Los años 2020 serán la década asiática, con el continente dominando una lista exclusiva de economías que se espera sostengan tasas de crecimiento de alrededor de 7%. India, Bangladesh, Vietnam, Myanmar y Filipinas deberían alcanzar el hito, de acuerdo con una nota de investigación del domingo de Madhur Jha, jefe de investigación temática de Standard Chartered, en India, y el economista global en jefe, David Mann. Es probable que Etiopía y Costa de Marfil también alcancen el ritmo de crecimiento de 7%, lo que generalmente significa una duplicación del producto interno bruto cada 10 años. Eso será una gran ayuda para los ingresos per cápita, que aumentarán en Vietnam a US$10.400 en 2030, en comparación con aproximadamente US$2.500 el año pasado, estiman.
Los miembros del grupo del Sur de Asia deberían destacarse en el PIB, ya que en conjunto representarán alrededor de una quinta parte de la población mundial para 2030, según Standard Chartered. El dividendo demográfico será un beneficio para India, mientras que las inversiones de Bangladesh en salud y educación deberían mejorar la productividad. El predominio asiático de la lista es un cambio con respecto a 2010, cuando el banco comenzó a rastrear las economías que esperaba crecieran alrededor de 7%. En ese entonces, había 10 miembros divididos en partes iguales entre Asia y África: China, India, Indonesia, Bangladesh, Vietnam, Nigeria, Etiopía, Tanzania, Uganda y Mozambique.
China es una notable ausencia del último ranking después de haber sido miembro del club durante casi cuatro décadas, lo que refleja una desaceleración del crecimiento económico y una progresión hacia mayores ingresos per cápita que hacen que las tasas de crecimiento más rápidas sean más difíciles de mantener. Standard Chartered estima que la economía número 2 del mundo mantendrá un ritmo de crecimiento económico de 5,5% en la década de 2020.
Los países del África subsahariana también se han desvanecido, lo que los analistas atribuyen a la "disminución del impulso de reforma, a pesar de una desaceleración de los precios de los productos básicos". Si bien el crecimiento económico más rápido no es una panacea –persisten la desigualdad de ingresos, el crimen, la contaminación–, tiende a tener muchos efectos positivos, escribieron Jha y Mann.
"Un crecimiento más rápido no solo ayuda a sacar a las personas de la pobreza absoluta más rápidamente, sino que también suele ir acompañado de mejoras en la salud y la educación, así como una gama más amplia de bienes y servicios, y un mejor acceso a ellos", dicen en el informe. "Los ingresos más altos que resultan de un crecimiento más rápido también suelen reducir la inestabilidad sociopolítica y facilitan la introducción de reformas estructurales, creando un ciclo virtuoso". Además, los miembros del club del 7% tienden a tener tasas de ahorro e inversión de al menos 20% - 25% del PIB, según el informe.