La expansión económica de Estados Unidos, que tuvo una duración histórica, se terminó.
El producto interno bruto se contrajo a una tasa anualizada de 4,8% entre enero y marzo, la mayor caída desde 2008, según datos del Departamento de Comercio publicados el miércoles. La estimación media en un sondeo a economistas realizado por Bloomberg apuntaba a una caída de 4%.
El informe es el primero en mostrar el impacto a gran escala en la producción estadounidense que ha tenido la pandemia de COVID-19, que paralizó el comercio en todo el mundo mientras los gobiernos buscaban evitar la propagación de la mortal y contagiosa enfermedad.
Ante estimaciones para el segundo trimestre de una posible contracción récord en datos que se remontan a la década de 1940, las cifras del primer trimestre confirman, efectivamente, que ha comenzado una recesión, que pone fin a la expansión que comenzó a mediados de 2009 tras la crisis financiera mundial.
- El gasto de los consumidores se redujo a un ritmo de 7,6%, la peor caída desde 1980, luego de que restaurantes y tiendas cerraran y los estadounidenses se quedaran en casa por orden del Gobierno.
- La inversión empresarial no residencial se contrajo a una tasa de 8,6%, el mayor ritmo desde 2009, debido a que fábricas y otras empresas se paralizaron a medida que el virus se extendía y los precios del petróleo se desplomaban.
- Un punto positivo: el gasto en construcción residencial aumentó a una tasa de 21%, la mejor alza desde 2012, gracias al cálido clima y las bajas tasas hipotecarias.
- Las ventas finales a compradores nacionales, consideradas un indicador más preciso de la demanda subyacente en la economía, cayeron a una tasa de 5,4%. Estas excluyen las volátiles categorías de comercio -que impulsaron el crecimiento del PIB en 1,3 puntos porcentuales- y los inventarios, que restaron 0,53 puntos.