Las acciones de Universal Music Group BV se dispararon en su debut en el mercado de valores ante inversionistas que aprovecharon la oportunidad de tener acceso a una ficha dominante de una industria musical resurgente.
Escindida de la empresa de medios francesa Vivendi SE, UMG llegó a la bolsa de Ámsterdam con un valor de 45.400 millones de euros (US$53.200 millones). La cotización se produce días después de que el sector de la música grabada de Estados Unidos reportara un fuerte crecimiento de las ventas impulsado por un aumento en las audiencias de streaming en plataformas como Spotify y Apple Music durante la pandemia.
Los analistas ven a UMG como el gran ganador en los nuevos mercados porque produce más estrellas y éxitos que sus rivales Sony Music Entertainment y Warner Music Group. UMG controla cerca del 40% de la industria y ese éxito lo ayuda a atraer a la próxima generación de talentos. Nueve de los 10 músicos más vendidos en todo el mundo el año pasado fueron artistas de UMG, según el organismo global de la industria IFPI.
Si bien se evidencia que el streaming está alcanzando picos en algunos mercados, y muchos artistas aún se están recuperando del impacto a los ingresos de las giras causados por la pandemia, los analistas han estado aumentando sus valoraciones de la compañía detrás de Taylor Swift, Kendrick Lamar, Elton John y The Beatles para tener en cuenta las nuevas fuentes de ingresos del comercio electrónico, los videojuegos y las aplicaciones de fitness.
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La escisión también resultará en una gran ganancia inesperada para Lucian Grainge, director ejecutivo de UMG, que podría recibir más de US$150 millones tras el acuerdo.
La acción repuntó en Ámsterdam y las acciones de Vivendi también subieron tras ajustar por el valor de la escisión.
El desafío para UMG será mantener su posición cuando una nueva generación de competidores más pequeños y enfocados en lo digital trate de alejar a los artistas dándoles más control y más opciones sobre qué servicios de sello discográfico utilizar. UMG aceleró el gasto en nuevos músicos y compositores en los últimos dos años, ya que ese entorno competitivo infla los costos del talento.
UMG, Sony y Warner han respondido a la amenaza competitiva permitiendo que los músicos escojan y elijan los servicios de sello discográfico que desean, al mismo tiempo que les permiten beneficiarse de la poderosa distribución y el mercadeo global de las principales empresas.
Más control
Vivendi escindió el 60% de UMG a sus accionistas, dándoles una acción en el negocio de la música por cada acción de Vivendi que posea, y retiene una participación del 10%.
El fondo de cobertura Pershing Square Capital Management LP de Bill Ackman compró el 10% de UMG de Vivendi durante los últimos meses, y un consorcio liderado por Tencent Holdings Ltd. posee el 20% restante.
Vivendi y su accionista mayoritario, el multimillonario Vincent Bollore, han adoptado un enfoque de no intervención en su activo más lucrativo, dejando a Grainge y su equipo ejecutivo a cargo de la toma de decisiones importantes.
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Por esa razón, los analistas no esperan que la transición de UMG al estado de cotización pública conduzca a un cambio inmediato en la estrategia o en la forma en que Grainge maneja el negocio.
La música se ha recuperado espectacularmente desde principios de siglo, cuando el internet acabó con el mercado de los CD.
Las discográficas aún tienen trabajo por hacer para que las nuevas empresas tecnológicas y las empresas de redes sociales obtengan licencias de música y eliminen las pistas por las que no han pagado.
Pero el streaming está haciendo que el negocio sea más predecible gracias a la gran cantidad de datos que pueden recopilar sobre los gustos de la audiencia a través de las redes sociales y plataformas como Spotify y Apple Music.
