CICLO DE ENTREVISTAS
Perfil Educación

Jorge Dorio: "No me arrepiento de nada de 678, porque no fue un programa provocador"

El periodista, actor y escritor participó del Ciclo de Entrevistas organizado por estudiantes de Periodismo de la Escuela de Comunicación. Los medios militantes y la política. Por qué duda de que Massa es peronista. Y el apoyo de Milei entre los jóvenes.

Jorge Dorio en el Ciclo de Entrevistas
Jorge Dorio en el Ciclo de Entrevistas de la Escuela de Comunicacion | Valentina Bustos

Jorge Dorio participó de una conferencia de prensa organizada por estudiantes de la Escuela de Comunicación del Grupo Perfil en el que se refirió a su paso por el programa 678, que se transmitió por la Televisión Pública durante los dos gobiernos de Cristina Fernández de Kirchner: "No me arrepiento de nada de 678, porque no fue un programa provocador. Lo volvería a hacer cien veces más. Yo desafío a quien quiera que busque todas las cintas y encuentre una en la que haya una provocación o un insulto o un material no demostrado cabalmente", sostuvo.

El actor, periodista y escritor también se refirió al aumento de votantes de Javier Milei en medio de la crisis económica. "Creo que la gran culpa del emergente de Milei la tiene el peronismo. Su lugar fue siempre defender los intereses obreros y ahora nos dedicamos a tener sexo con modelos caras. Es vergonzante lo que está pasando", agregó Dorio en el Ciclo de Entrevistas a cargo de Rodrigo Lloret, director de Perfil Educación.

¿Se arrepiente de haber participado en 678?

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No me arrepiento de nada de 678, porque no fue un programa provocador. Lo volvería a hacer cien veces más. Yo desafío a quien quiera que busque todas las cintas y encuentre una en la que haya una provocación o un insulto o un material no demostrado cabalmente. La gente tenía un enorme agradecimiento por la mirada que se daba. No me arrepiento en absoluto. No me arrepentiría realmente. Y digo, para ponernos en contexto, yo empecé a hacer periodismo en gráfica, estudié en revista. En 1984 ingresé a Radio Belgrano, hice un programa que se llamó Sueños de una noche de Belgrano. El primer año que hice Radio, gané un premio al mejor programa de habla hispana del mundo. Dije, ¡esto es joda! Nunca había hecho periodismo enfocado a una militancia, cosa que a mí no me parece mal. El periodismo es esencialmente una militancia. Nuestros medios nacieron así. Telégrafo Mercantil, La Gaceta de Buenos Aires. Pero nunca lo había hecho. Fui a la primera mañana de un programa político, llamado Fuego a Soma, con Juan Alberto Badía y me vi obligado a tener posiciones. Entrevisté a Seineldín y tuve miles de llamadas insultándome, lo mismo paso cuando entrevisté a Gorriarán Merlo. Fueron las mejores confirmaciones de que me interesaba ese periodismo. No es que no tuviera una opinión formal sobre cada uno, traté en ese caso de cierta equidistancia.

—Pero, volviendo a 678, ese programa tenía informes muy duros contra opositores y se emitía desde la Televisión Pública. ¿No cree que habían cosas que se podrían haber modificado?

En principio salía desde la Televisión Pública, pero lo hizo una productora privada, que era la de Diego Gvirz. Los informes tenían tres fuentes para cotejar, no salió un solo informe que no estuviera cotejado antes. No fueron ataques, sino que fueron respuestas en general. Entiendo y acepto que algunos de nosotros tuvimos tonos del orden de lo irónico y sarcástico. No creo que esté bien. Pero con comparación de lo que hubo del otro lado, creo que éramos niños de jardín de infantes. Insisto en esto. No lo digo como una especie de declaración propagandística, sino que el desafío a que se vean los materiales.

 Dice que no fue un programa de provocación, ¿entonces qué fue?

Fue un programa militante, que expresaba cabalmente desde qué lugar uno habla. Creo que es la única forma de hacer hoy en día periodismo honesto. A mí me gustaría mucho más, no quiero nombrar alguna junta, pero que diga: "Bueno, lo que ocurre es que recibo ciertos estímulos de dinero de algún lado en el bosque de Palermo". Digo, si me querés tomar por boludo, hacelo. Pero me gustaría más que, por ejemplo, el chico Viale dijera: "Trabajo para tal sector de la política. Adhiero a tal sector, soy liberal, soy de derecha". Eso, simplemente. Y eso aclararía muchas cosas a mucha gente.

Jorge Dorio en el Ciclo de Entrevistas
Jorge Dorio en el Ciclo de Entrevista de la Escuela de Comunicación de Perfil.

—Usted ha confesado su tradición política dentro del peronismo. ¿Se siente representado en la figura de Sergio Massa?

—Lo conozco a Sergio desde que era intendente de Tigre, fue el mejor intendente que pudo tener Tigre alguna vez. No sé si lo hace peronista. Quiero decir, está actuando como un peronista, y esto es reconfortante. No confié en él, hasta que fue el candidato único del peronismo. Tampoco soy un peronista ortodoxo. Pienso, ¿y qué pasa si Milei es presidente?¿Y si Bullrich es presidenta? una persona que no distingue entre deflación e inflación, y además la gente que tiene alrededor. Creo que debemos convivir todos, pero no podemos convivir si alguien piensa que la soberanía argentina no tiene que estar en nuestras manos. Ese es mi límite para mí. Si Massa es el candidato del peronismo, yo lo voy a votar.

