El gobierno federal de Estados Unidos trabaja a un ritmo vertiginoso para responder a la recesión del coronavirus. En los estados, sin embargo, los datos preliminares sugieren pérdidas de empleo asombrosas que superan las expectativas de los economistas de hace apenas una semana. Si el patrón se mantiene, marcará la peor desaceleración registrada en el mercado laboral.
Un aumento en las solicitudes iniciales de seguro de desempleo es una de las primeras señales de una recesión en marcha. La cifra oficial más reciente es de la primera semana de marzo, y muestra 221.000 solicitudes, aproximadamente a la par con el promedio de los últimos meses.
Sin embargo, las oficinas estatales de desempleo están reportando considerables aumentos en el volumen de solicitudes más recientes. Hawái reportó 1.500 solicitudes el lunes, cinco veces más que el lunes anterior. De viernes a martes, Connecticut anotó 30.000 solicitudes, cerca de 10 veces el promedio de una semana completa. Pensilvania recibió la asombrosa cantidad de 50.000 solicitudes solo el lunes, en comparación con las 12.000 de la primera semana de marzo.
Todo esto implica que, para EE.UU. en su conjunto, el total de solicitudes iniciales de seguro de desempleo para esta semana podría aumentar a más de 2 millones. Durante la peor semana de la Gran Recesión, la última semana de marzo de 2009, las solicitudes llegaron a 665.000.
Una perspectiva: incluso cuando la economía está en auge, cientos de miles de trabajadores solicitan beneficios de desempleo cada semana y un número aún mayor encuentra nuevos empleos. En diciembre de 2007, a modo de comparación, la economía de EE.UU. sumó 108.000 empleos. En marzo de 2009, perdió 800.000.
La correlación entre las solicitudes de seguro de desempleo y el informe mensual de la nómina no es exacta. Pero una extrapolación simple sugiere que el informe de la nómina del próximo mes podría mostrar una disminución total de aproximadamente 4 millones de empleos. El sufrimiento humano detrás de esa cifra es abrumador. Todo esto requiere que el Congreso apruebe sin demora un aumento del monto que los trabajadores reciben en el seguro de desempleo.
Las consecuencias macroeconómicas son, en todo caso, más graves. Una recesión típica gana fuerza porque todos los trabajadores reducen sus gastos: algunos porque han perdido sus empleos, otros porque esperan que eso pase y a otros les preocupa que eso pueda suceder. Este efecto se propaga por la economía.
El primer mes de grandes pérdidas de empleo durante la Gran Recesión fue febrero de 2008, cuando la economía perdió 906.000 empleos. El efecto se extendió a lo largo de 2009, y durante toda la Gran Recesión se perdieron alrededor de 8,5 millones de empleos. Un multiplicador similar colocaría la pérdida total de empleos de la recesión actual en... 37 millones.
Una vez más, los cálculos preliminares prevén un aumento en la tasa de desempleo cercana al 27%, incluso superior al 20% que el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, advirtió como posible. Superaría el desempleo más alto registrado, 24,9%, establecido durante la Gran Depresión. Repito, estas son estimaciones aproximadas basadas en datos iniciales.
Además, la recesión del coronavirus es, estructuralmente hablando, diferente a cualquier otra que haya ocurrido antes. Muchas de las medidas que se le pide al público que tome son voluntarias, por lo que es posible que la economía se recupere rápidamente cuando pase el brote. Por otro lado, debido a que el distanciamiento social tendrá que continuar durante meses, podría ser que el choque inicial se agrave aún más.
En cualquier caso, el gobierno y el público deben estar preparados para una economía dramática e incierta.