Petróleo Brasileiro SA quiere reducir casi el 7 por ciento de su fuerza laboral a través de un programa de despido voluntario diseñado para generar ahorros de alrededor de US$1.000 millones para 2023. El productor de petróleo con sede en Río de Janeiro, conocido como Petrobras, dijo que unos 4.300 trabajadores cumplen los criterios para unirse al programa. La compañía empleaba a 63.361 personas a finales del tercer trimestre de 2018, según su informe de resultados más reciente.
UBS recomienda comprar Petrobras: buenas perspectivas para 2019
El programa costará 1.100 millones de reales (US$250 millones) y generará unos posibles ahorros de 4.100 millones de reales en los próximos cinco años, estimó la compañía en un comunicado regulatorio. Estas cifras podrían cambiar dependiendo de la cantidad de personas que se sumen al programa, agregó.
Los recortes de personal son una señal de que el máximo ejecutivo, Roberto Castello Branco, quiere continuar con el recorte de costes que la empresa estatal comenzó a introducir hace unos años en respuesta a la caída de precios del petróleo. Petrobras anunció programas de despido voluntario en 2014 y 2016.
Petrobras planea aumentar producción de petróleo y reducir deuda
En abril, el gigante petrolero controlado por el estado, adquirió por parte del gobierno de Brasil un paquete de 2.000 millones de reales (US$514 millones) para mejorar las condiciones de trabajo de los conductores de camiones y disipar las amenazas de una huelga nacional.
Las medidas incluyeron una línea de crédito de 500 millones de reales del Banco Nacional de Desarrollo Económico (BNDES) para el mantenimiento de vehículos y neumáticos. Las acciones subieron hasta un 4,4 por ciento en São Paulo, ya que la noticia alentó a los inversionistas a negociar las acciones en un atractivo punto de entrada.
Petrobras perdió 32.000 millones de reales en valor de mercado el 12 de abril luego de que la compañía revirtiera un aumento en el precio del diésel a pedido de Bolsonaro. El movimiento del precio golpeó a los inversionistas y revivió los recuerdos de la expresidenta Dilma Rousseff, quien presionó a la compañía para que vendiera combustible por debajo de los niveles internacionales durante períodos de precios altos, lo que le costó a Petrobras un estimado de US$40.000 millones.