Fernando Iglesias participó de una conferencia de prensa organizada por estudiantes del Posgrado en Periodismo de Investigación Perfil USAL, en la que se refirió a la interna entre los precandidatos del PRO, Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta. "Yo trabajo con Patricia y estoy convencido que la mejor candidatura es la de ella", sostuvo.
El escritor y periodista se refirió también a la posibilidad de que Javier Milei sea elegido presidente y agregó que no tendría mayoríya legislativa. "Milei es un chico prometedor con un montón de ideas maravillosas que no se aplicaron en ningún lugar del mundo", concluyó en el Ciclo de Entrevistas a cargo de Rodrigo Lloret, director de Perfil Educación.
—¿Horacio Rodríguez Larreta es un candidato fuerte de Juntos por el Cambio?
—Es uno de los dos candidatos. Yo trabajo con Patricia y estoy convencido que la mejor candidatura es la de ella. Me parece que la situación requiere cambios drásticos que deberán ser sostenidos con muchísima decisión. Pero eso no quita que Horacio también se presente porque tiene sus capacidades y hay gente a la que le gusta su gestión como Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y también la postura que sostiene, con la que yo no coincido, de cerrar la grieta bilateralmente y alcanzar el setenta por ciento. Yo creo que aspirar a eso para implementar los cambios que se necesitan, es poner el carro delante del caballo. Lo que se requiere es un gobierno con decisión, para eso se necesita el cincuenta por ciento más uno de los votos y llegar a la presidencia .No tiene que ser una condición necesaria, porque no es seguro que se obtenga, a mí me parece extremadamente difícil, pero reitero, es un candidato importante con chances de lograrlo.
—Luego del anuncio de que habrá candidato único del PRO en la Ciudad de Buenos Aires y que en provincia de Buenos Aires realizarán las PASO para definir el aspirante a gobernador. ¿Qué opina del acuerdo al que llegaron Rodríguez Larreta y Bullrich?
—Me pareció un paso adelante importante. Las internas suelen ser a veces mucho más fuertes y descarnadas, no hay más que ver lo que sucede en todos los países democráticos. La oposición no está a cargo del gobierno del país por lo tanto no tiene un requerimiento de unidad monolítica como sí debería tener el gobierno. Los partidos opositores tienen la responsabilidad de generar una alternativa atractiva para los votantes y explicar que pueden gobernar. En este sentido me parece muy bien que los diferentes miembros o candidatos de Juntos por el Cambio digan por qué les parece que su propuesta es mejor que la del otro y por qué la del otro le parece mala. El anuncio muestra justamente que podemos tener desacuerdos, polémicas fuertes, pero eso no quiere decir que no estemos unidos para llegar al gobierno y revertir la situación tan dramática que se está viviendo.
—Un estudio que realizó el experto de estadísticas, Federico Tiberti, a través de un trabajo de recopilación de datos, indica que Juntos por el Cambio experimentó un declive a partir de diciembre pasado. ¿A qué le atribuye el resultado de estos sondeos?
—La verdad es que las encuestas hoy son dudosas, no solamente por el nivel de muchos encuestadores, sino porque alguien las tiene que pagar y cuando se paga es difícil, inclusive sin tener la voluntad de distorsionarlas. Es un poco como la física cuántica, la presencia del observador altera el fenómeno. Además, casi todos los encuestadores están diciendo que un veinte, o un treinta por ciento de las personas dicen “no quiero contestar”, y ese es un margen de error muy grande. Porque ese porcentaje no se distribuye homogéneamente entre las opciones. Probablemente sea gente que tenga su propia característica y entre las alternativas a disposición la mayoría vaya para uno o para el otro y altere mucho el resultado. No estoy hablando de la encuesta de Federico Tiberti en particular o de alguien más, pero descreo que exista ese declive. El candidato que crece y es el único que está instalado, es Javier Milei, que dice “yo quiero ser presidente y soy el único de mi espacio”. Es razonable que quien parece más avanzado en destacar su propuesta reúna más consenso. De todas maneras, en la Argentina las cosas cambian muy rápido y falta muchísimo todavía para agosto. Ni hablemos de octubre
—¿Javier Milei puede ser electo como presidente?
