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Encuentros Bilaterales

El príncipe saudita encuentra amigos y rechazo en la cumbre del G20

Mohammed bin Salman es ahora el centro de una atención no deseada por el brutal asesinato de Jamal Khashoggi. Cómo fue su actividad en el foro.

Key World Leaders Attend The G-20 Summit
Key World Leaders Attend The G-20 Summit | Bloomberg

Los líderes de Arabia Saudita suelen ser asistentes discretos a las cumbres internacionales, dejando el exhibicionismo público para otros. Pero esta vez la atención en el príncipe heredero Mohammed bin Salman era inevitable. Después de pasar dos días en la residencia saudí en un barrio elegante de la capital argentina, el monarca emergió para unirse a otros líderes del Grupo de los 20.

Cortejado hace apenas unos meses por políticos occidentales y la élite empresarial por las reformas económicas y sociales que ha promovido el reino conservador, el joven príncipe es ahora el centro de una atención no deseada por el brutal asesinato del columnista Jamal Khashoggi en el consulado de Arabia Saudita en Estambul.

Khashoggi criticó las políticas del príncipe, y filtraciones de inteligencia de Turquía a otros servicios de inteligencia como la CIA indicaron que el príncipe estuvo involucrado en la decisión de matarlo, algo que Arabia Saudita niega.

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La cumbre del G-20 fue un acto de equilibrismo. Por un lado, el príncipe tenía que ser visto para mostrar que no era un paria en el escenario internacional. Por otro lado, su deseo de entablar contacto significaba que se exponía a reproches.

El príncipe saudita salió airoso de la primera cumbre tras el asesinato de Jamal Khashoggi

Al final, más líderes de lo previsto optaron por encontrarse con él, aunque solo fuera fugazmente. Un imperativo era hablar de petróleo; otro fue tratar de convencerlo de que pusiera fin, con cuidado, a la guerra en Yemen; y también mantener abiertos los canales de inversión.

El príncipe fue visto riendo y charlando con el presidente ruso, Vladimir Putin, el viernes, al comienzo de la cumbre. Ambos mandatarios intercambiaron vigorosos apretones de manos, amplias sonrisas y palmaditas en los brazos.

Por su parte, el presidente chino, Xi Jinping, dijo al príncipe que su país respaldaba la estrategia de diversificación económica de Arabia Saudita, y le pidió que integraran mejor sus programas económicos clave: la iniciativa china Cinturón y ruta de la seda con la Visión saudita 2030.

Aún así, la pregunta es si los últimos días han cambiado algo. Los políticos estadounidenses a ambos lados del pasillo presionan al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, para una postura más enérgica, incluso cuando Trump ha desviado las críticas al príncipe y lo ha elogiado públicamente por la caída de los precios del petróleo.

De hecho, después del encuentro efusivo entre Putin y el príncipe, el senador republicano Lindsey Graham, aliado frecuente de Trump, dijo por Twitter "Dios los cría...".

Trump intercambió cordialidades con el príncipe heredero, pero la Casa Blanca se aseguraba de que el presidente mantuviera las distancias. Un cargo, que pidió que no se revelara su identidad ya que se trata de deliberaciones internas, dijo que Estados Unidos rechazó las solicitudes de Arabia Saudita para una reunión formal.

Estados Unidos ofreció en su lugar al secretario de Estado, Michael Pompeo. Los saudíes se negaron, y ofrecieron por su parte un encuentro con el ministro de Asuntos Exterioes, Adel al-Jubeir. Esa reunión tuvo lugar en el último minuto y lejos de las cámaras. Jubeir pareció animado por su conversación de una hora, calificándola de "muy productiva". Pompeo le dijo a la CNN el sábado que no había pruebas directas que relacionaran al príncipe con la muerte de Khashoggi.

No todos los encuentros fueron fáciles para el príncipe. Se encontró con un rostro severo de Emmanuel Macron de Francia, con quien habló intensamente durante varios minutos. Macron decidió detenerse y hablar con el príncipe, dijo un cargo, porque "no íbamos a jugar al escondite. Había que decir las cosas con franqueza y con mucha firmeza".

Igualmente, la primera ministra del Reino Unido, Theresa May, usó su reunión para instar al príncipe a responsabilizar a los perpetradores de la muerte de Khashoggi. May mantuvo siete reuniones bilaterales durante la cumbre, y los medios pudieron asistir al inicio de otras seis. La oficina de May difundió una foto en la que la líder británica aparecía con semblante serio y sin mirar al príncipe, mientras que el monarca miraba hacia ella. Las imágenes tomadas por los medios de comunicación sauditas mostraban a los dos dándose la mano.