Durante el año pasado, las fortunas de los dos hermanos al mando de la dinastía más rica de India se separaron en más de US$40.000 millones. Mukesh Ambani, de 61 años, superó al chino Jack Ma y pasó a ser el hombre más rico de Asia, tras liderar una revolución de las telecomunicaciones en India que impulsó a su conglomerado petroquímico Reliance Industries a entrar al club de los US$100.000 millones. Su fortuna personal se ha incrementado a US$43.100 millones, según el Índice de Multimillonarios de Bloomberg, US$5.200 millones más que Ma y por delante del exjefe de Microsoft Steve Ballmer.
Mientras tanto Anil Ambani, dos años más joven, ha tenido un año difícil toda vez que algunos de sus negocios tuvieron problemas legales y de liquidez que afectaron a sus acciones, reduciendo su fortuna personal en casi la mitad a US$1.500 millones, según el índice.
El relato de las fortunas divergentes de estos hermanos comenzó hace 16 años cuando su padre, Dhirubhai Ambani, cuya vida inspiró una película de Bollywood, murió de un derrame sin dejar testamento. El industrial, que comenzó trabajando en una estación de servicio en Yemen, construyó un gran imperio comercial, financiando enormes fábricas al vender tantas acciones a pequeños inversionistas que las reuniones de accionistas tenían que celebrarse en un estadio de fútbol.
Una disputa entre sus dos hijos tras la muerte de su padre afectó al grupo hasta que su madre, Kokilaben, intervino en 2005 y negoció una tregua. Mukesh obtuvo el control de la refinación de petróleo y el segmento de petroquímicos, mientras que Anil se quedó con los negocios más nuevos, como la generación de energía y los servicios financieros. También se hizo cargo de la unidad de telecomunicaciones, que bajo Mukesh se había expandido agresivamente al vender teléfonos con conexiones móviles a precios asequibles.
En ese momento, la división inalámbrica parecía darle a Anil algunas de las oportunidades más prometedoras. Los precios del crudo habían subido a un récord de más de US$60 barril en 2005, lo que generó preocupación por los márgenes de la refinería. El creciente mercado de teléfonos móviles de India se consideraba el futuro.
Una cláusula de no competencia entre los hermanos mantuvo a Mukesh fuera de ese sector hasta que el acuerdo fue desechado en 2010. Mukesh regresó rápidamente e inyectó más de 2,5 billones de rupias (US$34.000 millones) durante los siguientes siete años a fin de construir una red inalámbrica 4G más veloz para su firma Reliance Jio Infocomm.
Pasó mucho tiempo antes de que la apuesta diera frutos. Las acciones de Reliance quedaron rezagadas en el indicador S&P BSE Sensex durante la mayor parte de la década pasada mientras los inversionistas observaban a Mukesh inyectar dinero a su red de telecomunicaciones sin muchas señales de éxito en un comienzo.
Guerra de precios
Cuando llegó el año 2016 el impacto fue dramático. En julio de este año, menos de dos años después de poner en marcha el servicio, Jio contaba con 227 millones de usuarios y obtenía utilidades. Los rivales se desangraban mientras la empresa de Mukesh se embarcaba en una devastadora guerra de precios, ofreciendo planes mensuales por apenas US$2.
Lo que financió esa inversión fue el antiguo negocio de petróleo y petroquímicos de Dhirubhai, que expandido por Mukesh todavía representa el 90% de las ganancias de Reliance. El flujo de efectivo de la empresa, junto con su calificación de primer orden, le dieron a Reliance Industries acceso a una gran cantidad de capital barato. Mientras tanto, Anil ha vendido activos para apaciguar la preocupación de los inversionistas en torno al endeudamiento de algunas de sus compañías que contribuyó a la baja de sus acciones.
Al igual que su hermano, Anil invirtió miles de millones para ampliar su cartera, pero el hermano menor no tenía una fuente de ingresos como la refinería de petróleo para financiar el crecimiento. En cambio, del mismo modo que otros negocios en India y en otros países, muchas de sus compañías aumentaron sus deudas.
De los negocios de Anil, las acciones de Reliance Naval & Engineering han tenido la peor caída este año, de 75%. Comprada en 2015, como parte de su apuesta por la defensa como siguiente motor de crecimiento, la fabricante de buques de guerra y submarinos no ha podido salir a flote.
Otra de las firmas de defensa de Anil se vio afectada por las negociaciones de 2016 entre Francia e India por US$ 8.700 millones en aviones de combate del país europeo. En una declaración del 20 de agosto, Anil y su compañía negaron acusaciones de legisladores opositores de que el acuerdo benefició injustamente a su compañía, y afirmó que los parlamentarios fueron "mal informados, mal dirigidos y engañados por intereses maliciosos y rivales corporativos".
Incumplimiento de pago
Reliance Infrastructure, de propiedad de Anil y responsable de la primera línea de metro de Bombay, incumplió un pago de bonos en agosto en tanto esperaba que lo recaudado tras una venta de activos de transmisión energética a la unidad del multimillonario Gautam Adani costeara el desembolso. Pretende estar sin deudas el próximo año, aseguró Anil en una reunión de agosto.
La generadora Reliance Power, que también forma parte del grupo de Anil, no ha logrado contener una década de caída general de sus acciones desde su histórica oferta pública inicial de 2008, justo cuando se produjo una crisis financiera mundial. La empresa de servicios financieros del conglomerado, Reliance Capital, también ha sufrido la caída de sus papeles, pese a mantenerse alejada de las malas noticias. No obstante, el mayor desafío para el imperio de Anil vino del negocio de su hermano.
Reliance Communications, otrora buque insignia de la cartera de Anil, resultó perjudicada por la guerra de precios que Jio comenzó. El mes pasado, Rcom vendió su red de fibra óptica de 178.000 kilómetros en 30.000 millones de rupias como parte de una desinversión por la cual se despojará de casi todos sus activos inalámbricos y saldrá del negocio de la telefonía móvil.