—Yo creo que no y espero que no, me parece que sería una locura. El fenómeno de Javier Milei y del liberalismo es positivo, ojalá haya más diputados liberales, que aparezcan los primeros senadores liberales y hagan una buena elección a nivel legislativo, pero sus candidaturas ejecutivas me parecen completamente fuera de la lógica. Si alguien piensa que un país tan complejo como la Argentina, con una oposición eventual del peronismo, que es básicamente un “club de helicópteros” -ya sabemos cómo actúa-, más una situación económica que es una bomba de tiempo, si alguien cree que todo eso se puede manejar partiendo de un bloque de dos diputados no entiende cómo funciona la política. Aún si Milei sacara el cien por ciento de los votos no tendría la mayoría de diputados. En senadores, si sacara el cien por ciento de los votos tendría solo un tercio. ¿Cómo va a aprobar una ley? ¿Con qué apoyo parlamentario? ¿Con qué experiencia? Vamos a una de las consignas de Milei en el sector privado: en una gran empresa multinacional, van a cambiar el CEO a fin de año y van a poner de gerente a un chico prometedor que tiene dos años de experiencia y un montón de ideas maravillosas pero que no se aplicaron en ningún lugar del mundo. Me parece que eso no pasa en el sector privado y espero que no pase en la política argentina. Este es un país que saltó del “se viene la revolución” a “hay que matarlos a todos”, de ahí pasamos a ser socialdemócratas, a las dos semanas después de la hiperinflación, eran todos neoliberales. Vino el 2001 y éramos todos bolivarianos-revolucionarios de nuevo. He visto hacer muchas locuras en la Argentina, espero que no cometamos esta.
—Usted siempre fue muy crítico del peronismo. Incluso escribió un libro titulado "Es el peronismo, estúpido", responsabilizándolo de los problemas crónicos de Argentina. ¿Alguna vez pensó que un gobierno peronista unificado estaría evaluando hoy la posibilidad de salir tercero en una elección presidencial?
—Sí, creo que el peronismo ha sido una verdadera desgracia, ha encarnado las peores características de la Argentina, la superficialidad, el cinismo mezclado con el fanatismo, todo lo que ha tenido de malo este país fue potenciado por el peronismo. Siempre esperé que sucediera que el peronismo lograra, como ahora, un tipo de hegemonía política enorme porque son 20 años. Si no hubiera estado Mauricio Macri en el medio esto ya habría explotado, sin el enorme ajuste macroeconómico que hizo en su gobierno que bajó el déficit primario de 5 puntos a 0,4 hoy estaríamos en un nivel de déficit insoportable. Realmente creo que esta hegemonía que lograron instalar los Kirchner justamente, es el elemento detonante porque termina de mostrarle a la sociedad cuáles son las consecuencias de “los días más felices”, el peronismo siempre trabajó así, 3 o 4 años de días más felices donde tiraron manteca al techo y gastaron todo. Lo hizo Perón con su primer gobierno, y en su segundo mandato que duró poco por la crisis del petróleo, hicieron lo mismo. Saltamos al Rodrigazo, lo mismo hizo Menem, todo el mundo era menemista, después la pagamos en el 2001, y ahora es igual. El populismo, en el largo plazo, a lo único que conduce es a mayor pobreza, a mayor miseria y a una situación cada vez más dramática.
—Con el incremento de la inflación y el aumento del dólar ¿El Gobierno puede llegar al 10 de diciembre?
—Nadie lo sabe, yo espero que sí, siempre estuve a favor de los plazos constitucionales. Una de las claves que explica la subsistencia del peronismo es que cada vez que llegaron a una posición crítica, siempre hubo un golpe militar que le sacó las castañas del fuego: En el ‘55 y sobre todo en el ‘76, se caían a pedazos, y el golpe militar vino a salvar el poco prestigio y a encontrar una cosa aún peor mucho peor que hiciera olvidar las cosas que habían hecho. Si llega o no llega nadie lo sabe, los economistas están viendo las reservas, por cómo viene la inflación, la situación parece acelerarse, y hacerse más crítica. Si Cristina Kirchner tuviera un mínimo de responsabilidad y si realmente creyera las cosas que dice, lo que debería hacer y yo creo que tiene el poder, es pedirle la renuncia al Ministro de Economía Sergio Massa, al presidente Alberto Fernández y gobernar ella, y mostrar cómo, con la lección de economía que dio el otro día, tan maravillosa, aplicando esas ideas, esto se da vuelta. Como no lo hace seguimos en esta situación absolutamente ambigua que se va espiralizando y entonces es muy difícil de calcular. El que dice que sabe cuál es la situación económica y si les da para llegar, está mintiendo, no creo que haya nadie que tenga la suficiente información y capacidad de cálculo de todas las variables para asegurar una cosa o la otra. Nosotros vamos a actuar con responsabilidad y no vamos a hacer lo que hicieron ellos: en 2019 Alberto (Fernández) decía que el FMI afirmaba que había vacío de poder, que debían adelantarse las elecciones y la entrega de mando, que el dólar estaba subvaluado y tenía que seguir subiendo, que estábamos en default, todas esas cosas que ellos han hecho no solamente con Macri, sino con Alfonsín y con De La Rúa, nosotros no lo vamos a hacer; pero después la responsabilidad es toda del gobierno.
