La Administración Biden está presionando a los legisladores para que apoyen un plan de US$4.300 millones para comprar uranio enriquecido directamente a productores nacionales, con el fin de que Estados Unidos deje de importar de Rusia el combustible para reactores nucleares, según una persona familiarizada con el asunto.
Funcionarios del Departamento de Energía se han reunido con personal clave del Congreso, donde dijeron que el financiamiento se necesita con urgencia, señaló la fuente, que no estaba autorizada a discutir públicamente la información. Los funcionarios de energía argumentaron que cualquier interrupción en el suministro de uranio enriquecido ruso podría causar interrupciones operativas en los reactores nucleares comerciales, según la persona. Los participantes de la industria estadounidense de energía nuclear también han sido informados sobre la propuesta, señaló otra persona familiarizada con los detalles. El plan requiere la aprobación del Congreso.
El objetivo de la propuesta es estimular el desarrollo de un mayor enriquecimiento nacional y otras medidas necesarias para convertir el uranio en combustible para reactores, dijo la persona. Se crearía un comprador gubernamental que adquiriría directamente el uranio enriquecido, incluido el tipo utilizado en una nueva clase de reactores avanzados que se está desarrollando actualmente.
Sin embargo, no será fácil para EE.UU. poner en marcha la industria nacional del uranio. El país solo cuenta con una planta comercial de enriquecimiento, una planta en Nuevo México propiedad de Urenco Ltd., un consorcio británico-alemán-holandés.
Las conversaciones se producen en un momento en que el Gobierno de Biden contempla la posibilidad de imponer sanciones a las importaciones de uranio enriquecido de Rusia en respuesta a la invasión de Ucrania por parte del Kremlin, al tiempo que considera la posibilidad de que Rusia también decida detener las importaciones. Rusia representó el 16,5% del uranio importado por EE.UU. en 2020 y el 23% del uranio enriquecido necesario para alimentar los reactores nucleares comerciales estadounidenses.
Las acciones de Cameco Corp., una minera de uranio canadiense, subieron hasta un 8,2% en Nueva York tras la noticia.
El Departamento de Energía no respondió de inmediato a una solicitud de comentarios. La secretaria de Energía, Jennifer Granholm, ha calificado la dependencia de EE.UU. de las importaciones rusas como una “vulnerabilidad” para la seguridad nacional y económica, al tiempo que ha llamado la atención sobre el hecho de que la capacidad de enriquecimiento de EE.UU. ha disminuido en parte debido a la competencia de fuentes subvencionadas por el Estado.
La propuesta encaja con la legislación presentada a principios de este año por el senador Joe Manchin, demócrata de Virginia Occidental, que es un voto decisivo clave, y el Senador Jim Risch, republicano de Idaho, que autorizaría miles de millones de dólares en fondos para aumentar las capacidades de enriquecimiento de uranio del país. Otros congresistas que apoyan la ampliación de las capacidades de enriquecimiento de EE.UU. son el senador John Barraso, republicano de Wyoming, que es el principal miembro del Partido Republicano en el Comité de Energía y Recursos Naturales.
Entre las empresas que podrían beneficiarse de este plan se encuentran Centrus Energy Corp, la empresa con sede en Bethesda, Maryland, que está construyendo una planta de enriquecimiento en Ohio, y ConverDyn, una empresa conjunta de Honeywell International Inc. y General Atomics que presta servicios de conversión de uranio.
LM / ED