El gobernador de Montana, el republicano Greg Gianforte, firmó en mayo un proyecto de ley que prohíbe a los empleadores obligar a sus trabajadores a revelar su estado de vacunación. Hawái y Oregon han establecido límites a la tecnología de trazabilidad de contactos que revelaría el paradero de los trabajadores a sus empleadores. Brian Kemp, el gobernador republicano de Georgia, firmó en mayo una orden ejecutiva que prohíbe a los empleadores del estado tener normas diferentes para los trabajadores en función de su estado de vacunación.
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Las industrias privadas, por su parte, tienen poderosos intereses propios y aliados.
United Airlines, que espera volver a ser rentable en el tercer trimestre gracias a la recuperación de los viajes, es una de las empresas que exigen una prueba de vacunación a los nuevos empleados. El espectáculo de Broadway “Hamilton“ anunció en mayo que todo el elenco y el equipo deben estar vacunados, aunque no exigía lo mismo al público. Al menos 600 universidades públicas y privadas exigen pruebas a su personal y a sus estudiantes, según el Chronicle of Higher Education.
Hospitales a la cabeza
Al menos 433 hospitales de todo el país cuentan con esta obligación, según la Asociación Estadounidense de Hospitales, una agrupación gremial con sede en Chicago que representa a casi 5.000 proveedores de atención médica. El lunes, el Departamento de Asuntos de Veteranos de EE.UU. se convirtió en la primera agencia federal en imponer la vacunación contra el covid-19. Los médicos, dentistas, podólogos, optometristas, enfermeras, quiroprácticos y otras personas que trabajan o visitan instalaciones de veteranos tienen ocho semanas para vacunarse.
California, el estado más poblado de EE.UU., exigirá a todos los empleados estatales en agosto que demuestren que se vacunaron o que usen mascarilla en la oficina y que se sometan a pruebas de detección del virus al menos una vez a la semana, anunció el lunes el gobernador Gavin Newsom. Los empleados públicos de San Francisco tienen hasta el jueves para informar su estado, bajo pena de perjurio, según un memorando distribuido por el departamento de recursos humanos de la ciudad y el condado.
En Nueva York, De Blasio está tomando medidas similares para los 300.000 trabajadores municipales de la ciudad, y los que se resistan enfrentarán el despido sin sueldo. La ciudad más poblada de EE.UU. registró un promedio de siete días de 837 nuevos casos de covid-19 el 24 de julio, más del doble del promedio del 11 de julio.