—¿Considera que el peronismo es el principal responsable de la pobreza en Argentina?
—Sí, no me queda ninguna duda. Lo primero que muestro en mi libro “Los días más felices, el modus operandi económico de la leyenda peronista” es que los grandes picos de pobreza en Argentina no corresponden a ningún ajuste neoliberal, son todos causados por la inflación. Todas las veces que hubo subida vertical de la pobreza, en el Rodrigrazo, en la caída de la tablita (cambiaria) de Martínez de Hoz con los militares, en la hiperinflación del 89 y del 90. Todos nos acordamos de la de Ricardo Alfonsín, pero nos olvidamos de la de Carlos Saúl Menem. Y después la del 2001, siempre fue de inflación, y nunca porque desde el Estado se aplique un ajuste, eso no sucedió jamás en la Argentina. El creador de la inflación siempre fue el peronismo, el dato es muy simple. Desde de 1810 hasta 1945 la inflación en Argentina anual que promedió el 2,1 por ciento, no solamente era muy baja, sino que estaba en descenso; de 1900 a 1945: 1,6 por ciento, bajando. En 1945 es el primer pico inflacionario grave, con Perón como Secretario de Trabajo y Previsión Social de la dictadura del ‘43 al ‘46, instalado ya como el futuro candidato, y claro había que empezar con los días más felices. El 17 de octubre de 1945 tuvimos un 22 por ciento y en 1950 estábamos en el 50 por ciento y no paró más. Con la única excepción de la hiperinflación de Alfonsín, siempre los demás gobiernos no peronistas hicieron todo lo posible por parar la inflación, a veces lo consiguieron, a veces no. Perón creó esta situación de primera inflación cuando las reservas del Banco Central eran record en la historia y podían pagar cinco años de importaciones sin tener que importar un peso. En cinco años tenía una inflación de 50 por ciento y un default que no habíamos tenido desde 1890. La segunda vez fue con Néstor Kirchner que recibe una inflación del 3,6 por ciento y la deja en 2008 en 24 por ciento. Es decir, la sextuplicó. En el medio de eso había asumido con superávit gemelo, comercial y energético, en sus cuatro años de gobierno, los precios de las exportaciones de Argentina se duplicaron, es decir, sobraban recursos y en vez de aprovechar esa oportunidad para atacar la inflación le dieron a la maquinita y acá estamos.
—¿Qué piensa de lo que fue el operativo clamor para que Cristina Kirchner sea candidata?
—Cristina es una candidata que tiene un techo muy bajo, porque tiene una oposición muy férrea y una imagen negativa altísima, pero tiene un piso consistente porque ha logrado convencer a un 20, 25 por ciento del núcleo duro de sus votantes de que ella es la salvadora de la patria. Entonces hoy en retirada, el peronismo, viendo que van a hacer una elección muy mala y que no tienen chances, tienen que buscar un candidato que conserve lo poco que tienen y que no los deje por debajo de ese porcentaje porque sería una tragedia para el peronismo. Para eso Cristina es una buena candidata, porque consolida un núcleo duro y les garantiza que no van a andar abajo del 25 por ciento a todos los muchachos que tienen intereses, porque unos quieren ser gobernadores, otros diputados y otros intendentes, que no quieren tener a Wado de Pedro, - que está claro va a sacar menos votos que Cristina- y Sergio Massa que era la carta que jugaba se está derritiendo junto con el valor del peso argentino. El peronismo ha entrado en pánico y se aferra a Cristina. El operativo clamor es solamente de la dirigencia peronista. No he visto una movilización en las calles, ni ningún tipo de repercusión. Es para contener a los fanáticos y, sabiendo que tienen un techo muy bajo, asegurar un piso mínimo que les permita a algunos seguir siendo diputados y a otros seguir siendo intendentes.
Por Salomé Aneo, Carolina Fabio Fiorini, Jennifer Pérez Olivera
Estudiantes de Periodismo Perfil Educación
Posgrado en Periodismo de Investigación Perfil–USAL