Por un momento durante la llamada de ganancias de Facebook Inc. el miércoles, cerré los ojos y juré que eran los días gloriosos de 2015.
La compañía ha pasado los últimos seis meses dando noticias alarmantes a sus inversionistas. El crecimiento de los ingresos se desacelería notoriamente. El aumento en el gasto perjudicaría los márgenes de ganancias. La principal red social del mundo estaba alcanzando la saturación en el mundo desarrollado y la compañía aún no tenía un plan para hacer dinero con los nuevos comportamientos en Internet. Era una letanía de mensajes pesimistas que, en conjunto, redujeron US$250.000 millones del valor de mercado de Facebook desde julio hasta finales de 2018.
Los hechos sobre Facebook no han cambiado mucho, pero su actitud sí. Es como si la compañía hubiera declarado el final de un año de tropiezos.
Me sorprendió el tono de Mark Zuckerberg y Sheryl Sandberg en su llamada de conferencia trimestral con los analistas de acciones. Zuckerberg dijo el miércoles que Facebook había "cambiado fundamentalmente la manera en que se maneja la compañía" y "progresado realmente" en problemas difíciles como la protección de la información de las personas y el control del extremismo respecto a sus usos de Internet (no todos estarán de acuerdo con la evaluación de Zuckerberg, y él mismo reconoció que no habría una sensación de "misión cumplida").
Zuckerberg habló menos de los problemas con el crecimiento de los usuarios o las ganancias que hace tres meses y se enfocó en 2019 como un año para invertir en nuevas características y funciones: incorporar las compras a Instagram, desplegar los pagos por WhatsApp en más países y trabajar para que la "familia" de aplicaciones de Facebook funcione mejor en conjunto.
La empresa espera que Watch –la aplicación de video estilo televisión de la compañía que definitivamente no ha despegado– se popularice este año. Sandberg alardeó que Facebook había probado que puede invertir en la protección de sus plataformas del abuso y aún así hacer crecer el negocio. El director financiero de Facebook tuvo que desempeñar el rol de aguafiestas y participó en algunas ocasiones como la voz de la prudencia.
Este es el mayor optimismo que he oído de los ejecutivos de Facebook en mucho tiempo. De nuevo, no ha cambiado mucho desde el último informe de ganancias en octubre. Sí, los ingresos y las ganancias crecieron más de los esperado en el cuarto trimestre, y los usuarios diarios promedio de la compañía crecieron (un poco) en Norteamérica y Europa, sus mayores mercados de publicidad. Facebook sigue ayudando a los negocios a contactar eficientemente a sus clientes, y esa es la fórmula para el éxito en Internet. Las acciones de la compañía se dispararon, aunque siguen 20 por ciento por debajo de su pico de julio.
El miércoles hubo advertencias similares. La compañía reiteró que el crecimiento permanecerá lento este año. Los costos están incrementando más rápido que los ingresos. Hay mucho trabajo por hacer para ganar dinero con las aplicaciones de mensajería y los diarios de fotografía y video de Facebook conocidos como historias. Para que los ingresos sigan creciendo, Facebook está desplegando más anuncios y acudiendo a países y productos con costos de publicidad relativamente bajos.
Facebook no ocultó esas realidades el miércoles, pero los ejecutivos fueron más optimistas de que la empresa logrará descifrar sus desafíos y permanecer relevante entre los usuarios de Internet y las empresas que quieren alcanzarlos. "Confío en que lo lograremos", afirmó Zuckerberg respecto a la generación de un nivel similar de anuncios en su formato de historias como en su formato establecido de novedades. La frase resume el nuevo tono de Facebook.
Tal vez Zuckerberg y compañía piensen que los desafíos de la empresa están generando tracción y quieran hablar a los inversionistas con más optimismo ahora. Tal vez los jefes de Facebook se cansaron de estar a la defensiva. O tal vez el objetivo de la compañía el año pasado era bajar las expectativas, y lo logró.
Facebook no puede regresar a los días despreocupados de 2015 cuando los ingresos crecían fácilmente y el público en general ignoraba sus vulnerabilidades a la propaganda, su daño social y sus abusos a la privacidad. No obstante, la empresa sí logró recuperar parte del optimismo del momento en que el mundo estaba más entusiasmado –tal vez era más inocente– respecto a las oportunidades para Facebook y las compañías tecnológicas en general.
