El Gobierno de Boris Johnson señaló que no tiene planes de reducir el período de aislamiento para las personas con covid-19, pese a que las ausencias de personal ejercen una presión cada vez mayor sobre el servicio de salud y las cadenas de suministro del Reino Unido.
La semana pasada, el Gobierno redujo el requisito de cuarentena en Inglaterra (las otras administraciones autónomas del Reino Unido tienen sus propias políticas de salud) de diez a siete días, pero se le está pidiendo que vaya más allá después de que los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos acortaran su recomendación a cinco días.
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El Gobierno quiere asegurarse de que el reciente cambio “esté funcionando como creemos que debería” hacerlo, dijo el miércoles la ministra británica Chloe Smith a BBC. No hay planes actuales para modificarlo, dijo.
Se trata del último ejemplo de los malabares que debe hacer Johnson por el covid-19. Su Administración, bajo una intensa presión de los miembros de su Partido Conservador, anunció que no habría nuevas restricciones antes del Año Nuevo para abordar la nueva variante ómicron pese a que las cifras de casos están rompiendo récords casi a diario.
El miércoles le preguntaron a Johnson por qué se ha abstenido de nuevas restricciones incluso cuando Gales, Escocia e Irlanda del Norte han endurecido las suyas. El primer ministro dijo que el Gobierno “evaluó el equilibrio de riesgos”, y aludió al impacto de las dosis de refuerzo en la prevención de cuadros graves causados por la variante ómicron.
Ahora la polémica se trasladó a las normas de aislamiento, ya que algunos periódicos de tendencia conservadora utilizaron sus portadas para poner de relieve el impacto en la economía británica de poner en cuarentena a los trabajadores. Algunos grupos de presión empresariales también están respaldando una reducción.
Es un debate que depende de los datos que van surgiendo sobre la gravedad de la variante ómicron. La evidencia de que la variante causa cuadros más leves de la enfermedad está generando llamados a flexibilizar las restricciones y normativas restantes.
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Al 28 de diciembre, había un total de 9.546 personas hospitalizadas por covid-19 en Inglaterra, según las cifras oficiales más recientes. Es la cifra más alta desde marzo, pero mucho más baja que el máximo del invierno pasado registrado en enero, de 34.336 hospitalizaciones.
El presidente de la Confederación de la Industria Británica, Karan Bilimoria, dijo a Sky News el miércoles que hay que optar por un período de aislamiento lo más bajo posible dentro de lo que sea seguro, “porque la interrupción que se está produciendo en este momento es enorme”, indicó.
Pero aunque la ausencia de personal también es un “gran problema” para el servicio de salud, Matthew Taylor, director ejecutivo de la Confederación del NHS, señaló que, para reducir los tiempos de cuarentena se necesitarían “pruebas claras” de que esto no desencadenaría un aumento en el número de contagios.
“Los hospitales están llenos de personas muy vulnerables y, para esas personas, incluso una forma relativamente leve del virus puede tener graves consecuencias”, dijo el miércoles a radio BBC. “Por lo tanto, aunque todos en el NHS estén encantados de que las personas puedan regresar al trabajo antes, debemos tener absoluta certeza de que será seguro”.
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