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Sube popularidad de presidente peruano por lucha anticorrupción

En ocho meses, el peruano Martín Vizcarra pasó de ser un presidente poco conocido a convertirse en líder de un movimiento anticorrupción que ha devorado a algunas de las figuras más poderosas de la nación andina.

Martín Vizcarra
Martín Vizcarra | AFP

En ocho meses, el peruano Martín Vizcarra pasó de ser un presidente poco conocido a convertirse en líder de un movimiento anticorrupción que ha devorado a algunas de las figuras más poderosas de la nación andina.

En momentos en que los fiscales profundizan en una investigación sobre sobornos que ha atrapado a cuatro expresidentes y a la líder opositora Keiko Fujimori, Vizcarra está canalizando la ira pública a través de un referéndum destinado a luchar contra la corrupción. El domingo, los votantes considerarán un nuevo sistema para los nombramientos a cargos judiciales, un endurecimiento de las reglas de financiamiento político, la adición de una Cámara Alta al Congreso y la prohibición de reelegir parlamentarios en períodos consecutivos.

Mientras tanto, la aprobación del presidente ha aumentado a más del 60 por ciento.

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La pregunta es si Vizcarra puede usar su influencia para solucionar problemas estructurales en la economía peruana de US$211.000 millones mientras desbloquea miles de millones de dólares en infraestructura e inversión minera necesarias para impulsar el crecimiento a corto plazo. La economía dependiente del cobre se está recuperando de la crisis de las materias primas, muchos inversionistas son cautelosos y la confianza del consumidor es baja.

"Ha mostrado mucho más carácter que otros presidentes. Parece ser alguien comprometido", dijo Elmer Cuba, socio del grupo de investigación Macroconsult en Lima y director del Banco Central de Reserva del Perú. "Es fantástico como una postura política, pero él necesita traducir esa imagen en algo tangible".

Vizcarra fue empujado a la presidencia después de que Kuczynski, un veterano de Wall Street, renunciara abruptamente en medio de acusaciones de que buscaba comprar votos para evitar un juicio político. Su mejor apuesta parecía ser quedar bien con la oposición liderada por Fujimori, descendiente de una familia que ha dominado la política peruana durante gran parte de las últimas tres décadas.

En cambio, el mandatario ha encabezado un giro radical en el panorama político peruano. Vizcarra anunció planes para sanear el poder judicial después de que surgieran denuncias de contactos entre el crimen organizado, los jueces y el partido de Fujimori. Señaló que estaba dispuesto a disolver el congreso después de que los legisladores se demoraran en tramitar el referéndum, que según las encuestas es ampliamente popular. En octubre, Fujimori fue encarcelada por intentar interferir en una investigación de lavado de dinero y su partido implosionó. Ella ha apelado y niega haber cometido algún delito.

"El presidente está respondiendo a la inestabilidad política y al descontento público", dijo el ministro de Justicia, Vicente Zeballos, designado por Vizcarra. "Está liderando un auténtico proceso de reforma política y judicial, y está ayudando a recuperar la confianza de la gente en su clase política, lo que de alguna manera refuerza las instituciones democráticas".

La economía de Perú todavía clama por un cambio. Durante más de una década, los altos precios de los metales atrajeron inversiones y generaron el crecimiento más rápido entre las principales economías latinoamericanas. Pero la productividad se ha estancado, limitada por un mercado laboral rígido, y los proyectos están atascados por las investigaciones de corrupción y la burocracia. El país cayó 10 lugares para ocupar el puesto 68 en el último informe anual del Banco Mundial sobre la facilidad para hacer negocios en 190 economías.

Más del 70 por ciento de los empleos se encuentran en la economía informal, que no ofrece seguridad ni beneficios. La evasión fiscal se encuentra entre las más altas del mundo, y el gobierno lucha por gastar los ingresos de manera eficiente. Industrias como la minería están abrumadas por la regulación y la burocracia, y los escándalos de corrupción han hecho que los funcionarios teman firmar contratos de infraestructura.

"La gente está preocupada por la falta de trabajo y la economía lenta, por lo que el crecimiento económico es un área que podría mantener su popularidad si la gente comienza a sentir los beneficios", dijo Urpi Torrado, director ejecutivo de la empresa de encuestas con sede en Lima Datum Internacional.

El simple hecho de permanecer en el cargo hasta que finalice su mandato en julio de 2021 podría ser todo un logro. Los presidentes peruanos que carecían de una mayoría en el Congreso a menudo han sido expulsados de sus cargos. Pero los legisladores no tienen las agallas para enfrentarse a Vizcarra debido a su alta popularidad.