¿Qué le causó escuchar a Javier Milei hablando sobre la cantidad de desaparecidos?

Me causa vergüenza. Hay cosas de las que uno no puede negar ni enorgullecerse. A mí no me da fervor, de orgullo, saber que el ejército se va a exprimir, a los ejércitos les debemos estar orgullosos todos. Robo, torturo, asesinato. Si no sirven los efectos de los planes económicos de las potencias, digo, me causa repugnancia. La tortura me causa repugnancia, sea del  lado que sea. El asesinato y, sobre todo, el ocultamiento. En el caso de Milei, yo, sinceramente, no sé qué quiere decir. Yo lo conocí personalmente. No pensaba que estuviera tan desequilibrado. Creo que es lo que le pasa. Es mucho peor el caso de su candidata a vicepresidenta. No solo por ser la hija del teniente coronel Villaruel, que, además de haber sido un combatiente de Malvinas, más bien cosa que respeto. Fue un torturador, justamente. A Villarruel la respeto. ¿Saben que en el Juicio de Núremberg hubo más economistas condenados que militares? Por algo será.

¿Por qué cree que buena parte de la juventud lo sigue a Milei?

—Creo que es bastante lógico ¿Por qué en el año 1931 se agolpaba a la gente detrás del Partido Nacional Socialista de los Trabajadores? ¿Por qué en 196’ se formó una especie de núcleo que era revolucionario, revolusivo, antitodo? No se muestra nada de diferencia de lo que pasó con el nazismo. Y creo que la gran culpa del emergente de Milei  la tiene el peronismo. Su lugar fue siempre defender los intereses obreros y ahora nos dedicamos a tener sexo con modelos caras. Es vergonzante lo que está pasando.

¿Cuáles fueron sus influencias al momento de inspirarte para escribir La evolución de octubre?

—Creo que un hombre, una persona, tiene que tener algunos lugares sagrados en la vida. Tengo un hijo, del que estoy muy orgulloso. Y hay un terreno sagrado en la poesía. Es una construcción comunitaria y al mismo tiempo individual y narra la historia de todos nosotros a lo largo de la vida. Y fue mi inspiración para eso, un tipo que también estaba en las antípodas de mi pensamiento. Un hombre muy conservador, muy tradicionalista, de la mejor poesía quizás que se haya hecho en la Argentina. El otro se llama Introducción Política del General Perón. Y también, todos los libros del marxismo que quieras. Salí de ser monaguillo, me afilié en el Partido Comunista y me echaron por erosionismo ideológico: yo hacía esgrima y eso era aristocrático y no podía. Ahí salí a la calle y me volví peronista.

—¿Puede contarlos alguna anécdota que más recuerda durante sus años como periodista?

—Con Charly tuve muchas entrevistas. Iba a la casa con algunos amigos seguidos. Pero tuve una relación más linda con el Flaco Spinetta. Hacia 1986 lo que fue, a un señor que hacía negocios con los premios Lenin de la Paz. Cuando me tocaba a mí en poesía y al Flaco en música, dije, es el sueño del pibe. Él estaba casado con Patricia, con la madre de los primeros dos hijos y yo estaba casado con la madre de mi hijo. Llegamos a un lugar que era uno de esos cabarulos de Recoleta, de cabarets caros, y pasamos por un pasillo, adelante iban las damas, entonces veníamos atrás, donde había  unas diez minas semi desnudas, bailando Muchacha ojos de papel y había un chico vestido con unos pantalones muy apretados, que recitaba una de las palabras de mi primer libro. De mi segundo libro, de la Mujer Pez.Y el Flaco me dice: “Che Jorge, me parece que deberíamos irnos de acá” . Pero las señoras ya estaban sentadas tomando champán. Nos fuimos a la mierda y tuvimos una charla maravillosa. El Flaco me contó que su padre, era cantor de Tango, una persona luminosa, pero que no hace falta explicárselo a nadie. Tuve el privilegio de charlar muchas veces con él.Del otro lado, me pasó de entrevistar varias veces a Alberto Bioy Casares. Bioy era un encantador de serpientes, porque a los 70 años era un seductor, era un caballero encantador.Y después estuve en otra ciudad, estaba en 1976, en en Libia, y conseguí una entrevista con Gadafi. Bueno, cinco minutos de entrevista, hablando en francés. Y nunca supimos que dijo el otro. Así que, bueno, me gané un Premio Pulitzer.

Agradecemos tu participación en este Ciclo de Entrevistas con estudiantes Periodismo Perfil de Educación y le damos la posibilidad de cerrar con un comentario final.

No quiero comentarios finales, salvo: "Señores jueces, Nunca más". Hay un sentimiento de parte del periodismo que debe primar, a menos que uno se enamore de la persona que va a entrevista, que eso no es fácil. Esa es la desconfianza. La desconfianza bien entendida. No te creo hasta que no me demuestre lo que estás diciendo. Y después la otra es el manejo de la prosa. Creo que una entrevista debe estar bien escrita del lado de la verdad. Debe que uno modestamente considere de su propio avatar.

Por Guadalupe Murgida, Lucas Gomez y Karina Gonella
Estudiantes de Periodismo de Perfil Educación
Escuela de Comunicación