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Trump rescató a líderes autoritarios del mundo durante cumbre de G20

Del líder de Turquía dijo que es un "hueso duro de roer" y al príncipe heredero de Arabia Saudita lo llamó un "amigo" que ha hecho un "trabajo espectacular".

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El presidente ruso, Vladimir Putin, tiene previsto reunirse con el príncipe Mohammed Bin Salman de Arabia Saudita durante la cumbre del G-20 que tiene lugar en Argentina esta semana | Bloomberg

Fueron unos días buenos para ser un líder autoritario. En la reunión del Grupo de los 20 en Japón, líderes que podrían ser rechazados en tales cumbres multilaterales fueron el foco de la atención, el humor y el respeto del presidente de Estados Unidos, Donald Trump.

Del líder de Turquía dijo que es un "hueso duro de roer" y al príncipe heredero de Arabia Saudita lo llamó un "amigo" que ha hecho un "trabajo espectacular". Trump dijo que tuvo una "tremenda discusión" con el ruso Vladimir Putin. El presidente de china, Xi Jinping, fue "uno de los grandes líderes en 200 años".

Luego, el domingo, Trump se convirtió en el primer presidente de EE.UU. en funciones en pisar Corea del Norte, un día después emitir una invitación sorpresa a través de Twitter a Kim Jong Un para reunirse con él en la Zona Desmilitarizada, la frontera fortificada entre el Norte y el Sur. Lo que fue planeado como un apretón de manos y una breve conversación se convirtió en una cumbre no programada de más de una hora.

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Los encuentros marcaron un bienvenido y largamente buscado regreso para Putin y Mohammed bin Salman, de Arabia Saudita, que de otro modo han sido objeto de sanciones, aislamiento y oprobio por parte del gobierno de Estados Unidos. Todos salieron ganando con el intercambio, ya sea algo concreto, como concesiones comerciales, o más difuso, como legitimidad y respeto.

Influencia en EE.UU.

"Esta reunión del G20 fue menos sobre las economías más grandes del mundo y más sobre unas pocas economías con políticas no liberales que tienen influencia en la economía más grande del mundo: EE.UU.", asegura Karen Young, académica en American Enterprise Institute. "Tanto Rusia como Arabia Saudita usaron la conferencia para demostrar su capacidad de captar la atención y los elogios de Trump".

La especial cordialidad fue un cambio radical respecto a la anterior cumbre del G20 en Buenos Aires en noviembre. En ese entonces, el equipo de Trump canceló una reunión con Putin sobre la captura de 24 marineros ucranianos por parte de Rusia en un enfrentamiento naval en el Mar Negro. También rechazó una reunión formal con el príncipe Mohammed por el asesinato del columnista estadounidense Jamal Khashoggi en el consulado del reino en Estambul.

’Persona estupenda’

Desde entonces, Putin no liberó a los marineros ucranianos, y una experta de Naciones Unidas asignada a investigar la muerte de Khashoggi dijo que el posible rol del Príncipe Mohammed debe ser investigado.

El presidente de EE.UU. los trató amablemente de todos modos. Después de reunirse con Putin, Trump dijo a reporteros que el líder ruso era una "persona estupenda". También defendió al príncipe heredero en una conferencia de prensa, declarando que "nadie, hasta ahora, señaló directamente al futuro rey de Arabia Saudita", pasando por alto tanto el informe de la ONU como la evaluación de inteligencia de EE.UU. de que el Príncipe Mohammed aprobó el asesinato.

Trump parece no darse cuenta de las desventajas de su enfoque. La principal de ellas: los líderes extranjeros se sienten animados a seguir su estrategia, ahora probada, de burlar al resto del gobierno de EE.UU. y apelar directamente al presidente.

"Envía el mensaje equivocado", dijo el senador republicano Mitt Romney, de Utah, el candidato presidencial del partido en 2012, en un tuit.

En su conferencia de prensa, Trump presentó una defensa extraordinaria del plan del presidente turco Recep Tayyip Erdogan de comprar un sistema de misiles antiaéreo ruso, en desafío a EE.UU. y la OTAN. Trump afirmó de manera inexacta que su antecesor, Barack Obama, se había negado a vender el sistema de misiles estadounidense Patriot al gobierno de Erdogan.

"Honestamente, no es realmente culpa de Erdogan", dijo. En realidad, EE. UU. ofreció repetidamente vender el sistema Patriot a Turquía desde 2013, pero Erdogan buscó una transferencia de tecnología con el acuerdo de modo que pueda desarrollar y producir sus propios misiles. Estados Unidos se reusó.

Funcionarios estadounidenses expresaron en privado su frustración por el hecho de que el enfoque del presidente esté complicando su capacidad para obtener concesiones de Turquía y lograr que Erdogan renuncie al sistema ruso S-400. Pero Erdogan calculó que Trump anulará cualquier esfuerzo por parte de la administración o el Congreso para sancionar a Ankara si continúa con la compra.

Cuando le preguntaron repetidamente en una reunión con Erdogan si procedería con las sanciones, Trump no respondió directamente. "Lo estamos viendo", dijo.

’Significa mucho’

Un líder autoritario que no estuvo en el evento también gozó del respaldo de Trump. Antes de dejar el G20 para una parada en Corea del Sur, Trump se ofreció a reunirse con Kim en la Zona Desmilitarizada, aparentemente solo por el gran espectáculo. Después de la cumbre el domingo, Trump anunció la reanudación de las conversaciones sobre el programa nuclear de Corea del Norte.

Los líderes norcoreanos anhelaron una reunión con un líder estadounidense durante décadas para legitimar su propio gobierno y, paralelamente, sus ambiciones nucleares. La reunión de Trump con Kim fue la tercera, a pesar de que no hubo progreso durante meses para convencer a Piongyang de que abandone su arsenal.

"Estamos tratando de resolverlo", dijo Trump. "Un apretón de manos significa mucho".