Probablemente el sueño de muchas personas sea vivir en Manhattan. Escenario de innumerables películas, novelas, discos y pinturas, este distrito de Nueva York se levanta como un ícono de la cultura en todo el mundo. Sin embargo, la suerte que corre para el mercado de viviendas, no está en su mejor momento y necesita más compradores.
Las casas de Manhattan que se vendieron en febrero estuvieron en el mercado durante el período más largo desde 2012, una señal de que los vendedores no están bajando los precios lo suficiente para llegar a los compradores, según un análisis de StreetEasy.
Las propiedades estuvieron en oferta una media de 117 días antes de quedar sujetas a un contrato, en comparación con los 90 días del año anterior, según el estudio. Los propietarios de casas que todavía estaban disponibles redujeron de media los precios de venta un 4,6 por ciento. Los descuentos tendrán que ser aún mayores si estos propietarios quieren sellar un acuerdo en un mercado lleno de opciones, dijo Grant Long, economista senior de StreetEasy.
El alto precio de vivir en Nueva York
El índice StreetEasy de los valores de las viviendas en Manhattan, un indicador de compras cerradas, cayó un 4,3 por ciento desde febrero de 2018, una cifra que ha causado sorpresa para esta época del año, según Long.
Los tiempos se volverán más difíciles para los vendedores: Long espera que las viviendas disponibles, que aumentaron un 12 por ciento respecto al año anterior, alcancen un récord esta primavera.
Los movimientos que están sacudiendo al sector no son nuevos, a finales del 2018, los precios de las viviendas en Manhattan bajaron en el cuarto trimestre y la mediana declinó a menos de US$1 millón por primera vez en tres años, en tanto un amplio inventario siguió permitiendo a los compradores exigir acuerdos más beneficiosos.
En ese momento, la caída de los precios tenía que ver, según los especialistas, con una mayor oferta en el mercado. El inventario de viviendas existentes en el mercado creció 17 por ciento respecto del año anterior. Eso ha dado a los compradores mayor poder de negociación y ha dejado a los vendedores sin más alternativa que bajar precios de lista demasiado optimistas si quieren vender las propiedades.
