La recuperación de la demanda de vuelos dentro de China se ha estancado en aproximadamente el 45% respecto a los niveles previos al coronavirus, a medida que las personas continúan evitando los viajes de ocio después del brote.
Alrededor de 35.000 vuelos domésticos están operando cada día en la nación asiática, en comparación con 80.000 antes de la crisis de COVID-19, según la Asociación Internacional de Transporte Aéreo. La cifra se ha estancado en ese punto desde principios de marzo, cuando los servicios se reanudaron luego de que los casos de la enfermedad se desplomaran.
Si bien los viajes aéreos en China han aumentado después de un regreso al trabajo, un salto en la confianza empresarial y la reanudación de los viajes para visitar a amigos y familiares, no ha habido un resurgimiento en el mercado turístico vital, dijo el economista jefe de IATA, Brian Pearce, el martes en una conferencia telefónica. Eso es preocupante para las aerolíneas, ya que sugiere que no habrá un rápido repunte tras el virus, dijo.
Pearce dijo que las tendencias en Australia y EE.UU. parecen aún más sombrías, ya que no muestran una recuperación de la demanda interna incluso cuando las tasas de infección disminuyen, con un retorno al viaje inhibido tanto por las preocupaciones de salud como por el creciente impacto en la economía.
Una encuesta comisionada por la IATA a viajeros recientes resalta esas preocupaciones, con un 40% de los encuestados que dijeron que podrían esperar seis meses o más para volar nuevamente después de la contención de la pandemia.
El grupo comercial dijo que los gobiernos deberán trabajar con las aerolíneas para aumentar la confianza de los pasajeros.
El director ejecutivo de la IATA, Alexandre De Juniac, dice que el uso de máscaras faciales en los aviones podría ayudar a tranquilizar a algunas personas, al tiempo que plantea preocupaciones sobre los controles de salud en los aeropuertos y los llamados pasaportes libres de coronavirus, que asegura serían difíciles de implementar y dañarían los modelos de ganancias rápidas de las aerolíneas de bajo costo en particular.
De Juniac dijo que mantener vacíos los asientos de la fila central para permitir el distanciamiento social, como se promociona en algunos sectores, también sería un desafío. La medida reduciría la ocupación máxima de asientos en vuelos de corta distancia al 66%, pero el punto de equilibrio en dichos viajes es superior al 70%. Las aerolíneas podrían responder elevando los precios para mantener un margen, pero eso a su vez podría desanimar a más viajeros.