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PANDEMIA DE CORONAVIRUS

El turismo podría frenar el daño ambiental futuro gracias a la pandemia

El ministro de Medio Ambiente de Tailandia, Varawut Silpa-archa, quiso durante décadas dar tiempo a los parques nacionales del país para recuperarse del daño causado por un flujo interminable de turistas. El covid-19 le dio la oportunidad.

Alaminos Mayor Helps Clean Up The Hundred Islands National Park as Covid Teaches Tourism Sites a Lesson in Environmental Damage
Alaminos Mayor Helps Clean Up The Hundred Islands National Park as Covid Teaches Tourism Sites a Lesson in Environmental Damage | Photographer: Veejay Villafranca/Bloomberg

El ministro de Medio Ambiente de Tailandia, Varawut Silpa-archa, ha querido durante décadas dar tiempo a los parques nacionales del país para recuperarse del daño causado por un flujo interminable de turistas. El covid-19 le dio la oportunidad.

Ahora, capaz de ver el beneficio de dar un respiro a la naturaleza, Varawut va más allá. Ha decretado que todos los parques nacionales de Tailandia cerrarán durante un promedio anual de tres meses, a partir de 2021. Es un movimiento audaz para hacer que la industria del turismo, vital para el país, sea más sostenible; la medida lo pone en desacuerdo con muchas empresas en lugares como Phuket, que están siendo aplastadas por retrasos en la reapertura.

“Tenemos que encontrar el equilibrio y debemos usar esta pandemia como una lección”, afirma Varawut, de 47 años. “Si los humanos continúan abusando de la madre naturaleza, algún día ella tomará lo suyo. Lo está tomando ahora”.

El turismo ha sido una de las mayores víctimas económicas de la pandemia, ya que la industria ha perdido 440 millones de visitantes y US$460.000 millones a nivel mundial en la primera mitad del año, según la Organización Mundial del Turismo de Naciones Unidas. Pero el virus, que ha matado a más de un millón de personas, también ha obligado a tomar conciencia de los efectos que las industrias, desde la generación de energía hasta los viajes aéreos, han tenido en el medio ambiente.

Desde que Tailandia prohibió los visitantes extranjeros debido a la pandemia, se han visto más orcas y dugongos deambulando por las aguas tailandesas, asegura Varawut. Raras tortugas laúd han estado poniendo huevos en masa en playas normalmente llenas de bañistas.

Otros países dependientes del turismo han notado beneficios para la naturaleza. Bryan Celeste, alcalde por 24 años de Alaminos en Filipinas, dice que en el Parque Nacional de las Cien Islas de su distrito electoral, los scubasureros locales –buzos que recolectan basura– han estado recuperando solo unos pocos kilogramos al mes recientemente, en comparación con cientos antes de la pandemia.

También está presionando por restricciones turísticas a más largo plazo, incluso cuando el gobierno local enfrenta una pérdida estimada de alrededor de 40 millones de pesos (US$824.165) en ingresos este año, sin tener en cuenta el daño a las empresas.

Celeste encargó un estudio de “capacidad de carga” para ayudar a decidir los límites de visitantes al parque y está considerando usar una plataforma de gestión de visitantes digital para ayudar a monitorear el número de turistas.

Las medidas para acortar las temporadas turísticas se han encontrado con la resistencia de las empresas relacionadas con los viajes, la mayoría de las cuales cuentan con una recuperación en el número de visitantes una vez que se alivien las restricciones globales. El viaje y el turismo contribuyeron con aproximadamente el 12% del PIB del sudeste asiático el año pasado y el 13% del empleo, según el Consejo Mundial de Viajes y Turismo.

“Es la regla que se ve bien en el papel”, asegura Kalawin Kumnaung en Koh Samet, Tailandia, un artista de danza del fuego también conocido como Petch. “Pero en realidad, especialmente para los operadores de pequeñas empresas que tienen que pagar el alquiler, los cierres de dos meses serán devastadores”, dice Kalawin, quien también es dueño de un bar en la isla donde vive desde hace más de 30 años.

También se advierte a las autoridades de turismo que no parezcan estar excluyendo segmentos clave de la población turística mientras promueven medidas de sostenibilidad, y que se centren en cambio en “cómo recuperamos la cantidad y mejoramos la calidad al mismo tiempo”, afirma Steve Saxon, socio de McKinsey & Co. en Shenzhen.

“Los países deben tener cuidado en la forma en que hablan de reducir el turismo para no referirse únicamente al turismo de élite”, dice Saxon.

Suvarin Mayazes, vicepresidente del Consejo de Turismo de Tailandia, cree que el Gobierno debería preocuparse más por los daños causados por actividades ilegales que por los turistas. “Solo los barcos de pesca ilegales se beneficiarán del cierre del parque, no el medio ambiente, porque pueden operar libremente sin que nadie los vea”, dice Suvarin, propietario de Siam Catamaran Co. Ltd., una empresa de buceo que opera en el popular Parque Nacional Mu Ko Chumphon.

Las restricciones de movilidad “causaron un gran golpe a la industria del turismo, pero permitieron que nuestro medio ambiente ‘descansara y se recuperara’”, señala la oficina municipal de turismo en Donsol, un sitio de buceo filipino que alberga tiburones ballena en peligro de extinción. Donsol ha tenido una temporada baja más larga de lo habitual este año, ya que el virus atacó antes de julio-octubre, cuando los tiburones ballena migran a otros lugares.

La caída del turismo también puede brindar a los funcionarios la oportunidad de evaluar los costos ocultos del turismo masivo, incluida la contaminación del aire y las aguas subterráneas y la infraestructura.

La mayoría de los países que dependen del turismo para un impulso económico se han centrado más en intentar compensar la pérdida de ingresos promoviendo los viajes nacionales o utilizando el tiempo de inactividad para arreglar las atracciones mientras esperan el regreso de las hordas de turistas. Sri Lanka está disfrutando de una especie de auge en el turismo interno, mientras que en el mundialmente famoso complejo de templos de Angkor Wat en Camboya, las autoridades están agregando parterres y unos 3.000 árboles al parque circundante y reubicando tiendas y puestos antiestéticos del frente del complejo, según a una noticia local.

Nueva Zelanda, que también alienta a los lugareños a tomar vacaciones nacionales, ha establecido un grupo de trabajo para analizar el impacto del turismo en el medio ambiente, debido a la preocupación de que el aumento del número de visitantes haya comenzado a estropear la imagen ecológica que promueve la nación.

“Las prioridades ambientales y turísticas deben verse como socios en la recuperación”, asegura Billie Dumaliang, conservacionista en Filipinas y cofundadora de Visita, que aboga por el turismo de mayor valor y menor volumen. Pero sin la intervención del gobierno para obligar a la industria a tomar un camino más sostenible, la avalancha de visitantes puede regresar.

“La mayoría de las ganancias, como la reducción de las emisiones de carbono y la contaminación, son inmediatamente reversibles una vez se levanten los confinamientos”, dice Dumaliang.