En el debate sobre el cambio climático, los principales contaminadores, como las centrales eléctricas, los camiones y los automóviles, reciben la mayor atención de los políticos. Un nuevo estudio sugiere que se podría necesitar una perspectiva más amplia.
Dos sectores que a menudo se pasan por alto registraron los mayores aumentos en contaminación por dióxido de carbono en Estados Unidos en 2018. Las emisiones generadas por la fabricación industrial aumentaron un 5,7 por ciento, según la firma de investigación Rhodium Group. Los edificios comerciales y residenciales generaron un diez por ciento más de emisiones.
Esos incrementos lideraron el aumento de la contaminación general del 3,4 por ciento, el segundo mayor aumento interanual de los últimos 20 años. El transporte, que sigue siendo la mayor fuente de dióxido de carbono de la economía estadounidense, aumentó alrededor del 1 por ciento.
El aumento de la contaminación de los edificios pone de relieve un problema particular para los responsables de política: está estrechamente relacionado con el clima. Un invierno más cálido en 2017 suprimió la demanda de combustible para calefacción y hace que el regreso a la normalidad en 2018 parezca un pico. Y si bien los reguladores pueden elevar los estándares de eficiencia y cambiar los códigos de construcción para nuevas construcciones, no hay mucho que puedan hacer para controlar el uso de energía en los hogares y oficinas existentes.
La producción manufacturera aumentó el año pasado, impulsada por una economía principalmente robusta. Pero las buenas noticias para las fábricas pueden ser un dolor de cabeza para los que apuestan por la reducción de emisiones de carbono. “El sector industrial está siendo ignorado casi por completo” por los políticos dedicados al clima, escribieron los autores de Rhodium.
Estos "sectores olvidados", como los llaman los autores de Rhodium, representan alrededor de una tercera parte del dióxido de carbono de Estados Unidos. Las fuentes industriales generan el 22 por ciento y los edificios el 11 por ciento en 2016, según la Agencia de Protección Ambiental de EE.UU.
