Humo blanco y espeso teñido con un tono plateado emana de la chimenea de una de las plantas de carbón más limpias del mundo.
Diseñada por General Electric Co. y administrada por la empresa alemana de servicios públicos Energie Baden-Wuerttemberg AG, esta planta en Karlsruhe a orillas del río Rin está en el corazón de un debate sobre si el carbón puede ser lo suficientemente limpio como para funcionar en un mundo que lucha contra el cambio climático.
Aunque la planta produce suficiente electricidad para 912.000 hogares, también devora 250 toneladas de carbón por hora, lo que la convierte en un importante emisor de gases de efecto invernadero. El gobierno de la canciller Ángela Merkel está considerando propuestas para cerrar las plantas de carbón restantes para el año 2030, incluso las más limpias.
Los fabricantes y las empresas de servicios públicos están respondiendo con tecnología más eficiente que hacen que el combustible fósil más contaminante sea algo menos sucio
“Si nos fijamos solo en las emisiones de CO2 como un dato, entonces, por supuesto, debemos dejar de quemar carbón", dijo Michael Keroulle, máximo ejecutivo de GE Steam Power, división del conglomerado con sede en Boston que está vendiendo tecnología de carbón. "Pero la realidad es que los países necesitan acceso a energía segura y confiable y las energías renovables no siempre pueden proporcionar eso".
La planta de GE cerca de la sede de EnBW en Karlsruhe, a unos 145 kilómetros al sur de Fráncfort, es una de las más de 300 plantas en el mundo catalogadas como de "carbón limpio" por la industria. Representan alrededor del 12 por ciento de la energía producida a base de carbón en todo el mundo, según datos de S&P Global Market Intelligence World Electric Power Plant Database, Platts.
Eso ha hecho sonar las alarmas entre los grupos ambientalistas, que apuntan a investigaciones científicas que sugieren que el mundo debe renunciar a los combustibles fósiles para mediados de siglo para evitar los peores impactos del calentamiento global.
"El carbón limpio es un término deliberadamente engañoso", dijo Lauri Myllyvirta, analista senior de la unidad de contaminación del aire de Greenpeace. “En el contexto de la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, existen dos tipos de carbón: demasiado contaminante y demasiado caro".
El calificativo de "carbón limpio" fue popularizado por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en su discurso sobre el Estado de la Unión y de hecho se refiere a una gama de tecnologías. Algunas eliminan impurezas de diferentes grados del combustible para que se queme más rápido, entregando mayor energía. Otras depuran el dióxido de sulfuro, que causa la lluvia ácida, y el óxido nitroso, que daña la capa de ozono de la Tierra y empeora enfermedades respiratorias como como el asma.
Trump hizo de la reactivación de lo que llama "hermoso carbón limpio" una piedra angular de su agenda legislativa, prometiendo volver a crear empleos a la deteriorada industria. Su administración también ha argumentado que mantener las plantas de carbón proporciona una fuente de energía barata y segura que no puede ser igualada por las energías eólica, solar o de gas natural.
Los sistemas más prometedores esencialmente queman carbón a altas temperaturas más rápido que las plantas convencionales, extrayendo más energía de cada tonelada de combustible. Sus costos son alrededor del 40 por ciento mayores que una planta convencional y sus emisiones de dióxido de carbono son entre un 25 por ciento y un 35 por ciento más bajas, según la Asociación Mundial del Carbón. En cuanto a la contaminación, incluso pueden competir con el gas natural, el combustible fósil más limpio.
“Las mejores plantas de carbón ahora están produciendo emisiones de NOx, SO2 y partículas que son más bajas que las plantas de gas, lo que sin duda está diciendo algo", dijo Ian Barnes, asociado principal de Centro de Carbón Limpio de la AIE. "Para los países más pobres como Bangladesh, la disponibilidad de energía asequible ayudará a sacar a millones de personas de la pobreza".
Para la industria del carbón, esta tecnología representa una mejor manera de frenar el crecimiento de las emisiones al tiempo que garantiza un mayor acceso a la electricidad.
La Asociación Mundial del Carbón estima que costaría US$31.000 millones modernizar 400 gigavatios de estaciones de carbón para utilizar las mejores tecnologías. Eso es una fracción de los US$2,4 billones al año en inversión en energía limpia que se necesita para evitar el peligroso calentamiento del planeta, según un panel de científicos convocado por las Naciones Unidas.