Los consumidores pueden ayudar a salvar el medioambiente prefiriendo pagos con tarjeta en lugar de efectivo, según un estudio realizado por el banco central holandés.
La energía consumida por una transacción con tarjeta de débito podría encender una bombilla de 8 vatios durante 90 minutos, lo que se compara con las dos horas para una compra con billetes y monedas, escribieron los investigadores en un documento de trabajo publicado el lunes. Su trabajo se basa en datos de 2015 de los Países Bajos, donde las tarjetas de débito representaron alrededor del 99 por ciento de todas las transacciones con tarjeta.
En 2015 había en circulación unos 19.000 millones de billetes y 116.000 millones de monedas en los 19 países de la zona del euro, por lo que un aumento en el uso de tarjetas podría reducir la huella ecológica de la región. Se necesita más energía y recursos para hacer posible las transacciones en efectivo: se utiliza cobre y estaño para la elaboración de monedas, los camiones que las transportan utilizan combustibles fósiles y los cajeros automáticos consumen electricidad.
El impacto ambiental de las transacciones con tarjeta de débito se centra más en un solo punto: las máquinas que utilizan los minoristas para procesar los pagos representan tres cuartas partes de las emisiones. De acuerdo con los investigadores, si esos terminales usaran energía renovable y no se mantuvieran en modo de espera todo el día, se podría ahorrar aún más energía.
Sin embargo, aunque un cambio a las tarjetas sería la opción respetuosa con el medio ambiente, el impacto sería relativamente pequeño. Ambos métodos de pago solo representaron un 0,015 por ciento de las emisiones de carbono en la economía holandesa.