El gobierno de Italia dio el tiro de partida en lo que prometen ser difíciles negociaciones sobre un presupuesto 2019 que ya ha despertado preocupaciones entre los inversionistas.
Los dos partidos de la coalición gobernante del país se comprometieron a comenzar a implementar sus audaces planes de gastos el próximo año, arriesgándose a poner al gabinete del primer ministro Giuseppe Conte en conflicto con los socios de la Unión Europea. Un aumento en el rendimiento de los 2,3 billones de euros (US$2,7 billones) en deuda pública de Italia el viernes demuestra que los mercados seguirán muy de cerca las conversaciones sobre el programa populista.
Las discusiones sobre el presupuesto serán clave para evaluar si el ministro de Finanzas, Giovanni Tria, –un profesor universitario sin experiencia política previa– será capaz de soportar la presión de los partidarios políticos de Conte para que cumpla sus promesas electorales. Prometió mantener el déficit dentro del límite del 3 por ciento del producto interno bruto establecido por la UE.
"Hemos acordado la planificación económica y financiera que se presentará en septiembre", señaló Conte en un comunicado después de reunirse con Tria, el viceprimer ministro y líder del movimiento Cinco Estrellas Luigi di Maio, el ministro de Asuntos Exteriores, Enzo Moavero, el ministro de Asuntos Europeos, Paolo Savona, y el jefe de gabinete, Giancarlo Giorgetti. Conte no entregó detalles sobre las cifras presupuestarias.
Medidas de gran envergadura
El acuerdo de coalición del gobierno exige medidas fiscales de gran envergadura. La Liga Norte antiinmigración quiere que se implementen recortes de impuestos para las empresas y las personas mientras que el Movimiento Cinco Estrellas, el mayor partido de Italia, propone un ingreso ciudadano para los pobres, con proyecciones de un aumento del gasto a 120.000 millones de euros en el primer año completo, según cálculos de Carlo Cottarelli, antiguo ejecutivo del Fondo Monetario Internacional que estuvo cerca de convertirse en primer ministro.
Se espera que el gobierno de Italia fije nuevas metas para las finanzas públicas el 30 de septiembre y que presente un proyecto de presupuesto a la Unión Europea para su revisión antes del 15 de octubre.
"Lo que tenemos que esperar es la propuesta final porque en este período habrá reuniones, habrá Twitter, habrá políticos que dirán ’gastaremos mucho’", dijo Carlo Messina, máximo ejecutivo de Intesa Sanpaolo SpA, en una entrevista con Bloomberg Television el viernes. "Tenemos que volver a la realidad, y la realidad es que no se pueden hacer gastos sin tener entradas".
En julio, Tria dijo a Bloomberg News en una entrevista que el gobierno no aprobará ningún ajuste presupuestario suplementario este año y se mantendrá dentro de las proyecciones de déficit y deuda establecidas por la administración anterior. Eso significa un déficit del 1,6 por ciento del PBI y una razón de deuda del 130,8 por ciento. Sin embargo, Di Maio confirmó el jueves que el proyecto de ley de ingreso ciudadano se presentará al Parlamento "en breve".
Mientras el gobierno se preparaba para la reunión, los bonos italianos sufrieron en medio de las renovadas preocupaciones sobre una guerra comercial. La deuda del país subió el viernes por tercer día, y los rendimientos de los bonos a 10 años se empinaron por encima del 3 por ciento por primera vez en casi dos meses.
"Las reuniones sobre la ley de presupuesto, o incluso los rumores, claramente están teniendo un impacto en los rendimientos de los bonos de Italia", dijo Vincenzo Longo, analista en IG Markets en Milán. "Este va a ser el mayor tema para los mercados italianos durante el otoño".