El presidente Donald Trump advirtió a los estadounidenses que el país enfrenta “dos semanas muy difíciles”, mientras Deborah Birx, la principal funcionaria de salud pública que coordina el grupo de trabajo sobre la pandemia del coronavirus, dijo que se proyecta que hasta 200.000 estadounidenses mueran a causa del brote.
“Serán dos semanas dolorosas”, expresó Trump este martes 31 de marzo (cuando se confirmaron más de 860 muertes en 24 horas) en una sesión informativa de la Casa Blanca: “Nuestra fuerza será probada, nuestra resistencia será probada”. La actitud sombría del presidente contrastaba con el tono optimista que había proyectado en informes anteriores.
Los datos que Birx reveló eran la misma información que impulsó a Trump a retirarse de las ambiciones para instar a los estadounidenses a volver al trabajo en Semana Santa.
Trump dijo imaginar que algunas de las prácticas, como abstenerse de estrechar manos, pueden perdurar “en el futuro”.
Birx y Anthony Fauci, los principales científicos de la fuerza de trabajo de coronavirus de la Casa Blanca, han dicho que varios estudios públicos refuerzan su creencia de que el virus podría cobrar un número aún mayor de vidas en las próximas semanas.
Pico dramático
La última proyección del Instituto de Medición y Evaluación de la Salud de la Universidad de Washington predice que el número de muertos aumentará dramáticamente en abril, de aproximadamente 4.500 a casi 60.000 personas, incluso con las medidas de aislamiento en todo el país. El estudio indica que el ritmo de las muertes se estabilizará en mayo y junio, y eventualmente sumarán casi 84.000 en la primera semana de agosto.
Según el modelo, para el 15 de abril, cuando se espera que el recuento de muertes alcance su máximo, más de 2.200 estadounidenses morirán de la enfermedad por día.
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Las proyecciones suponen que se mantendrán “fuertes medidas de distanciamiento social” y otras restricciones en todo el país, a pesar de que algunos estados grandes, como Florida, se han negado a implementar las órdenes de quedarse en casa que existen en Nueva York, California, Washington y otros puntos críticos.
Se espera que el aumento de la tasa de infecciones afecte a los hospitales que ya tienen dificultades para atender a pacientes infectados y obtener suministros médicos urgentes. El estudio de la Universidad de Washington proyecta que en el pico del brote se necesitará aproximadamente 220.000 camas de hospital y 26.000 ventiladores.
Trump dijo el martes que el gobierno federal tiene 10.000 ventiladores que ha retenido en anticipación de un aumento en los casos en las próximas semanas.
ED / DS