“Casi seguramente” Rusia hackeó la campaña presidencial del Comité Nacional Demócrata de Estados Unidos en 2016, afirmó el Reino Unido, que le echó la culpa al Kremlin de una serie de ciberataques “temerarios e indiscriminados” ocurridos estos últimos años.
La evidencia del Centro Nacional de Ciberseguridad del Reino Unido (NCSC, por sus siglas en inglés) podría incorporarse a la investigación del fiscal especial Robert Mueller sobre la interferencia de Rusia en las elecciones estadounidenses de 2016 y la supuesta cooperación de la campaña de Donald Trump.
Este jueves, el NCSC asoció cuatro ataques nuevos con el GRU, el servicio de inteligencia militar de Rusia. El banco central de Rusia y el aeropuerto de Odessa muy probablemente hayan sido víctimas de ciberataques, afirmó el Centro. La Agencia Mundial Antidoping fue hackeada en 2017, de lo que resultó la divulgación de los antecedentes médicos confidenciales de atletas internacionales. También fueron atacadas dos organizaciones de prensa rusas, una pequeña emisora de TV con sede en el Reino Unido y el metro de Kiev, según el NCSC.
El 70% de los rusos le cree a Putin: no interfirió en elecciones de EE.UU.
“El accionar del GRU es temerario e indiscriminado: tratan de socavar e interferir en elecciones en otros países; incluso están preparados para perjudicar a empresas y ciudadanos rusos”, dijo en un comunicado el secretario de Asuntos Exteriores del Reino Unido, Jeremy Hunt. “Este patrón de conducta demuestra su deseo de operar sin respetar el derecho internacional o las normas establecidas y de hacerlo con una sensación de impunidad y sin consecuencias”.
El primer ministro de Australia, Scott Morrison, y la ministra de Asuntos Exteriores de ese país, Marise Payne, se sumaron al Reino Unido en la condena a “la ciberactividad maliciosa” de Rusia.
Responsabilidad del Kremlin
El GRU usó nombres como Fancy Bear, Pawnstorm y Tsar Team para desplegar sus ataques, y en última instancia el Kremlin es responsable, sostuvo el NCSC.
Las relaciones diplomáticas entre el Reino Unido y Rusia atraviesan su peor momento desde el pico de la Guerra Fría en los años setenta. La policía británica cree que el 4 de marzo, dos rusos, con los alias Alexander Petrov y Ruslan Boshirov, rociaron el agente nervioso armamentístico Novichok en el picaporte de una puerta en la casa del exespía ruso Sergei Skripal en Salisbury, en el sur de Inglaterra.
El ataque dejó gravemente enfermos a Skripal y su hija Yulia. Otra vecina de Salisbury, Dawn Sturgess, de 44 años, que quedó expuesta posteriormente al mismo agente nervioso —introducido en el Reino Unido en un frasco de perfume falsificado— falleció en julio.
Rusia niega estar involucrada en el ataque contra Skripal, que dio lugar a una expulsión en masa de diplomáticos de Europa y a la imposición de sanciones de parte del presidente de EE.UU. Esta semana, Vladimir Putin denunció a Skripal y lo tildó de “basura” y “traidor”.
El sitio online de investigaciones Bellingcat y un portal de noticias ruso, The Insider, revelaron información que identifica a “Boshirov” como el coronel Analotiy Chepiga, un veterano de las fuerzas especiales y agente del GRU.
