El candidato del Partido de los Trabajadores de Brasil, Fernando Haddad, ganó terreno en la encuesta más reciente sobre las elecciones presidenciales, que tendrán lugar en menos de dos semanas.
El apoyo en primera ronda al ex alcalde de São Paulo aumentó tres puntos porcentuales al 22 por ciento, frente al 19 por ciento de la encuesta anterior 18 de septiembre. El exparacaidista Jair Bolsonaro se mantuvo a la cabeza con un 28 por ciento en la encuesta de Ibope publicada el lunes, pero el índice de rechazo aumentó del 42 por ciento al 46 por ciento. En un escenario de segunda vuelta entre los dos, Haddad vencería a Bolsonaro por seis puntos porcentuales.
El ex gobernador del estado de Ceará, Ciro Gomes, y el favorito de los mercados, Geraldo Alckmin, iban a la zaga con un 11 por ciento y 8 por ciento, frente al 11 por ciento y 7 por ciento, respectivamente, de la encuesta anterior. El apoyo a la ecologista Marina Silva cayó ligeramente, del 6 por ciento al 5 por ciento.
Trece candidatos compiten por la presidencia pero, según las tendencias actuales, los votantes brasileños parecen estar preparados para enfrentarse a una votación entre la izquierda y la extrema derecha en segunda ronda el 28 de octubre. La encuesta muestra que Bolsonaro, quien permanece hospitalizado tras ser apuñalado a principios de este mes, perdería ante todos menos uno de sus posibles competidores cuando el campo se reduzca.
El debilitamiento de Bolsonaro en posibles escenarios de segunda ronda podría pesar sobre los activos brasileños en la apertura de los mercados el martes, de acuerdo con Danny Fang, analista de Banco Bilbao Vizcaya Argentaria SA en Nueva York. "El mercado incluirá gradualmente la idea de que Bolsonaro probablemente se enfrentará a Haddad en la segunda ronda, y Haddad tiene la ventaja para conseguir las alianzas", dijo.
En su primera entrevista retransmitida desde el incidente, con Radio Jovem Pan, Bolsonaro se emocionó mientras describía el ataque y dijo que no pensaba que su atacante hubiese actuado solo. No proporcionó ninguna prueba que respaldara su afirmación. También dijo que nunca había predicado el odio y que la educación era clave para acabar con la intolerancia. El candidato presidencial fue demandado varias veces por discursos de incitación al odio.