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Consecuencias de la pandemia

Estiman que el sobreendeudamiento de las naciones pobres podría perpetuarse

El estrés actual, que ha visto a países como Zambia, Ghana y Etiopía buscar una reestructuración, amenaza con prolongarse porque hay menos urgencia para resolverlo.

Carmen Reinhart, profesora de la Universidad de Harvard
Carmen Reinhart, profesora de la Universidad de Harvard | CEDOC

El entorno actual de sobreendeudamiento en países de bajos ingresos se parece al de principios de la década de 1980 y amenaza con prolongarse indefinidamente si los líderes no dan un impulso global para resolverlo, según Carmen Reinhart, profesora de la Universidad de Harvard.

Reinhart, experta en historia de la deuda y crisis financieras, dijo que la dinámica de las naciones en desarrollo le recuerda las etapas iniciales de la crisis hace cuatro décadas. En ese momento, los países de bajos ingresos cayeron en default cuando la Reserva Federal elevó las tasas de interés antes de que México estuviera a punto de un incumplimiento en agosto de 1982 y requiriera un rescate.

El estrés actual, que ha visto a países como Zambia, Ghana y Etiopía buscar una reestructuración, amenaza con prolongarse “para siempre” porque no representa una amenaza sistémica, lo que significa que hay menos urgencia para resolverlo, dijo Reinhart. Ella habló el miércoles en un panel del Banco Mundial en Washington, donde hasta el año pasado se desempeñó como economista jefe.

La deuda Argentina encabeza el grupo de países emergentes más rezagados

La falta de transparencia sobre la deuda en los países de bajos ingresos es un desafío, especialmente la deuda “oculta” y no declarada en contratos turbios con China, aseguró Reinhart. La tensa dinámica entre Pekín y Washington también complica el progreso. Reinhart dijo que le preocupa la capacidad de los países para pagar los préstamos del covid-19, incluso los de instituciones multilaterales como el Fondo Monetario Internacional.

Más de 70 países de bajos ingresos enfrentan una carga de deuda colectiva de US$326.000 millones y más de la mitad de ellos ya está en riesgo crediticio o cerca de él.

Los esfuerzos para reestructurar esas deudas y rescatar a esas economías de la crisis se han visto obstaculizados durante años por desacuerdos entre acreedores tradicionales como el Club de París — formado principalmente por naciones occidentales ricas— y nuevos participantes como China, el mayor prestamista para las economías en desarrollo.