La epidemia de coronavirus ha obligado a los gobiernos a tomar decisiones difíciles. Una de las más complicadas —y quizás la más simbólica— es si se deben cerrar las escuelas para contener el contagio.
Un cierre generalizado inevitablemente afectaría a los niños y a sus padres en el trabajo. Sin embargo, la limitada evidencia que tenemos muestra que esta medida puede ser eficaz para frenar un brote. A su vez, esto podría permitir el respiro que tanto necesitan los hospitales por la fuerte presión de la que son objeto a medida que continúa la propagación del virus.
Mientras el número de personas que han dado positivo al Covid-19 a nivel mundial se multiplica incesantemente, gobiernos de todo el mundo están tomando la draconiana medida de hacer que niños y adolescentes se queden en casa. Hong Kong, Japón e Italia han cerrado todas sus escuelas. Otros países, como Francia, Alemania y el Reino Unido, podrían terminar enfrentando el mismo dilema.
La aparente paradoja de esta decisión es que los niños parecen ser el grupo etario que corre el menor peligro por este virus. Un estudio de más de 44.000 personas contagiadas en China concluyó que solo un joven menor de 20 años ha muerto a causa de Covid-19, de 965 casos confirmados. (A modo de comparación, la Organización Mundial de la Salud establece que la tasa de mortalidad general de este coronavirus es de 3,4% en todo el mundo, aunque otro estudio de febrero la sitúa en 1%). A menudo los gobiernos evalúan el cierre de las escuelas para proteger a los niños "vulnerables", pero para el coronavirus, este no es el caso.
Sin embargo, el temor es que las escuelas son un peligroso vehículo de contagio, ya que los estudiantes pasan largos períodos de tiempo juntos. También es más difícil pedirles a los niños que sigan principios básicos de higiene, como lavarse las manos, que son la forma más efectiva de limitar la propagación de este brote. Un estudio de 391 casos en Shenzen, China, muestra que los niños tienen la misma probabilidad que los adultos de portar el virus, aunque es mucho menos mortal para ellos. Mantenerlos en casa puede hacer que sus padres y abuelos estén más seguros.
El Covid-19 apareció solo hace unos meses, por lo que no tenemos suficiente evidencia para determinar qué tipo de medidas de distanciamiento social son más efectivas para detener su propagación. Sin embargo, científicos han analizado el impacto del cierre de escuelas por otros virus. Las conclusiones son diversas: un análisis de 79 estudios sobre la influenza pandémica y estacional concluyó que el cierre de escuelas puede influir en el retraso de un contagio, aunque es difícil tener la certeza. El cierre de escuelas generalmente se determina junto con otras medidas, por lo que les cuesta mucho a los científicos precisar qué es lo que más influye.
Sin embargo, esta medida parece ser útil cuando existe el riesgo de que el sistema de salud se vea superado. Esa es la mayor amenaza del Covid-19: su mortalidad parece ser mucho menor que la de otros virus como el SARS o el MERS. Sin embargo, se propaga con mayor facilidad y hace que cerca de 10% de las personas contagiadas deba ingresar a unidades de cuidados intensivos, que solo tienen una capacidad limitada. Un estudio sobre la epidemia de gripe porcina de 2009 en el Reino Unido mostró que el cierre de escuelas puede tener un efecto atenuante cuando una pandemia tiene graves consecuencias para la capacidad de las UCI. No obstante, los cierres de las escuelas deben ser generalizados y estar coordinados, de manera similar a lo que está sucediendo ahora en Italia y Japón. "Cuando es probable que la máxima demanda proyectada exceda la capacidad nacional, puede ser necesario un período coordinado y posiblemente extendido de cierre de escuelas", dijeron los autores.
Por supuesto, el cierre prolongado y coordinado de escuelas tiene enormes costos. Muchos padres deben quedarse en casa para cuidar a sus hijos. Es posible que algunos de estos padres trabajen en hospitales y consultorios médicos, lo que aumenta la presión sobre el sistema. Un estudio de 2009 concluyó que cerrar todas las escuelas de EE.UU. durante cuatro semanas podría tener un costo de entre US$10.000 millones y US$47.000 millones y provocar una reducción de entre 6% y 19% en el personal clave de salud. Por supuesto, también habrá costos educativos a largo plazo para los niños.
El precio para la sociedad podría ser más bajo si las escuelas estuvieran mejor equipadas con tecnología. Desafortunadamente, en muchas partes del mundo los maestros aún dependen únicamente de la asistencia a clases. Las epidemias no se pueden predecir, por lo que no es práctico establecer un sistema completamente integral de aprendizaje a distancia. Pero sería útil que las escuelas tuvieran mejores planes de contingencia para tales ocasiones.
A medida que se propaga la epidemia de coronavirus, es posible que más gobiernos opten por cerrar sus escuelas. A pesar de todos sus costos, es una opción que deberían tener en consideración.