La última restricción de la Argentina a las compras de dólares expuso una división entre los principales funcionarios del equipo económico, mientras luchan por encontrar un camino de regreso tras la caída económica más profunda registrada.
Los bonos argentinos en dólares extendieron su caída el jueves, dos días después de que el presidente del Banco Central, Miguel Pesce, apretara aún más los ya estrictos controles de divisas.
Pesce quería prohibir a los ahorristas argentinos las compras de dólares, mientras que el ministro de Economía, Martín Guzmán, se opuso a esa idea, según cuatro personas con conocimiento directo del asunto. En última instancia, llegaron a un acuerdo después de reunirse con el presidente Alberto Fernández a principios de la semana pasada.
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A falta de un plan claro para sacar a la economía de una profunda recesión de tres años, el Gobierno está tratando de aferrarse y proteger las reservas en dólares de Argentina al menos hasta que comience la cosecha de soja en marzo, cuando el aumento de las exportaciones agrícolas impulse los ingresos en dólares, según dos personas con conocimiento directo del asunto.
Guzmán había expresado previamente su oposición a controles más estrictos, diciendo que estaba a favor de la “normalización“ de los mercados de divisas de Argentina.
El equipo económico del Gobierno también está dividido sobre cuánto tiempo deben mantenerse las restricciones. Algunos consideran que los nuevos controles son indefinidos, mientras que otros quieren que sean soluciones temporales, dijeron las personas. Solo una de las medidas, dirigida a la deuda corportiva en moneda extranjera, tiene una fecha de vencimiento establecida para fines de marzo.
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Un vocero del Banco Central negó que haya alguna división con el Ministerio de Economía y dijo que la política fue coordinada entre los líderes del equipo económico. El Ministerio de Economía no respondió a una solicitud de comentarios.
Los últimos controles incluyen un nuevo impuesto para los ahorristas que compren dólares. El Gobierno también está obligando a las empresas con más de US$1 millón en pagos mensuales de capital hasta marzo a reestructurar o diferir parte de esas obligaciones.
Miedo recurrente
Las medidas pusieron fin a un período de relativa calma en la turbulenta economía, dos semanas después de una reestructuración de deuda que tenía la intención de restablecer la confianza de algunos inversionistas en Argentina tras su noveno default.
“Hay un alto grado de inquietud en términos de inversores que miran al país y las compañías que operan en el país”, asegura Jimena Blanco, directora de investigación para América Latina de la consultora Verisk Maplecroft en Buenos Aires. “Todas estas políticas desalientan la inversión”.
La sangría de las reservas de dólares es un temor recurrente para los gobiernos argentinos. En 2011, el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner endureció las reglas para las personas que compraban dólares.
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Alberto Fernández criticó los controles en ese momento, diciendo que eran un ataque a las libertades individuales. Pero ahora, como presidente, y con las reservas internacionales brutas en US$42.500 millones, cerca de un mínimo de tres años, está implementando una política similar.
El 15 de agosto, Fernández dio a conocer públicamente la idea de Pesce de eliminar por completo la compra de dólares. Alrededor de cuatro millones de argentinos compraron la moneda estadounidense en el mercado oficial en agosto, un máximo histórico, según un alto funcionario.
Las restricciones monetarias, que están destinadas a frenar una salida de dólares, se suman a otras restricciones económicas existentes, como la prohibición de despedir trabajadores y un impuesto del 30% sobre cualquier compra que no se realice en pesos.
Se pronostica que la economía argentina se contraerá 12% este año, según la propuesta presupuestaria publicada recientemente por el Gobierno.
Suscripciones a Netflix
La división se produce cuando Pesce y Guzmán lideran las negociaciones de Argentina con el Fondo Monetario Internacional, al que el país debe US$44.000 millones de un rescate fallido otorgado al Gobierno anterior. La forma en que la Administración de Fernández planea finalmente eliminar los controles de divisas será un punto clave del nuevo programa del FMI.
Forzar a las empresas privadas a reestructurar su deuda en dólares puede complicar las conversaciones con el FMI, advierten analistas.
“Es probable que esto dificulte las negociaciones con el FMI, ya que están matando efectivamente el mercado de deuda del sector privado y, por lo tanto, la capacidad de pago de Argentina”, dice Marcos Buscaglia, cofundador de la consultora argentina Alberdi Partners.
Con los argentinos atrapados en sus casas debido a las medidas de confinamiento para frenar la pandemia de coronavirus, las nuevas medidas llegarán a los hogares: si los ciudadanos se suscriben a Netflix o Spotify para aliviar el aburrimiento, esas compras contarán dentro de los US$200 que pueden comprar cada mes, y estarán sujetas a un impuesto de 65%.
Las medidas podrían golpear aún más la popularidad de Fernández, que cae a medida que los casos del virus suben, añade Buscaglia.
“Es una verdadera bomba para la clase media argentina”, dice.