Muchos de los aromas que olemos y que están en los perfumes y productos cosméticos se producen en las industrias con un saldo negativo porque el proceso es contaminante. Es por eso que un equipo de científicos del Instituto de Investigaciones en Catálisis y Petroquímica (INCAPE), que depende de la Universidad Nacional del Litoral y del Conicet, logró obtener fragancias con olor a violetas y también una sustancia que forma parte de la vitamina A de una manera más amigable con el medio ambiente.
La investigación, que comenzó hace cinco años y ya está en su etapa final, es una de las pioneras a nivel internacional. La clave del proyecto consistió en producir una sustancia que se llama catalizador, que permite acelerar una reacción química entre compuestos líquidos y así transformarlos en la fragancia. “En el proceso industrial, que alcanza rendimientos muy altos, se usan catalizadores -sustancias básicas y ácidas- que son líquidos. Pero deterioran las instalaciones de las plantas químicas y son de difícil manejo. Además no pueden volver a reutilizarse con el mismo fin”, explica Verónica Diez, una de las investigadoras del proyecto.
Lo más perjudicial es que estas sustancias “son tan contaminantes que si se tiran al río provocan la muerte instantánea de plantas y peces. Hay que hacer un proceso para neutralizarlas, lo que provoca costos económicos muy elevados”, agrega Isabel Di Cosimo, integrante del estudio.
Para Diez, existe en la actualidad “una creciente preocupación ambientalista que exige el reemplazo de una tecnología contaminante por una que no lo es”. Entonces, junto con Di Cosimo y el investigador Carlos Apesteguía llegaron a una conclusión para elaborar aromas: sustituir catalizadores líquidos por sólidos. “La ventaja de los catalizadores sólidos es que se pueden recuperar después de realizar el proceso y reutilizarse para cumplir la misma función. Además, es mucho más fácil separar en el proceso una sustancia sólida de una líquida (que es la fragancia)”, recalca Diez.
En cambio, en el proceso industrial “hay que separar la fragancia líquida con un catalizador líquido, y eso se hace con equipamiento costoso y recursos tecnológicos para que no contamine”, explica Di Cosimo. De la forma que ensayaron los investigadores, los costos son “menores” y los rendimientos “son tan altos como el proceso industrial. La contaminación ambiental desde el vamos es un problema que desaparece”.
A partir de la investigación, los científicos obtuvieron una sustancia con tres estructuras diferentes. Dos son valoradas en productos cosméticos y en los perfumes: es la fragancia final con olor a violetas. “Una es más frutal y el otro huele específicamente a violetas”, detalla Diez. “En el laboratorio había un perfume riquísimo, se sentía el aroma”, describe Di Cosimo. El otro compuesto es un “pedacito que, junto con otras sustancias, forma parte de la Vitamina A. Sirve dentro de la síntesis de fármacos”, explicó la investigadora.
Para lograr todo eso, el proyecto que desarrollaron en INCAPE se dividió en dos etapas. En la primera, realizaron la reacción química entre el citral –un compuesto con aroma a limón- y la acetona utilizando catalizadores sólidos llamados básicos, como el óxido de magnesio impregnado con litio. En la segunda etapa, también se emplearon catalizadores sólidos pero en este caso son ácidos, como el ácido tríflico.
Los investigadores aseguran que éste es el último año del proyecto y no pierden las esperanzas de conseguir un sponsor industrial. “Nuestras expectativas es comercializarlo y que alguna empresa de cosmética del país o del mundo se interese en nuestro estudio”, expresa Di Cosimo.
Aromas de plantas. Además del procedimiento industrial y el proyecto del INCAPE, que crean fragancias artificiales en los laboratorios, hay una tercera forma distinta de obtener los aromas: a través de la planta. En el caso de la fragancia con olor a violetas, es necesario “sembrar una enorme cantidad de campos de violetas”, explica Di Cosimo. Para la obtención del aroma se utiliza el método de extracción en varias etapas utilizando combinaciones de solventes (hexano, dietil eter, alcohol etílico).
“La parte de la planta utilizada es la hoja ya que es muy difícil obtener el aceite esencial a partir de las flores. Este proceso no resulta eficiente hoy en día, es por eso que se lo está reemplazando por la producción sintética de la fragancia”, aclara Verónica Diez, que agrega que “la sustancia química obtenida es la misma, ya sea a través de la forma natural como de los laboratorios”.
Vea la inforgrafía.
* Especial para Perfil.com